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Eduardo Enríquez

Milénicos y su falta de interés en política

Los milénicos o “millennials”, como son conocidos en inglés, son el segmento de la población que nació entre 1981 y 1995, aunque hay quienes dicen que esta generación abarca a los nacidos hasta el año 2000.

A nivel mundial se les describe como jóvenes que han tenido una infancia y una adolescencia relativamente segura y feliz, no creo que esa generalización se aplique a los milénicos nicaragüenses, pero independientemente de eso, aquí, como en el resto del mundo son un segmento de la población importantísimo, porque sobre sus hombros está el futuro de la sociedad en los próximos cuarenta años, por lo menos.

Según el informe Nicaragua en Cifras 2015 del Banco Central (BCN), los milénicos (si la definición incluye personas entre 20 y 35 años de edad) suman unos 1.7 millones de personas. Pero como en Nicaragua las personas pueden votar desde los 16 años, podríamos optar por la versión más amplia de los milénicos, lo que nos daría un segmento de la población de más de 2.3 millones de personas.

Las cifras del BCN se basan en proyecciones de población del Inide. Proyección solamente porque este gobierno no realizó el Censo Nacional de 2015 —y no se sabe cuándo lo hará—, pero ese es otro tema. Si nos basamos en esos datos, pues el padrón electoral no ha sido depurado y es un desastre, entonces la proyección del Inide nos daría para el 2016 una población votante de 4.2 millones de personas, de los cuales los milénicos conforman más de la mitad.

Cómo conectar con estos jóvenes y cómo interesarlos en la política debería ser prioridad número uno de cualquier partido político. Sin embargo, un estudio realizado por el Centro de Investigación de la Comunicación (Cinco) revela que estos jóvenes no están interesados en política ni en elecciones.

En una descripción que suena a reproche, el estudio, según leí en Confidencial, dice que esa “generación yo”, como le llaman en la publicación, está más interesada en su autosuperación y los contrapone “con los jóvenes de hace cuatro décadas, (cuando) hombres y mujeres arriesgaron sus vidas por una causa”.

A mí me parece maravilloso y nada reprochable que los milénicos nicas estén enfocados en sus estudios, en su trabajo, en su superación, en tener casa y una familia. Me parece que los más viejos nos hacemos un flaco favor al tratar de poner como ejemplo lo que vivieron los jóvenes de hace cuatro décadas. Aunque hoy vivimos de nuevo bajo otra dictadura, deberíamos estar agradecidos que nuestros jóvenes no están muriendo en las calles o en las montañas.

¿Sería bueno para la sociedad que este segmento de la población tuviera mayor interés en política? Claro que sí. Sobre todo para evitar llegar a las tragedias de las décadas de los 70 y 80. Pero esa apatía no es culpa de ellos, sino nuestra, sobre todo de una clase política y un régimen compuesto por gente que ya está bien avanzada en la tercera edad y quiere seguir viviendo a expensas del erario sin generar beneficio a la sociedad.

Si creemos que por compararlos con jóvenes de hace 30 o 40 años vamos a lograr que un chavalo de 20 se entusiasme en política, estamos equivocados. Solo piense —si usted no es milénico— qué tan remoto le suenan eventos que ocurrieron cuando usted tenía 5 años o peor aún cinco años antes que usted naciera.

Por ejemplo, yo nací en 1966, el año que René Schick murió, y para mí su presidencia me parece remota. Ya no digamos el asesinato de Anastasio Somoza García, un evento que ocurrió diez años antes que yo naciera. Entonces, aparte del interés histórico, ¿qué relación con su vida, sus necesidades, sus ambiciones, sus preocupaciones y sus retos le pueden hallar los jóvenes de entre 25 y 30 años a eventos que ocurrieron en 1979? Y solo ese segmento representa en Nicaragua unas 600 mil personas.

¿Entonces qué deben hacer los partidos? Deben acercarse a los jóvenes, pero no para decirles cómo los viejos fueron mejores o para llenar una plaza o para darles una camiseta y una resma de papeletas para que las vayan a pegar a paredes y postes. Deben acercarse para escucharlos, entenderlos, integrarlos y trabajar con ellos propuestas de soluciones a sus problemas.

Hacer otra cosa solo garantiza la apatía o la alienación. Eso le conviene al régimen, pero a los que queremos una sociedad mejor, definitivamente no.

Twitter: @guayoperiodista

 

COMENTARIOS

  1. jose m. fernandez.
    Hace 8 años

    Alguien esta haciendo un buen trabajo de descentralización política de las mentes jóvenes de esta nación.Bravo por los sabios,q’ se merecen el poder.Mientras los otros por supuesto bien dormidos en sus laureles,en sus cuitas,pleitecitos,y guerrillas partidarias intestinas.Como todos los tontos útiles.

  2. Sergio Bustamante
    Hace 8 años

    Apartando algunos elementos innecesarios de este texto -específicamente lo del Censo Nacional y el padrón electoral- me parece muy acertado. A los jóvenes no les interesa, al menos a la mayoría, la política de este país. Y es que lo lamentable que política se ha traducido solamente a lo que son partidos y figuras, o FSLN, o PLC, o Daniel Ortega, o Arnolodo Alemán (hablando por lo que recuerdo, tengo 23 años). Política como bien dice el señor, se trata de inclusión, de conocimiento. El joven no conoce ni de derechos, o de cuánto puede hacer. Las redes sociales son una herramienta para difundir esto. Pero en efecto, debemos alejar a los dinosaurios ambiciosos. Enhora buena este texto, aunque casi no escribe don Eduardo, lo ha hecho con atino. Saludos.

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