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Rubén Darío fundó y fue editor de su propia revista de literatura, “Revista de América”

A un año de su arribo a Buenos Aires (1893), Rubén siente la necesidad de que el movimiento literario que él indiscutiblemente encabezaba, tuviera su propia revista. Se necesitaba, como él mismo dice en su AUTOBIOGRAFIA, un “órgano de nuestra naciente revolución intelectual”.

A un año de su arribo a Buenos Aires (1893), Rubén siente la necesidad de que el movimiento literario que él indiscutiblemente encabezaba, tuviera su propia revista. Se necesitaba, como él mismo dice en su AUTOBIOGRAFIA, un “órgano de nuestra naciente revolución intelectual”.

En compañía de su amigo, el joven poeta boliviano Ricardo Jaimes Freyre, funda la Revista de América, cuyo primer número apareció el 19 de agosto de 1894. A la tesonera e infatigable búsqueda del erudito norteamericano, Dr. Boyd G. Carter, se debe la localización de los tres números que se publicaron de esta Revista, tan importante para conocer los rasgos iniciales del movimiento Modernista. Los ejemplares de la Revista fueron ubicados en la biblioteca del bibliógrafo chileno Alamiro de Avila Martel.

En 1967, la “Comisión Nacional para la celebración del Centenario del Nacimiento de Rubén Darío”, patrocinó la edición facsimilar de los tres números de la Revista, precedidos de un estudio y notas del propio Dr. Boyd G. Carter. La edición fue de un mil ejemplares.

Gracias al prestigio y a los contactos de Darío con la gran prensa bonaerense, la Revista nació bajo los mejores augurios. Desde antes de su aparición, los más importantes diarios saludaron su publicación como un acontecimiento literario. LA NACION de Buenos Aires, por ejemplo, apuntó que con directores del valor de “Rubén Darío, a quien basta nombrarle, y el señor Ricardo Jaimes Freyre, que se inicia con brillo en la carrera de las letras… la nueva revista será una de las publicaciones más interesantes de nuestro ya considerable periodismo”.

El sumario del primer número registra trabajos de Jaimes Freyre, Enrique Gómez Carrillo (“Los poetas jóvenes de Francia”), Rubén Darío (“Un esteta italiano -Gabriel D’Annunzio; Julián Martel (“El Anarquista”, anticipo de una novela en preparación); poemas de Víctor Arreguine, Salvador Rueda y Leopoldo Díaz. Interesante es anotar que este primer número publica también una encuesta sobre “la cuestión social contemporánea”, promovida por la Revista, que reproduce las opiniones de los directores de los principales diarios argentinos de la época. También ofrece a sus lectores secciones sobre teatro, libros y periódicos de diversas partes del mundo, particularmente Europa.

El segundo número de la Revista se abre con el “Canto de la sangre” de Darío y ofrece, además, la segunda entrega del estudio de Rubén sobre D’Annunzio, igual que la continuación del ensayo de Gómez Carrillo sobre “Los poetas jóvenes de Francia”, uno de los trabajos más importantes publicados en la Revista. De Jaimes Freyre se inserta “Buenos Aires pintoresco” y otras colaboraciones.
En el tercero y último número (1 de octubre de 1894) la portada ofrece la elegía que Darío dedicó a su benefactor, el ex presidente colombiano Rafael Núñez, al conocer la noticia de su muerte y de quien había reproducido, en el número dos de la Revista, el poema “Ángel Caído”. Fue Rafael Núñez quien gestionó para Darío su nombramiento como Cónsul de Colombia en Buenos Aires en 1893.

La Revista tuvo, pese a lo selecto de sus colabores y del público al cual iba dirigida, una vida precaria, por la escasez de fondos, la falta de suscripciones y, sobre todo, como narra el propio Darío, “porque a los pocos números, un administrador italiano, de cuerpo bajito, de redonda cabeza calva y de maneras untuosas, se escapó llevándose los pocos dineros que habíamos podido recoger. Y así acabó nuestra entusiasta tentativa”.

Sobre el valor literario de la Revista de América los críticos han emitido juicios contradictorios. Para nosotros, el más acertado es el del mismo doctor Boyd G. Carter: “Aunque de corta trayectoria cronológica, la publicación en cuestión habría de influir poderosamente en el desarrollo de Modernismo en la Argentina. Darío reprodujo el editorial “Nuestros propósitos” del primer número como el prólogo de la primera edición de Los Raros en 1896. Dos años más tarde, Eugenio Díaz Romero incluye la mayor parte del mismo editorial, palabra por palabra, en su prólogo de El Mercurio de América (1898-1900), el mayor vehículo del Modernismo en la Argentina. Así, el programa estético de la Revista de América siguió siendo el del Modernismo en la Argentina hasta 1900, por lo menos”.

Cultura Revista de América Rubén Darío archivo

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