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El gato

En medio de la media noche el beodo al llegar al empedrado camino de las percepciones espirituales pegó su angustioso grito diciendo: “Dios… si eres dios por qué te escondes siempre… háblame y respóndeme, porque si dicen que existes no haces algo para detener tanta mierda regada por mi mundo…”. Un gato blanco en ese […]

En medio de la media noche el beodo al llegar al empedrado camino de las percepciones espirituales pegó su angustioso grito diciendo: “Dios… si eres dios por qué te escondes siempre… háblame y respóndeme, porque si dicen que existes no haces algo para detener tanta mierda regada por mi mundo…”.

Un gato blanco en ese preciso momento se atravesó por su camino y a su vez este logró detener con su mirada la tambaleante marcha del embriago hombre, era un espectáculo único ver al felino y al sujeto en mitad de la noche y la luz de la media lun , mirándose ambos fijamente a los ojos como dos viejos conocidos.

—Acaso vos sos dios, porque no, porque si fuiste capaz de ser zarza que arde y no se consume o vara milagrosa de Moisés o serpiente de cobre en el desierto, quien puede evitar que seas ahora gato de la noche, a ver ahora dime de qué se trata todo esto

—le preguntó al animal sentándose en el suelo, mientras el gato se echó también cerca de él gimiéndole suavemente, “miauuuuu”

—Y él acariciando ahora al felino le dijo casi en murmullo: “Si eres gato-dios, gato-del tiempo, gato-historia o qué sé yo, defiéndete pues como gato panzaariba –y sacándose una botellita de su chaqueta hecha girones le dio un largo sorbo a la botella para agregar al gato que ahora curiosamente se encontraba panza arriba jugando con él.

“y todo esto, para qué puta ah, ¿para estar así como estamos?
Mirá gato-dios, escúchame lo que te voy a decir, como se llama o sea te voy a dar un consejo gatito juguetón. Es-cu-cha-me bien ok-ey, fíjate bien como se llama, si yo fuera gato-político sabes lo que haría con todas esas ratas de saco y corbatas, ¿sabes lo que haría? Como se llama, les mandaría las siete plagas de Egipto para que dejen de flagelar a mi pueblo, sí eso haría, como se llama, y al caudillo le mandaría el cas-tigo del Fara-hon, para que deje de joder y deje salir a mi pueblo al desierto para que tengan trabajo; pero no gato-historia, lo que has hecho es todo lo contrario o estoy equivocado.

Fíjate bien gato tiempo, gato tempestad, gato mortandad, vos sabés que tenés, vos tenés que hacer algo con tanto bárbaro por ahí en estás próximas elecciones. Porque como gato del sino y la fatalidad siempre caes de pie —y acostándose en el suelo se quedó dormido.

Al amanecer la policía encontró a Sergio Soto alias el Gato, el consuetudinario y bibliotecario perdido desde hacía meses muerto en mitad del Callejón de la Muerte del mercado Oriental y sobre su pecho descansaba la mitad descuartizada de un gato bermejo, una botella de alcohol cuarenta, un periódico amarillo y una libreta en donde se encontraba escrito un poema que rezaba así:

El gato camina furtivamente en el empedrado callejón de las percepciones espirituales del Ser hecho jirones, el gato va por doquier, se diría que es gato-visible e invisible que descansa sobre mi pecho para ayudarme a gatear hacia al gatuno cielo de Poe, en donde se encuentra el Felino-Padre, Gatito-Hijo y el Gato-León de Judá del Espíritu de Dios.

Cultura Cuento Nicaragua archivo

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