Saco, pantalón y sombrero de fieltro vestía el padre José Nieborowski cuando llegó a Boaco por primera vez, una tarde lluviosa de junio hace cien años. Originario de la comunidad de Bogustchutz, Polonia, el sacerdote arribó al pueblo a sus 50 años sin imaginar que se convertiría en la figura más importante de esa ciudad.
Según el historiador Armando Incer Barquero, a la mañana siguiente Nieborowski empezó a reparar la parroquia Santiago, la cual estaba en muy mal estado. Su primera obra fue cambiar los ladrillos de la misma. “Los boaqueños lo vieron y dijeron: ‘qué hombre más gallo este’ y pidieron al obispo que lo dejara como párroco y a los días se dio el nombramiento, un 19 de junio de 1916”, agregó Incer.
Este año un grupo de ciudadanos se preparó para conmemorar el centenario de su llegada a la ciudad con actividades como: misas, dianas, una exposición sobre su vida y legado, presentación de una obra de teatro escrita por él, un concierto de la Orquesta Nacional y cerró con una alborada el domingo 19 de junio.
Para el catedrático Hernán Sotelo, el mayor aporte de Nieborowski a la sociedad boaqueña fue crear en la población un compromiso que los ayudaría a mejorar su entorno.
“El padre fue un líder espiritual, psicológico, técnico y organizativo. Él entendió el comportamiento de la gente y volcó toda su sabiduría en la transformación de la ciudad. Eso es lo interesante del padre, desde el punto de vista filosófico, pero cuando se habla del padre es justo hablar de la gente que contribuyó de una u otra manera al desarrollo junto con él”, explicó Sotelo.
La primera estadía del padre duró nueve años, puesto que en 1925 fue enviado a Costa Rica. “Él desde allá dirigía todo lo que pasaba aquí, los pobladores se comunicaban por cartas y él les orientaba cómo debía seguir el progreso en la ciudad”, contó Incer.
SU HISTORIA SE DESVANECE
Incer lamenta que la historia del padre se vaya perdiendo en el tiempo. “El padre significó mucho, porque ya no significa, porque de 40 mil habitantes de Boaco, solo unos 500 sabrán algo de él, el resto lo ignora y nunca se han interesado y se está perdiendo esa historia. Esos 500 somos los viejos, que escuchamos esas historias en las escuelas o de nuestros padres”, argumentó.
Para Ernesto Romero, miembro del comité organizador del centenario, la Alcaldía y el Ministerio de Educación deberían promover la enseñanza de la vida del padre y su legado para la ciudad. “El padre José hizo tanto que las personas ahora lo desconocen, los boaqueños deberían tener en su pénsum una parte dedicada a la historia de Boaco y el padre José Nieborowski, porque todo lo que vemos y somos se lo debemos a él, incluso creo que la ciudad debería llevar su nombre”, enfatizó.
La Alcaldía Municipal realizó una misa en honor al padre Nieborowski y realizó la entrega de una ofrenda floral en su monumento, ubicado en el parque central.
PADRE REGRESÓ PARA QUEDARSE
Según el historiador, Nieborowski regresó a la ciudad en junio de 1929 a petición del presidente José María Moncada. “El secretario del general Moncada era un boaqueño, Antonio Barquero Fajardo, y a los boaqueños se les ocurrió pedirle a Toño que gestionara el regreso. Entonces el presidente escribió a París, a los superiores del padre y como era un presidente no lo pudieron negar (…). Fue el más grande recibimiento en Boaco, todo el pueblo se fue a recibirlo ”, relató.
Durante los siguientes años, el padre Nieborowski continuaría con las obras que ayudarían al progreso y a la independización de Boaco. Hasta que en 1938, a sus 72 años, sufrió un derrame. “Después de eso le costaba caminar y hablar, había que ayudarlo. Entonces pidió que enviaran nuevos sacerdotes, porque él ya no podía enseñar la doctrina. De París mandaron tres sacerdotes y al año siguiente él se vino a vivir a nuestra casa, aquí murió”, relató Incer.
“Glorioso lo di todo por ganar vuestras almas (…) artífice de la ciudad, murió el 16 de noviembre de 1942. Los boaqueños eternamente agradecidos”, reza la placa a los pies de Cristo crucificado, donde descansan los restos del padre José Nieborowski, en la iglesia Santiago de aquel pequeño pueblo que él ayudó a levantar.
LAS OBRAS DE NIEBOROWSKI
El padre José Nieborowski instauró una planta procesadora de agua y energía eléctrica, una fábrica embotelladora, una de jabones y otra de ladrillos. Construyó el parque, el alcantarillado, ermitas en las comarcas, el hospital y una granja para dar de comer a los enfermos y privados de libertad. Formó muchos maestros y realizó una campaña de alfabetización. Fundó una banda musical, un periódico y un grupo de teatro. Además reconstruyó la iglesia después del incendio que la dejó en ruinas.
“Gracias a todos esos adelantos que hizo el padre José Nieborowski en Boaco esta fue una de las primeras ciudades con hospital, alcantarillado, agua potable domiciliar y luz eléctrica. Esos fueron argumentos suficientes para independizarnos de Chontales”, aseguró Ernesto Romero, miembro del comité organizador del centenario de la llegada del padre.