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Iván de Jesús Pereira

Trump contra la derecha inteligente

Lo más relevante esta semana, en la campaña electoral en los Estados Unidos, ha sido la decisión de Trump de quitarle las credenciales al periódico más importante de esa nación, el Washington Post, al que calificó de “chistoso y deshonesto”. El Post se viene a agregar así a la lista de medios que han sufrido el mismo tratamiento.
Tal actitud tuvo una respuesta contundente del editor del periódico, Martin Baron, quien dijo que “la decisión del señor Trump de revocar las credenciales al Washington

Post es nada menos que la repudiación del rol de la prensa libre e independiente”.
Tomando como irrelevantes las fricciones ocurridas entre Trump y el dueño del Washington Post, Jeff Bezos (una de las principales figuras del momento en el mundo empresarial en Estados Unidos, fundador de Amazon), sospecho que detrás de todo esto hay un mundo de intrigas y de lucha de poder.

No se puede olvidar que desde hace ya un buen tiempo, la derecha inteligente norteamericana, atrincherada en el Post, ha venido estimulando una corriente subyacente que pervive en ese país, yo diría desde su fundación. Una corriente cuyos valores, hacia el racismo, el pensamiento antimigratorio, el miedo a las nuevas culturas y la discriminación, han sido sus estandartes.

El Ku klux klan y la xenofobia nunca han desaparecido, a pesar de haberse producido grandes avances. Basta leer esa novela tan bella salida de la pluma de Harper Lee: Matar un ruiseñor o la no menos patética novela de Richard Wright, Black Boy, para darnos cuenta que Frankenstein subyace en el ambiente.
Tal estímulo nunca ha sido gratuito, lo que se trata es manipular las circunscripciones electorales de los territorios con el objeto de producir efectos determinados sobre los resultados electorales, pudiendo usarse para mejorar o empeorar los votos de un determinado partido político, (algo que Republicanos y Demócratas han usado y abusado) y que se conoce en el lenguaje político como Gerrymandering.

El señor Trump, identifico dicha corriente y con toda conciencia la ha manipulado y se ha convertido en su más brillante exponente.

Pero una cosa es estimular estos valores para conseguir ajustes y lealtades en las circunscripciones electorales y otra cosa es, tomar como emblema dichos valores y tratar de ganar con ellos una elección nacional.

La derecha inteligente lo comprende y se asusta ante los resultados producidos por la creatura que ellos mismos han creado. El Tea Party, (nacido en el 2009) fue un movimiento basado en una política fiscalmente conservadora, donde convergían ideología conservadora, liberalismo libertario, sectores religiosos (en especial los fundamentalistas), se quedó chiquito ante la verborrea del señor Trump.

La crisis ha llegado hasta los límites que en algunos momentos han estado a punto de “romperse las narices” y quebrar al partido.

Las reacciones de Trump ante el Post pueden comprenderse no como un ataque directo a libertad de prensa, sino como una lucha de poder ante gente de su mismo pensamiento, pero con la diferencia de que él no está dispuesto a acomodar su discurso, para ganar la elección, y mantener así el control de Senado y de la Cámara de Representantes; él cree y ese quizás ha sido su éxito, que defendiendo dichos valores, añadido a su increíble habilidad de showman, puede llegar a la Casa Blanca. Trump tiene un compromiso con sus bases, ese norteamericano clase media baja, poco ilustrado, que se siente resentido contra el establishment y que le ha dado el voto. ¡Solo el tiempo dirá quién tiene la razón!

El autor es abogado.

Opinión Donald Estados Unidos Trump archivo
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