Todos sabemos que el creador de Pancho Madrigal es Fabio Gadea Mantilla, pero quiero dirigirme a este con el nombre de aquel, por los 51 años que recientemente ha cumplido llegando al corazón y la mente de los nicaragüenses de la ciudad y, especialmente, del campo. Y creo hacerlo en nombre de millones de ciudadanos que amamos a Nicaragua, como él ha demostrado amarla, en muchos años de “Cartas de Amor a Nicaragua”, “Pinceladas Nicaragüenses” y estando al frente de Radio Corporación, hablando el lenguaje de su pueblo contra la dictadura somocista, contra la dictadura del FSLN y la actual dictadura orteguista.
En Nicaragua tenemos un indiscutible y muy fuerte líder ideológico que ha sabido comprar conciencias y que luce imbatible en su afán de permanecer en el poder por medio de otro fraude electoral. Las ideologías pueden surgir con buenas intenciones, como el socialismo, basado supuestamente en evitar “la explotación del hombre por el hombre”, pero que en la práctica ha sido una doctrina de intelectuales que tienen la arrogancia de creer que pueden controlar a toda la sociedad (como dijera Margaret Tatcher) y que han recurrido a todos los medios posibles para permanecer en el poder, incluyendo los asesinatos políticos, como lo han hecho las dictaduras de Stalin, Fidel Castro y del mismo Daniel Ortega, moldeando la ideología a sus propios intereses.
Fabio Gadea Mantilla no es un líder ideológico. Su liderazgo está basado en el modelo que, quizás sin quererlo, ha sabido construir por su valentía, su honestidad, su honorabilidad, es decir, por sus valores y principios, capaces de inspirar a toda la sociedad, entendiendo en estos conceptos el bien común, como la búsqueda de lo mejor para cada uno sin hacerle daño a nadie, lo que solo puede ocurrir cuando la ley está por encima de los hombres y la tarea de las autoridades es hacer cumplir la ley y no violarla en beneficio de unos grupos o personas.
En estos momentos no tenemos otro líder de la estatura moral de Fabio Gadea Mantilla que genere consenso y que pueda llevar una campaña electoral y un gobierno de los valores y principios contra una ideología que daña a nuestra madre patria.
Cuando Nelson Mandela llegó al poder en Sudáfrica su ideología pudo haber unido a la gente de color, pero su carácter, sus valores y principios pudieron unificar a su nación. En Nicaragua necesitamos unificar nuestra nación más allá de los intereses mezquinos del orteguismo. No debemos pasar ni un año más bajo este yugo. Usted, don Fabio, como Mandela, también es el capitán de su alma.
Las objeciones que puso don Fabio a su candidatura presidencial se referían, de manera indirecta, a que el pueblo y sus organizaciones políticas, sociales y gremiales no somos capaces de impedir otro fraude electoral, pero debemos confiar en nuestro pueblo y esperar que con un liderazgo como el suyo y un compromiso auténtico, hasta las últimas consecuencias de los hombres y mujeres que amamos a Nicaragua, podemos orientarnos a un futuro mejor para las generaciones venideras.
Don Fabio, usted debió aceptar la candidatura presidencial. Nicaragua lo necesita ahora más que nunca y lo recordará por siempre. Oramos para que su alma siga demostrando su amor por Nicaragua.
El autor es directivo nacional del Partido Acción Ciudadana (PAC), miembro de la Coalición Nacional por la Democracia.