El Gobierno de Bangladesh anunció este domingo que cerrará los restaurantes sin licencia de Dacca y ordenó a los centros educativos que comuniquen si un estudiante está ausente más de diez días, dentro de un paquete de medidas para frenar la proliferación de insurgentes tras los últimos ataques.
Un comité ministerial decidió cerrar los restaurantes, hospitales y centros educativos que operan sin licencia en zonas residenciales de la capital bangladesí, después de que veintiocho personas, en su mayoría extranjeros, muriesen la semana pasada en un asalto a un local de comidas de la ciudad.
El titular bangladesí de Industria, Amir Hossain Amu, afirmó a la prensa al término de la reunión que el Gobierno ha decidido lanzar una campaña para detener el avance del terrorismo.
Según el diario local Dhaka Tribune, también se supervisarán las oraciones de los viernes en el país islámico, donde el pasado jueves un ataque coordinado causó cuatro muertos cerca de un lugar de rezo en el que se congregaban unas 300,000 personas.
Por otro lado, el Ejecutivo ordenó a todas las instituciones académicas del país que se comunique si un estudiante falta a clase más de diez días consecutivos.
Varios de los atacantes del restaurante de Dacca estudiaron en universidades elitistas del país y algunos de ellos estaban desaparecidos desde hacía tiempo.
El ministro bangladesí de Educación, Nurul Islam Nahid, explicó a la prensa que los centros deberán controlar también cualquier “anomalía en el comportamiento” de sus alumnos, de acuerdo con el periódico BDNews24.
“Seremos muy duros y haremos lo que sea necesario para eliminar la insurgencia”, afirmó la primera ministra del país, Sheikh Hasina, durante un encuentro con miembros de su oficina.
La Policía afirmó este sábado que los dos ataques de los últimos días fueron perpetrados por la formación local Jamaatul Mujahideen Bangladesh (JMB), a pesar de que la acción de Dacca fue reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Los atentados se produjeron en medio de la oleada de asesinatos de corte islamista que sacude al país desde 2013 y que, tras intensificarse el pasado año, ha provocado ya más de 40 muertos de diferentes minorías.