Impulsados por el aliento de su público, pero sobre todo por su propia desesperación, los Cavaliers de Cleveland convirtieron su potencia en heroísmo y apalearon 120-90 a Golden State, en el tercer duelo de la Final de la NBA.
El equipo apagado y vapuleado en los dos primeros partidos, funcionó con energía y precisión, y al ritmo de un LeBron James, que volvió a atacar con la ferocidad habitual, avanzaron a prisa hacia la victoria que deja la serie 2-1.
James acumuló 32 puntos y 11 rebotes, mientras Kyrie Irving lo secundaba con 30 tantos, en camino a una paliza que quedó establecida desde el primer período, ganado 33-16 por la tropa de Cleveland, ante unos Warriors, que no le hallaron la vuelta al partido.
Esta paliza con diferencia de 30 puntos, es la más grande propinada por un equipo, que ha perdido su duelo anterior precisamente por 30 tantos de diferencia.
Stephen Curry lució apagado como todo el equipo de los Warriors, y fue reducido a 19 puntos sin mayor trascendencia en una paliza que mantuvo agitado la Quicken Loans Arena, donde James montó su show particular.
Cleveland fue abrumadoramente superior a Golden State, que tras mostrar señales de vida en el segundo período (27-18) no volvió a levantar cabeza y terminó aturdido por unos Cavaliers que se volvían más intensos a través del juego.
El equipo desesperado de los dos primeros partidos, se convirtió de súbito, en una tropa equilibrada al mostrar una defensa ordenada y un eficaz ataque, que no tuvo freno toda la noche, mientras se dedicaba a hacer estragos.
LA FIERA
El cuarto duelo de la serie, que está 2-1, a favor de los Warriors, será mañana ( 7:00 p.m.) en Cleveland.
LeBron James con 32 puntos y 11 rebotes, volvió a mostrar el liderazgo que necesitaban los Cavaliers para evitar otro descalabro.
Stephen Curry con 19 puntos y Harrison Barnes con 18, fueron los mejores por Golden State.