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Siete claves para un nuevo trabajo

¿No ha soñado alguna vez cambiar de trabajo o conseguir un puesto más alto que el que ocupa? Un experto ofrece algunas claves para conseguirlo y sentirse pleno y satisfecho en lo personal y profesional

¿Le gustaría tener un trabajo que le haga disfrutar y le permita levantarse de la cama cada mañana con ilusión? ¿No le apetecería un trabajo alineado con sus valores y creencias y que le haga sentir pleno en términos  laborales? ¿Un trabajo donde valoren su esfuerzo?

Aunque suene utópico en tiempos de crisis, ese trabajo ideal o soñado puede alcanzarse, de acuerdo con Julio Pereira, orientador profesional y director de la Escuela Profesional de Coaching (EPC). “Pueden ser tiempos difíciles, pero muchas veces no se alcanza el objetivo deseado porque es el propio demandante el que se autoimpone límites y trabas”,  explica a Efe el director de la EPC.

“En ocasiones, ante la frustración de no conseguir una meta, se tiende a culpar a otras personas o situaciones de lo que le ocurre a uno mismo y eso alimenta la inmovilidad”, explica este coach, que recalca que si una persona no es consciente de que es parte del problema, tampoco podrá ser parte de la solución.

Para Pereira, “uno no está por casualidad en su trabajo actual ni tampoco es casual el tipo de trabajo que está buscando”, por lo que el primer paso consiste “en aprender a escuchar a nuestro cuerpo y a nuestras emociones, que nos dirán si tenemos que buscar o no una nueva ocupación”.

“Si uno se lanza a buscar el trabajo soñado, no hay que tomar decisiones sin realizar un análisis previo de la situación actual y la viabilidad de la situación deseada y conviene apoyarse en asesores u orientadores profesionales para minimizar riesgos y maximizar las probabilidades de éxito”, sostiene Pereira, quien aporta una serie de sugerencias clave para llegar “a la meta”.

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LAS SIETE CLAVES

Para comenzar a caminar hacia nuestro trabajo deseado lo primero es definir nuestro objetivo y filtrarlo adecuadamente, lo que significa que  debe ser:

1. Específico: “Como objetivo no valdría ‘quiero cambiar de trabajo’.  Cuanto más concretos seamos, más claridad y mayor foco tendremos hacia lo que deseamos: ¿qué tipo de trabajo se quiere encontrar? ¿Dónde? ¿En qué sector? ¿Qué tipo de empresa?”, explica Pereira a Efe.

2. Medible: “Debemos ser capaces de cuantificar tanto la consecución de nuestro objetivo (“sabré que lo he conseguido cuando me contrate una empresa”) como si vamos por el buen camino hacia su consecución, por ejemplo, contando el número de entrevistas de trabajo realizadas”, añade.

3. Realista: “Si mi trabajo deseado es ser jugador de futbol profesional, pero tengo 35 años y nunca he jugado futbol, no estoy siendo muy realista al marcar mi objetivo”, señala Pereira.

4.  Alcanzable: “Si con 20 años estoy jugando en las categorías inferiores de un equipo de primera división, mi objetivo de jugar en el primer equipo será realista, pero si quiero conseguirlo el próximo año, quizás tendría que replanteármelo a más largo plazo al no ser alcanzable en el tiempo propuesto”, explica.

5. Temporal: “La diferencia entre un deseo y un objetivo es ponerle una fecha. ¿Cuándo quiere conseguirlo?”, indica.

6. Ecológico: “¿Cómo afectará a usted y su entorno el que consiga su objetivo?  Imagine que su trabajo deseado le obliga a pernoctar fuera de casa de forma habitual y usted valora la vida en familia. En ese caso habrá una confrontación importante entre sus valores, que le ‘pasará factura’ en el futuro”, según Pereira.

7. Enunciado en positivo:  “El objetivo debe estar enunciado en términos positivos (“quiero conseguir un trabajo que me llene”), porque de lo contrario (“necesito dejar mi trabajo, mi ocupación actual, porque no me satisface”) nos enfocaremos siempre en el problema  en vez de en su solución”, de acuerdo con este experto.

Uno ejemplo de objetivo laboral sería “quiero crear una empresa consultora especializada en el desarrollo de fuerzas comerciales en mayo de 2017”, el cual a su vez tendría otros objetivos parciales , como “matricularme el próximo mes en un Máster de Dirección Comercial y Ventas”, señala.

“Una vez que tenemos un objetivo que cumpla los puntos anteriores, lo escribiremos en un papel y comenzaremos a crear nuestro plan de acción. Primero debemos realizar un análisis de la situación actual, la situación deseada y la distancia que separa a la una a la otra”, explica este asesor profesional.

“Este es uno de los puntos en los que podemos encontrar mayor dificultad al ejecutarlo en solitario, ya que en general no somos conscientes de la mayor parte de nuestras creencias, emociones y comportamientos y solemos funcionar con el ‘piloto automático’”, señala el director de EPC.

Por ello recomienda acudir a uno o varios profesionales que nos ayuden a tomar conciencia de nosotros mismos o al menos hablar del tema con un amigo o familiar con el que nos sintamos bien al conversar, apunta.

 PARA TOMAR CONCIENCIA

Es necesario  hacerse estas preguntas: “¿En qué situación me encuentro? ¿Qué me ha impedido o me impide conseguir mi objetivo? ¿Qué he hecho hasta ahora? ¿Qué obstáculos me puedo encontrar por el camino? ¿Qué capacidades o recursos tengo? ¿Para qué quiero conseguir mi objetivo?”

“Un ejercicio interesante para tomar conciencia de nuestro comportamiento en las entrevistas de trabajo consiste en grabar en video diferentes tipos de entrevistas  simuladas, para después analizarlas y sacar conclusiones que nos permitan realizar acciones que nos acerquen a nuestro objetivo”, según Pereira.

“Hecho esto ya irán saliendo opciones de actuación que iremos analizando una a una, priorizándolas en su ejecución y después  analizaremos los resultados de cada acción para rectificar las posibles desviaciones de nuestro plan de acción”, indica.

“Para conseguir nuestro objetivo es muy importante creer en nosotros mismos y en el proceso que estamos realizando, rodearnos de personas que nos aporten ‘buena energía’ y positividad y alejarnos de quienes nos las quitan y visualizar cada día, durante varios minutos, nuestra meta como si estuviera conseguida, recreándonos en cada detalle y sensación”, apunta.

“Este ejercicio de visualización nos servirá de motivación para el cambio y dará la fuerza necesaria para conseguirlo”, asegura.

“Comprometernos al ciento por ciento con nuestro plan de acción, agradecer todo lo conseguido hasta el momento y a todas las personas que nos rodean, darnos cuenta de que no existe el fracaso, sino el aprendizaje, y ser conscientes de que para obtener resultados diferentes tenemos que hacer cosas diferentes” son otras actitudes decisivas para alcanzar el éxito, según Pereira.

Por último  es fundamental creer en nosotros mismos, en que lo que queremos se puede conseguir y en nuestra capacidad para llevar a cabo las acciones necesarias “y, desde luego, ¡pasar a la acción!, porque sin ella no hay resultados y siempre es mejor dar un muy pequeño paso planificado —del que se obtendrá un aprendizaje— que no moverse”.

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