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Salvador Ampié Calero

¿Existe el poder sanador de la fe?

1. Luis y Estela asisten a un pequeño grupo de cristianos que nos reunimos dos veces en la semana sin prevalencia de ninguna denominación.

El primero, Luis Aráuz Arias cumplió dos años de operado de cáncer pulmonar, desahuciado por el especialista que le dio dos semanas de vida, pues había sido tratado con siete ciclos de quimioterapia y 25 radiaciones en cobalto 40 para un cáncer de cuarta etapa; por varios hechos que sucedieron su fe espiritual fue creciendo en energía, vigor y fuerza para lograr una vida relativamente sana y productiva con un pulmón.

Estela hace un mes estaba inestable por el temor de que su tumor fuese canceroso; pláticas y sanaciones consolidaron su fe cristiana y el primer examen resultó negativo y en el segundo ultrasonido los médicos le informaron que no había tumor.

Yo fui un alcohólico que estuve en AA y en mis últimas décadas he encontrado alegría de vivir y paz interna en el mensaje cristiano. He encontrado en el mundo espiritual que la casualidad no existe ni el destino ciego y que las cosas sobrenaturales son el pan de cada día.

2. En el lenguaje común fe es la confianza en alguien o en algo, la realidad en cumplir un compromiso; la palabra como fe de garantía, de lealtad. Escuchamos decir que don Juan es un hombre de palabra, de fe; es una fe como confianza y que todos tenemos para valorar y establecer negocios o relaciones. Pero en el portal espiritual tiene una connotación más profunda y sobrenatural, se trata de la plena y total seguridad de recibir lo que se espera, de estar convencido de la realidad de cosas que no vemos ni tocamos pero que se vienen. Esa fe espiritual es un don de Dios, está en todos nosotros aunque en la mayoría no aflora porque está enterrada por el quehacer material del diario vivir, el tiempo dedicado al dinero, al placer, al poder y al lujo. El don de la fe es el fundamento para crecer espiritualmente. La desgracia, el fracaso y la enfermedad son oportunidades para reflexionar, botar la basura de nuestra vida y hacer crecer este don espiritual.

3. En este siglo XXI se dispone de una gran cantidad de evidencias que comprueban que la fe espiritual marca una diferencia en el bienestar total de las personas; que tiene un impacto positivo en la salud mental, física como emocional. Anoto una muestra de lo que han descubierto los investigadores sobre qué puede hacer por ti una pequeña dosis de espiritualidad:

• Estrés: un estudio en el condado de Alameda, California, reveló que los creyentes de la Costa Oeste que participaron en actividades patrocinadas por la iglesia sufren menos estrés que quienes no tienen una vida espiritual.

• Tensión arterial: un estudio de la Universidad de Duke sobre la relación de tensión arterial de personas de mayor edad que asistían a servicios religiosos, que oraban y leían la Biblia con regularidad era menor que aquellos que no seguían esas prácticas.

• Recuperación pronta: el mismo estudio reveló que los pacientes religiosos que pasaban por una intervención de cirugía mayor permanecían ingresados en el hospital una media de once días; mientras que los no religiosos necesitaban veinticinco días de promedio.

• Inmunidad y mejor estilo de vida: una investigación llevada en 1,700 adultos descubrió que la probabilidad de tener bajos niveles interleucina 6, se daba en personas que asisten a servicios religiosos. Otra investigación demuestra que la espiritualidad está vinculada con la reducción del consumo de drogas y alcohol y un menor índice de suicidios; también menos delincuencia, divorcios y mayor satisfacción conyugal.

• Depresión: abatimiento del ánimo. Según estudios de la Universidad de Columbia, en las mujeres hijas de madres piadosas, la incidencia de las depresiones nerviosas es de 66 por ciento menor que en aquellas cuyas madres no tienen actitudes religiosas.

4. ¿Cuáles son las circunstancias en la que te encuentras hoy? ¿Una grave enfermedad pone en peligro tu vida? ¿Crisis familiares, problemas económicos, drogas, alcoholismo?

La fe espiritual no depende de cómo nos sintamos o cual es nuestra situación; no se basa en lo que está a nuestro alrededor, sino que tiene mucho que ver con lo que pasa en nuestro interior. En confiar en Dios que nos fortalecerá en la debilidad, que nos dará esperanza para vivir, que nos guiara cuando dudemos o tengamos temor; paz interna cuando estemos ansiosos y valor cuando sintamos miedo en hacer una cosa. Está lleno de ánimo, es positiva pase lo que pase; es una actitud de confianza que hace que el cerebro libere sustancias químicas positivas, las endorfinas, que refuerzan el sistema inmunológico y dan salud al cuerpo.

El problema no es que no tengas fe espiritual, sino que no has ejercitado la que tienes. Aumenta a medida que aprendemos a confiar en Él durante el día, en las dificultades y pruebas que uno se lo ha buscado. Las enfermedades y los fracasos son oportunidades que nos brinda Dios para que reflexionemos y nos vayamos transformando con la ayuda de un ser superior. Dios no da las desgracias, el accidente, el sida o el cáncer; pero permite nuestra terquedad porque es respetuoso del libre albedrío que nos dio, pero es misericordioso para llevarnos al portal espiritual.

5. Manteniéndome solo con mis capacidades y conocimientos, estaré siempre perdido, triste y enfermo. Comencemos a vivir con la fe para irnos transformando en esta maravillosa experiencia donde lo opaco y sin color comienza a adquirir brillo y recibiremos dones, bendiciones, frutos y sanaciones. Donde la casualidad no existe ni el destino es ciego, donde las cosas sobrenaturales son el pan de cada día.

El autor es exasesor de la Dirección General del MED.

Opinión Fe poder sanador archivo
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