Gerardo Camacho, nació en México y durante muchos años se destacó como agregado cultural en la embajada de su país en Nicaragua. En 1998 se radicó en Managua con su esposa y fundó el restaurante de comida mexicana María Bonita.
¿Cómo le decían de niño?
Mi papá me decía “mi chipotito” porque era muy gordito.
¿Qué es lo peor que le puede suceder en el trabajo?
Que el cliente me reclame porque la comida está salada o muy fría.
¿Sin qué prenda de ropa no puede salir de casa?
Sin mis tirantes porque se me caen los pantalones (ríe).
¿Algún olor preferido?
Un perfume de mujer.
¿Algún alimento o bebida que no puede faltar en su refrigerador?
Tortillas, salsa mexicana y frijoles.
¿Alguna película que lo haga llorar?
Casi todas las que expresan amor. Por ejemplo, El violinista en el tejado.
¿Qué es lo primero que hace al levantarse?
Orar por un minuto. Luego voy a lavarme los dientes y tomo un té verde.
¿Algún concierto al que le gustaría ir?
A uno de Juan Gabriel.
¿Admira a algún personaje?
A Benito Juárez y Sandino, son dos personas que más han dignificado su país.
¿Qué lo pone nervioso?
Ver que el tiempo se me viene encima y saber que me va a ser imposible cumplir con un compromiso.
¿Qué se llevaría a una isla desierta?
No me gusta el mar, ni me acerco. Si tendría que llevarme algo sería una navaja para cortarme las venas (ríe).
¿Ha tenido experiencias con fantasmas?
Cuando mi mamá falleció yo estaba en Haití. Salí a caminar, llegué a una iglesia, pero estaba cerrada y me senté en la puerta llorando. De repente hubo un viento fuerte y sentí que me jalaron del pelo, exactamente como lo hacía mi mamá.