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Influencia de la literatura inglesa en Darío

Víctor Hugo señala en Vida y obra de Shakespeare: “Tal como el agua que calentada a cien grados, ya es incapaz de aumentar sus calorías y no puede ir más arriba, el pensamiento humano alcanza en ciertos hombres su completa intensidad”.

Víctor Hugo señala en Vida y obra de Shakespeare: “Tal como el agua que calentada a cien grados, ya es incapaz de aumentar sus calorías y no puede ir más arriba, el pensamiento humano alcanza en ciertos hombres su completa intensidad”.

Todos los genios, Cervantes, Shakespeare, Dickens, Beethoven, Dante, Darío y muchos más, marcan los cien grados de genialidad.

Shakespeare crea y nos regala a Hamlet. Hamlet es un ser completo de lo incompleto. Lo es todo y es nada, es príncipe demagogo, profundo.
Hace creer que está loco, simulando su locura para su propia seguridad, habla de literatura y crea una obra teatral dentro de la obra misma, recita poesía, venga a su padre. Hamlet es un parricida en potencia, donde la sinceridad miente y en la verdad se duda.

Alfonso Argüello Argüello en su ensayo Encuentro de Shakespeare en Rubén Darío, dice que Rubén, tomó de muchas y variadas fuentes de información. Las inmediatas y las subterráneas o profundas. Dedicando su ensayo, a las fuentes profundas, las que integran la osamenta de Darío. Las que son constituidas por “los grandes humanos”.

El genio inglés acompañará siempre a Darío. Desde sus primeros poemas.
En Azul, en El velo de la reina Mab, Darío cita en Historia de mis libros: “Sí, mi imaginación encontró asunto apropiado. El deslumbramiento shakespeareano me poseyó y realicé por primera vez el poema en prosa”.

En Prosas Profanas en su prólogo también dice Rubén “¡Después exclamo; ¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo… ”.

En Cantos de Vida y Esperanza El Cisne del Avon siempre lo acompañará.

Entre los libros que frecuentaba Rubén, según su autobiografía, cuando era niño, no se menciona ninguna obra de Shakespeare; sin embargo es de presumir, dice Argüello, que conoció, leyó, y amó a Shakespeare desde temprana edad.

“La sensualidad pagana, griega, universal, sensualidad que nunca lo abandona desde su infancia tiene que haber nacido del influjo del poema Venus y Adonis”.
Darío traduce a Venus y Adonis de Shakespeare cuando apenas tenía 19 años. Aclarando Argüello, que dicha traducción se perdió, como lo comprueba en La Prensa del 15 de enero de 1967, Ernesto Mejía Sánchez.

Añadiendo Argüello, en su Autobiografía nos recordará el poeta, la manera de adjetivar de Shakespeare, al hablarnos de su buen amigo Pedro Balmaceda, el que le publicó Abrojos:

“A nadie se le podía aplicar mejor el adjetivo Hamlet: Dulce príncipe”.
Refiriéndose al presidente Balmaceda, padre del anterior, nos dirá:
“Había nacido para príncipe y para actor. Fue el rey de un instante, de su patria; y concluyó como un héroe de Shakespeare”.

Asemeja la obra de Romeo y Julieta con partes de las estrofas de la reina Mab y la obra Macbeth, con el nocturno número XXXII de Cantos de Vida y Esperanza, dedicado a don Mariano Cavia.

Compara a Hamlet con el nocturno de El canto errante donde la angustia de la muerte y el insomnio tenaz impera en ambas obras.

En Medallones III, de Azul, encontramos el poema titulado a Walt Whitman, en honor al poeta americano, (padre del verso libre y de la poesía moderna estadounidense), cuya influencia marca a Darío fuertemente.

“En su país de hierro vive el gran viejo/ Bello como patriarca, sereno y santo”.
En Salutación al Águila de El canto errante:

“Bien vengas, oh mágica Águila, que amara/tanto Walt Whitman”.
Mencionando, en Los raros, también a Poe, al que llama en El mundo de los sueños.
“… el mago lírico, el poderoso Apolonida Trismegisto”.
En Dream, parte del Canto errante, nos menciona a Shakespeare.
“Shakespeare va por la foresta, /Heine hace un «lied» de la tarde/ Hugo acompasa la Fiesta”.
Como dijera Argüello, el numen de Darío y su osamenta estaban integrados de los grandes humanos.

Humanos que como Shakespeare y Cervantes, han pasado a la inmortalidad.

Celebremos estos acontecimientos en este año que se cumple el centenario de la muerte de nuestro amado Rubén y los cuatro siglos de Shakespeare y Cervantes.
¡Qué admirable fábrica es la del hombre! ¡Qué noble su razón! Qué infinitas sus facultades. (Hamlet).

La universalidad de Darío no solamente abarca la influencia de la literatura greco-latina, francesa, española, alemana, sino que, la inglesa también.

La autora es Máster en Literatura Española.

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