Los nicaragüenses en el exterior tendrán en las presidenciales del 2016 preponderante participación ya que ellos representan un sector importante de nuestra población.
Esta vez el voto de ellos será más decisivo, ya que además de la inducción de votos que significan también harán un gran esfuerzo por venir a votar y promoverán con su ejemplo que sus familiares, amigos y vecinos, voten también por la fórmula presidencial de la oposición al orteguismo, que más posibilidades tenga de ganar.
No será la primera vez que los nicas del exterior demuestren su garra democrática y patriótica. Siempre lo han hecho. Desde los años ochenta hasta la actualidad, siempre se ha logrado contar con el apoyo económico, moral y democrático de los miles de nicaragüenses que por razones ajenas a su voluntad en su gran mayoría se han marchado del país, unos por el régimen de Anastasio Somoza, otros por el de Daniel Ortega, siendo bajo este último que se viene produciendo el éxodo más grande de nuestra historia, ya sea a Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala, Honduras, España, El Salvador o Panamá, en busca de mejores oportunidades de vida para sí mismos y para sus familiares. Lamentablemente, los mandatarios anteriores a Ortega, desde doña Violeta Chamorro, don Arnoldo Alemán y don Enrique Bolaños, les han dado la espalda.
Recuerdo que en el año de 2006 se llevó a cabo el primer encuentro de la diáspora en Miami, al que asistió el presidente Bolaños y que fue organizado, entre otros, por el arquitecto José Francisco Terán y en el que, por primera vez, nicas de diversos criterios y descendencias sociales y culturales participamos en ese importante cónclave, que se llevó a cabo para tratar de armar una agenda para quienes viven en el exterior procurándosele desde el Estado de Nicaragua proporcionar algún apoyo, como el impulso de la cedulación, mejoras consulares, nombramiento de un viceministro para la atención de la problemática y otros temas.
¿Qué fue lo que ocurrió? Que a los pocos meses se dieron las elecciones presidenciales, en las que, producto de la división del liberalismo, la democracia perdió el poder retomado desde 1990 y todo quedó una vez más solo en promesas y papeles firmados y signos de buenas voluntades. Lamentablemente también el gobierno actual tampoco ha hecho nada por las inmensas mayorías sobre todo establecidas en Estados Unidos y Costa Rica.
Sin embargo esto no ha sido motivo para que los nicaragüenses que residen en el exterior se olviden de su terruño. Es más, según las estadísticas, crece cada año el número de paisanos que vienen a juntarse con los suyos, regocijarse en su patio natal y sentir el orgullo de la sangre nica en sus venas desde los cuatro costados del suelo pinolero. Y esta realidad es la que los motiva también a procurar retomar la senda de la democracia para las próximas elecciones y para los años futuros.
Los partidos de oposición que buscan ganar las elecciones deben tomar muy en cuenta esta iniciativa y no moverse únicamente en función de buscar votos para las elecciones sino empezar a proponer iniciativas de ley que favorezcan a nuestros hermanos en el exilio y que quedaron en el olvido con este régimen. Asimismo derogar aquellas otras que los limitan o inhiben de ejercer derechos político.
El autor es miembro de la Mesa Directiva de la Coalición Nacional por la Democracia