La censura de prensa ha devenido en tema de la campaña electoral presidencial estadounidense, a partir de las acciones contra la libertad de información y de opinión que ha puesto en práctica el candidato republicano, Donald Trump, quien tiene una alta posibilidad de ganar la competencia electoral y ser el próximo presidente de los Estados Unidos (EE.UU.).
De Trump se dice a menudo, que su eventual administración presidencial podría poner en riesgo derechos humanos y libertades civiles fundamentales de los estadounidenses, así como la tolerancia racial que tanto ha costado conquistarla, la libre movilización de personas procedentes del extranjero, etc. Trump arriesgaría también la economía de EE.UU. con disposiciones contra los tratados de libre comercio y perjudicaría el balance internacional con su inciertas ideas sobre política exterior.
A esos riesgos se ha agregado la amenaza contra la libertad de prensa, la cual se ha manifestado en hechos concretos como la decisión de Donald Trump de cancelar las credenciales al diario The Washington Post para la cobertura de sus actos de campaña política; medida que el controversial candidato justificó acusando a dicho periódico de ser “falso y deshonesto” y cubrir su campaña política de manera “increíblemente inexacta”.
Trump reaccionó de esa manera a una información de The Washington Post titulada “Donald Trump parece conectar al presidente Obama con el tiroteo de Orlando”, en referencia a declaraciones del candidato republicano después de la masacre de 49 personas en un club nocturno de esa ciudad del centro de la Florida. Trump insinuó que Obama tendría alguna simpatía hacia los terroristas islamistas, acusó a los musulmanes de EE.UU. de ser cómplices del terrorismo y atacó a los medios de comunicación que lo critican por tener esa postura política.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), a la cual pertenecen todos los periódicos y revistas importantes de EE.UU., calificó la medida de Trump como una censura de prensa. Por medio del presidente de su Comisión de Libertad de Prensa e Información, Claudio Paolillo, la SIP expresó que “los gestos de intolerancia al debate de ideas de parte de Trump, obstaculizan la libertad de prensa y el efectivo desarrollo del proceso democrático electoral, protegidos por la Constitución de los Estados Unidos”.
Por su parte, The Washington Post reaccionó con dignidad a la autoritaria decisión del candidato republicano, asegurando que “continuará cubriendo a (la campaña de) Donald Trump de manera honorable, honesta, precisa, con energía y sin pestañear. Estamos orgullosos de nuestra cobertura y la mantendremos así”.
Para algunos analistas la acción de Trump contra The Washington Post revela entretelones de una sorda lucha entre facciones republicanas, a partir del cambio de dueños del histórico periódico estadounidense. Pero Trump ha arremetido también contra otros medios, como BuzzFeed, The Huffington Post, The Daily Beast, The Desmoines Register, The Union Leader, y los canales de TV Univisión, Fusion y Fox News. Y en todo caso nada justifica atentar contra la libertad de prensa, que es un valor superior de los Estados Unidos y de todas las naciones del mundo que viven o quieren vivir en libertad y democracia.
