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La candidata presidencial Keiko Fujimori participa el martes pasado en un acto de campaña en una zona popular de Trujillo, en la costa norte peruana. LA PRENSA/EFE

El clan Fujimori a la caza del poder

Con Keiko al frente de los sondeos y con posibilidades reales de convertirse en la primera mujer presidenta de Perú, la familia del patriarca Alberto Fujimori sigue marcando el pulso de la vida política del país.

Con Keiko al frente de los sondeos y con posibilidades reales de convertirse en la primera mujer presidenta de Perú, la familia del patriarca Alberto Fujimori sigue marcando el pulso de la vida política del país.

Descendiente de emigrantes japoneses, Keiko Sofía nació a la sombra de la presidencia de Alberto Fujimori, “El Chino”, quien actualmente purga una condena de cárcel de 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad perpetrados durante sus diez polémicos años de gobierno (1990-2000).

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Durante ese periodo, declaró una guerra sin cuartel a Sendero Luminoso y con ayuda de su mano derecha, Vladimiro Montesinos, se perpetraron en Perú todo tipo de violaciones de los derechos humanos, sobornos, chantajes y corrupción. Como en una telenovela latinoamericana, no faltaron el nepotismo, las traiciones, los amores y los despechos.

DRAMA CON ESPOSA

Empezando por su esposa, Susana Higuchi, hija también de inmigrantes japoneses, en 1992 denunció a los hermanos de su entonces todopoderoso marido, por apropiarse de donaciones japonesas que iban para ciudadanos pobres. Ese mismo año, el patriarca Fujimori dio un autogolpe en connivencia con los militares y disolvió el Congreso para reescribir una Constitución tallada a su medida.

Tres hermanos de “El Chino”, Juana, Rosa y Pedro Fujimori fueron declarados prófugos de la justicia peruana, que los busca por enriquecimiento ilícito, peculado doloso y asociación ilícita para delinquir por el presunto desvío de dinero de donaciones a unas ONG que ellos administraban cuando Alberto era presidente.

El movimiento No a Keiko, integrado por organizaciones civiles, estudiantiles y sindicatos, organizó el martes una multitudinaria marcha en el centro histórico de Lima, Perú. LA PRENSA/AP

Las dos hermanas huyeron a Japón en 2000 y Pedro se fue en 2004 a Estados Unidos, desde donde nunca han regresado. Según el fujimorismo, Pedro murió hace más de tres años.

DIVORCIO Y CANDIDATURA

En los comicios de 1995, y tras un traumático divorcio, Higuchi trató de desafiar al patriarca del “Fujimorismo” en las urnas, pero su astuto exmarido había hecho aprobar una ley que prohibía a los familiares cercanos aspirar a sucederle, lo que la expulsó de la carrera presidencial.

Tras el divorcio de sus padres, Keiko ocupó a los 19 años el puesto de primera dama en sustitución de su madre, quien en 2002 denunció que había sido torturada “por órdenes superiores” en las mazmorras del temido Servicio de Inteligencia Nacional que dirigía Montesinos.

Aunque Susana Higuchi ha aparecido en alguna ocasión apoyando a su hija en la última campaña para las elecciones de este domingo, cercanos al entorno familiar comentan que las relaciones con la actual candidata no son de las mejores. Keiko declaró recientemente que las acusaciones de su madre son “leyendas”.

UN PADRE PARA BIEN Y PARA MAL

La sombra de un enfermo Fujimori, de 77 años, sigue persiguiendo indeleblemente a la aspirante a convertirse en la primera mujer en dirigir los destinos de Perú. Para bien y para mal.

Para bien, porque muchos analistas consideran que buena parte de las preferencias que le otorgan los sondeos, es voto cautivo heredado de su padre, quien se atribuye haber acabado con la violencia y la inseguridad que generaba Sendero Luminoso. Y para mal, porque muchos temen que si llega al poder, Keiko perdone al padre, como prometió en su anterior campaña presidencial —y que le hizo perder la apuesta— permitiendo que lo peor del “Fujimorismo” vuelva a campar a sus anchas en el país.

TERMOR AL “FUJIMORISMO”

Ese miedo al regreso del “Fujimorismo” ha movilizado a miles de peruanos contra la nominación de Keiko. El martes pasado, más de 30,000 personas marcharon pacíficamente en varias ciudades de Perú en contra de la candidata del partido Fuerza Popular (derecha).

En la capital se desplegaron miles de agentes mientras los manifestantes sostenían carteles con rostros de Keiko y frases como: “El fujimorismo no ha cambiado” o “Pueblo que elige a corruptos no es víctima, es cómplice”. Algunos se disfrazaron de Alberto Fujimori, mientras que otros lo hicieron con la imagen de Vladimiro Montesinos, condenado más de treinta veces por diversos delitos de corrupción y asesinato.

Uno se disfrazó de un cerdo que llevaba en la cabeza un casco negro con letras blancas que decían “Colina”, el nombre del escuadrón de militares asesinos que según jueces actuaron bajo el conocimiento de Fujimori y mataron a 25 peruanos, entre ellos un niño de 8 años que recibió 11 disparos.

Pedro Pablo Kuczynski,  candidato de Peruanos por el Kambio (PPK).  LA PRENSA/AP

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