Las expulsiones de siete promotores ambientales y un investigador académico estadounidense son lamentadas por el sector ambientalista del país, que a su vez espera esto no se convierta en una acción usual del gobierno.
“Es lamentable la posición del gobierno de Nicaragua, alrededor de la expulsión de estas personas, para nuestro trabajo incluso, nuestro trabajo involucra voluntarios que vienen del extranjero y esto es una mala señal que está mandando el gobierno de Nicaragua a otros países”, dijo Amaru Ruiz, presidente de Fundación del Río, organismo ambientalista que trabaja en Río San Juan y Caribe Sur.
Las expulsiones de los promotores ambientales y el académico estadounidense, se produjeron durante el mes de junio de 2016.
“El medioambiente es una consideración tan especial en la edad moderna, que ahora nada se concibe sin tener en cuenta este medioambiente, por tanto, resulta contradictorio que se tomen medidas sobre aquellos que hacen investigaciones sobre el medioambiente”, dijo Jaime Incer Barquero, miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua.
Ruiz aseguró que sería lamentable que esta acción del gobierno de expulsa a extranjeros, se vuelva una tendencia, sin embargo, “nosotros vamos a seguir trabajando y vamos a apegarnos a algunas limitaciones que ya están habiendo de parte del Ministerio de Relaciones Exteriores”.
Por su parte, Incer señaló que la investigación en Nicaragua bajo ninguna circunstancia debe ser objeto de persecusión, porque los problemas ambientales tienen como base el comportamiento humano y toda investigación de ecología, que no tenga en cuenta la acción del hombre, no tiene razón de ser.
Ambos ambientalistas coincidieron en que este tipo de acciones lo único que logran es dañar la imagen del país y que se ahuyente la investigación científica y la solidaridad.
FARISEO DE LA ECOLOGÍA
Para Jaime Incer Barquero, miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua, “lo que pasa es que en Nicaragua se ha formado una banda de ambientalistos que saben muy bien la importancia de la ecología, pero no son capaces de denunciar las anomalías y que se están beneficiando de las políticas del Estado al defender lo indefendible, estos son los verdaderos detractores de la ecología, a los que yo les llamo los fariseos de la ecología”.