No es preciso ver a Cairo Murillo para percibir un cierto rictus de amargura en su voz. Tampoco ha subido el tono o usado palabras fuertes, pero ha ido directo al punto sobre el sentimiento que alberga después de cambiar de equipo.
En una semana, Murillo ha pasado de dirigir a los Dantos de Managua, a entrenar los lanzadores del San Fernando. Y aunque intenta cerrar un ciclo mientras abre el siguiente, pasa revista a lo sucedido y asegura que la experiencia ha sido desagradable.
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“No vuelvo a dirigir un equipo. Mejor me voy a dedicar a lo mío, que es el picheo. La verdad, me parece injusto que perdás un trabajo y se te culpe de situaciones sobre las que no tenés nada que ver”, dice Murillo, sin señalar a nadie en particular, pero no hace falta.
Murillo salió de los Dantos porque el equipo voló por debajo de las expectativas. Ese plantel fue armado con una sólida plantilla, pero diversos factores impidieron que consiguiera el rendimiento deseado. Al final, se culpó al mánager.
“Yo me quiero enfocar en lo que viene y en lo que puedo hacer con el San Fernando, pero si te ponés a revisar, los Dantos nunca estuvieron completos, siempre faltó un jugador importante por lesión y el culpable es el mánager”, agrega.
Ahora se apresta a unirse a las Fieras, equipo de recia ofensiva, pero con un picheo que levanta muchas interrogantes. A pesar de su experiencia, Murillo dice que no llega con una vara mágica, pero que espera ser útil en el club de Masaya, que conserva a Daniel Miranda.
“Vamos a trabajar junto con Daniel, que es el coach de picheo. Entre ambos, tenemos la misión de levantar al equipo, pero la clave será el trabajo de todos. Quizá lo más importante, es que ahí hay talento”, señala el extimonel.
DETALLES
Cairo Murillo, nacido en Nandaime, jugó en el San Fernando en el año 2000, justo cuando registró su mejor temporada en la Primera División, al acumular 11-4 y 1.71 en su balance.
El San Fernando está actualmente en el puesto 11, justo en el borde de la clasificación. Doce equipos pasan a la siguiente etapa. Así que un resbalón sería fatal. La única salida es tratar de subir y a eso apunta la llegada de Murillo.