El desarrollo económico de Nicaragua no solo está relacionado con la productividad de su mano de obra y a las exportaciones, sino también a los niveles de innovación que aportan a la consolidación de industrias más sólidas. Sin embargo, Nicaragua en lugar de avanzar ha retrocedido en innovación, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Según OMPI, las innovaciones de los últimos trescientos años han influido en casi todos los aspectos de la actividad humana y han transformado las economías del mundo. “Los avances tecnológicos del pasado han sido parte esencial de las expansiones duraderas de la producción económica”, expresó el director general de la OMPI, Francis Gurry, en el Informe Mundial sobre la Propiedad Intelectual: la innovación revolucionaria y el crecimiento económico.
“A fin de que la innovación tenga éxito a nivel de las empresas o en la economía en general es necesaria la perseverancia, especialmente en períodos de débil crecimiento en que los presupuestos están sometidos a presiones. Tenemos que fortalecer los entornos que den lugar a las tecnologías revolucionarias del mañana”, agrega Gurry .
EL PESO DE LA INNOVACIÓN
Pero ¿cuál es el peso del índice innovador en Nicaragua? ¿Qué tantos avances hay en esa materia o qué porcentaje invierte en una empresa para mejorar y revertir la tendencia negativa de los indicadores internacionales?
El año pasado Nicaragua ocupó el puesto 130 de entre 141 economías evaluadas en el Índice Mundial de Innovación que realiza anualmente la OMPI. Ese puesto muestra un retroceso, ya que en 2014 estuvo en el puesto 125 y en 2013 en el 115 de un total de 143 y 142 países evaluados, respectivamente.
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Para la especialista en desarrollo de negocios, María Zavala, esas calificaciones negativas se deben a la falta de una cultura y conciencia clara de por qué debemos innovar.
“La innovación puede ser la introducción de nuevos productos o servicios, nuevos métodos para hacer las cosas con el fin de crear beneficios tangibles, solucionar problemas o crear eficiencias. A nivel empresarial, la creación de productos y servicios innovadores mejoran la calidad de vida de sus consumidores, lo cual se debe traducir en mayor rentabilidad para las empresas y por ende un mayor crecimiento económico para el país”, expresó Zavala.
Y agrega que también está ligado a los niveles de inversión de los que dispone un emprendedor, seguido del temor de no poder obtener capital nuevamente si fracasa en sus primeros intentos.
“Muchas pequeñas empresas inician sus operaciones con capitales bajos, ya sea a través de ahorros personales, familiares o préstamos a terceros, entonces al momento de invertir prefieren disminuir el riesgo de perder ese capital si apuestan a negocios que saben de antemano que les han sido rentables a otros”, manifestó Zavala.
Este temor, según la especialista, se convierte en el principio del estancamiento en la innovación, porque eventualmente se cae en la despreocupación de intentar algo nuevo, diferenciador, y se sobresatura el mercado con muchas pequeñas empresas ofreciendo lo mismo, bajo las mismas condiciones.
Vea:
Suiza, Reino Unido y Suecia lideraron en 2015 la innovación según la OMPI. Lea @laprensa @LPActivos pic.twitter.com/ViS08m8kPF
— Yohany López (@jonylopez14) 29 de mayo de 2016
Juan Carlos Amador, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), reconoce que existe una oportunidad para que las empresas den un salto en temas de investigación para poder innovar en sus procesos y productos.
“Además de patentar, tenemos que desarrollar laboratorios de aprendizaje e investigación para alcanzar un nuevo nivel innovador. Hay que saber apoyar las ideas de los nuevos talentos, aunque parezcan poco convencionales”, expresó.
SE NECESITA VINCULAR CON LOS RETOS COMPETITIVOS
Salvador Aragón es docente de Innovación en la escuela IE Business School, en Madrid España, y vía electrónica responde que la primera tarea es vincular la innovación con los retos competitivos de sus compañías, afirmando que no es un fin en sí misma, sino un medio para conseguir diferenciación.
En ese esfuerzo Aragón explica que todos somos capaces de innovar y ello no implica ser el primero, sino ser en ocasiones el imitador más inteligente.
“En el caso de las mipymes toma aún más importancia poner el máximo foco en qué se innova. Debe concentrar sus esfuerzos en aquellos aspectos que le aporten una diferenciación más rápida. En este sentido juega con ventaja porque puede reaccionar mucho más rápido que las organizaciones de mayor tamaño, explorando nuevas vías y en su caso cambiando el rumbo y abandonando caminos que de repente no son tan prometedores como se esperaba”, explica el docente de la escuela madrileña.
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Por ello Juan Carlos Navarro, líder técnico principal de ciencia y tecnología en la división de Competitividad e Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), relata que la mayor parte de los países de Latinoamérica ha incrementado recientemente sus inversiones en capital humano avanzado e infraestructura tecnológica.
“Y el sector privado parece más comprometido con actividades de innovación”, escribe Navarro en el Blog Puntos sobre la i, dejando claro que el desarrollo económico es posible cuando existen políticas e inversión pública y privada.
SE REQUIERE POLÍTICA DE INNOVACIÓN
Sobre la tarea de elevar los niveles de innovación en el país, como una opción para llevar desarrollo económico, tanto la OMPI como el BID coinciden en la urgencia de que sea a través de la implementación de una política.
“Las políticas de innovación desempeñan una función esencial para las economías en desarrollo y las economías emergentes, en las que el fomento de la innovación es un aspecto central de los planes y estrategias de desarrollo y una clave para hacer frente a problemas sociales apremiantes, como la contaminación, los problemas de salud, la pobreza y el desempleo”, destaca en su informe la OMPI.
Por su parte, Navarro agrega que existen también hechos prometedores para América Latina y el Caribe.
“En las últimas dos décadas se han multiplicado los intentos por desarrollar políticas públicas en materia de innovación y se ha invertido al mismo tiempo un considerable esfuerzo en aprender de ellas y evaluar sus resultados e impactos”, sostiene Navarro mediante comunicación electrónica.
Poca inversión
0.1 por ciento o menos del Producto Interno Bruto (PIB) es lo que invierte Nicaragua en materia de innovación, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El porcentaje es similar al que destina El Salvador, Guatemala y Honduras.
0.47 por ciento del PIB es la inversión de Costa Rica en innovación y, según el BID, esa cifra la ubica como la nación centroamericana que porcentualmente más invierte, seguido de Panamá, con el 0.20 por ciento de su PIB.
0.70 por ciento del PIB es el gasto promedio que realiza América Latina en innovación y, según el BID, este es realizado casi exclusivamente por el sector público con una muy limitada participación del sector privado.
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Innovación y comercio
Para que Nicaragua y el resto de países de la región alcancen nuevos niveles de productividad es necesario que exista una estrategia nacional de innovación, señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
A su vez aboga por que los gobiernos fomenten el comercio intrarregional y la integración de las cadenas de valor, como una opción para el desarrollo social y económico.
En ese sentido aclara que se fortalece la percepción sobre la importancia de invertir en la compra de tecnología que ayuda también a ser más competentes y establecer ideas nuevas en las tareas diarias e innovar en productos o procesos.