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Cartas al Director
César Augusto Lacayo L.

Inversiones con visión y coraje

Una de las inquietudes que con frecuencia tenemos los empresarios al momento de decidir sobre nuestros planes de inversión es el entorno económico, social e institucional prevaleciente.

Comprendemos muy bien que América Latina —por ejemplo— vive en un proceso de transformación que muchas veces nos incentiva a la audacia en los negocios, pero también debemos reconocer que otras veces el efecto es contrario, provocando más prudencia, mayor profundidad en el análisis y retardación en las acciones.

Como dice la “Declaración de Bolivia” promulgada por el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el pasado mes de abril, los empresarios no somos simples observadores de estos cambios que se están produciendo, sino, participantes activos en busca de las mejores opciones, siempre bajo principios institucionales, democráticos y respetando los valores universales, así como la vigencia de políticas económicas que acertadamente promuevan la sostenibilidad ambiental.

Cuando hablo sobre estos temas con mis amigos empresarios del CEAL, coincido totalmente en que para invertir en estos tiempos de transformaciones se requiere de dos elementos fundamentales: visión y coraje, ninguno separado del otro, pues el escenario internacional es complejo, hay una desaceleración de la actividad económica global, especialmente en Asia y Europa, aunque Estados Unidos y América Latina crecerán —este año— entre 1 y 2 por ciento con respecto al PIB. El caso de Nicaragua lo conocemos bien, dichosamente es un privilegio crecer con tasas superiores a las promedias regionales y subregionales.

La realidad mundial nos está diciendo que, además de las condiciones políticas básicas, se necesita mucha capacidad de innovación para el impulso de nuevos negocios que aporten al logro de la Agenda 2030, mejor conocida como: Objetivos de Desarrollo Sostenible. Son estos temas de fondo los que analizaremos y debatiremos en la II Junta Ampliada 2016 del CEAL, que se efectuará en Managua los días 17 y 18 de agosto, con la participación de más de un centenar de líderes empresariales provenientes de 21 países de América Latina, la península Ibérica y el Caribe.

Nicaragua ha sabido proyectarse como una nueva plataforma de inversiones en el centro de América, con estabilidad económica certificada por el FMI, con una fuerza laboral cada vez mejor formada, con una reconocida seguridad ciudadana y con un protagonismo gubernamental que facilita el desarrollo empresarial. Son ventajas competitivas que hacen de este país un interesante destino de negocios.

No obstante, las oportunidades deben contrastarse con las megatendencias mundiales. Con visión de mediano y largo plazo, los empresarios debemos descubrir en dónde se ubicarán nuestros países cuando, por ejemplo, la transición demográfica haya alcanzado su punto pico con respecto al crecimiento poblacional. Según la CEPAL, la población regional continuará creciendo hasta mediados del presente siglo y alcanzará un máximo de 779 millones de habitantes en el 2050. En la actualidad somos 625 millones de latinoamericanos, es decir que en 34 años la población crecerá aproximadamente 25 por ciento.

Como sabemos, a lo largo de las distintas etapas de la vida, las personas establecemos diferentes relaciones con la economía y la sociedad, participando de manera diferente en la producción y el consumo. De allí que la estructura por edad de la población y sus cambios tienen una estrecha relación con los procesos de desarrollo económico y social. Un dato importante que los líderes empresariales debemos considerar es que a partir del 2023, el grupo de 20 a 39 años de edad dominará la pirámide poblacional, sustituyendo al grupo de entre 0 a 19 años. Es lo que se conoce como “bono demográfico” que —por supuesto— debemos saber aprovechar.

En ese sentido, insisto y subrayo que el sector empresarial es un actor activo, no un simple observador pasivo de los procesos de transformación. Para eso nos estamos preparando, para profundizar y liderar el debate sobre las alternativas que tenemos de fomentar la innovación, realizar a tiempo el cambio generacional, aumentar la productividad y la competitividad, remover obstáculos, continuar con los esfuerzos por reducir la burocracia pública y privada, proteger la propiedad privada, privilegiar el financiamiento interno e intensificar las alianzas de prosperidad. América Latina puede sobresalir con visión y coraje.

El autor es Presidente del Capítulo CEAL Nicaragua y Presidente del Grupo CALSA.

Opinión Economía inversiones archivo
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