En una península de Asia hay un pequeño gran país que se ha vuelto mundialmente popular, no solo por sus grupos de música pop, su Gangnam Style y novelas que han sido fenómenos globales, sino también por su cultura, sus paisajes e infraestructura y, claro, por ese ambiente seguro del que hablan todos los turistas que lo visitan.
Se trata de Corea del Sur, que no debe ser confundida con su vecina Corea del Norte, el país más totalitario y aislado del planeta, donde desde hace 68 años gobierna la única monarquía comunista que el mundo ha conocido. Surcorea es la hermana laboriosa y pacífica. La nación que logró el “milagro económico” de pasar de ser un país pobre, destruido por la guerra que terminó en 1953, a la potencia económica que es hoy día. Una potencia de apenas 100,210 kilómetros cuadrados.
Pero ya que ahora es un gigante, el país se ha abierto al mundo como un gran destino turístico, ofreciendo esa diversidad que el tiempo regala a las ciudades que conservan su cultura y su historia por mucho que les crezcan los rascacielos. De modo que el turista puede encontrar palacios y templos antiquísimos cerca de lugares modernos como Gangnam, el distrito ostentoso que Psy lanzó a la fama con su pegajoso Gangnam Style.
En Seúl, la capital, hay cinco palacios construidos por la dinastía Joseon, que gobernó Corea por más de 500 años desde 1392. El más antiguo Gyeongbokgung o “Palacio del Norte”, data de los orígenes de la dinastía. Están conformados por varios edificios de madera, con la sala del trono y del Consejo al centro. Tienen techos de teja y numerosos pilares pintados en múltiples colores para “ilustrar la dignidad y autoridad del rey”, explica Visita Korea, la guía oficial de turismo de Surcorea.
Aunque los palacios se encuentran entre los principales atractivos turísticos, hay mucho más que ver. Según el popular sitio web TripAdvisor, solo en Seúl se cuentan por lo menos 698 cosas que hacer. Visitar Gyeongbokgung y ver el espectáculo de su cambio de guardia está entre las primeras opciones, pero también recorrer el Museo Memorial de la Guerra de Corea y contemplar el Parque Nacional Bukhansan, que significa “Montaña Grande en el Norte”.
La montaña está compuesta por diferentes picos y suaves curvas coronadas por inmensas rocas de granito que siempre parecieran estar a punto de deslizarse cuesta abajo. No es muy alta, pero ofrece paisajes impresionantes y al menos 14 senderos de excursionismo entre rocas, valles y ríos de aguas heladas. En días claros también es posible apreciar desde ahí la ciudad de Seúl, que está rodeada de montañas.
Otro sitio altamente turístico es el distrito comercial de Myeongdong. Luminosa, humeante, bulliciosa, esta zona de Seúl ofrece desde comida callejera tradicional hasta salones de masajes. Posee cafeterías, restaurantes, puestos de ropa, calzado, souvenires, y muchas, muchas tiendas de maquillaje. No en balde Corea es un imperio en asuntos de cosmética.
El Dongdaemun es otro mercado tradicional. Funciona desde las 10:00 de la noche hasta las 5:00 de la mañana y si no encuentra algo aquí, no existe. Un bonito detalle es que los vendedores coreanos acostumbran dar muestras y regalos a sus clientes.
En el mismo Seúl, está la imperdible Torre N, desde donde se tiene una vista panorámica de la bella ciudad. Igual de turístico es el parque Namsan y sus teleféricos, así como el Puente Banpo, una pista de kilómetro y medio desde cuyos costados caen, hacia el río Han, fuentes de agua danzante iluminada con cientos de luces parpadeantes.
A un turista agotado le vendrá como agua de mayo una visita a alguno de los famosos saunas coreanos.
De paraísos y militares
Si va a Corea del Sur, un destino obligatorio es la Zona Desmilitarizada que hay entre las dos Coreas, una estrecha franja que ha sido bautizada como “la frontera más tensa del mundo”. Poco honor le hace a su nombre, pues el área, establecida tras la guerra entre el Norte y el Sur, está fuertemente custodiada por miles de militares a ambos lados del paralelo 38. Usted, sin embargo, puede visitarla en excursiones organizadas. Como parte de sus atractivos turísticos, los surcoreanos ofrecen el de avistar por medio de telescopios a los aislados ciudadanos de Corea del Norte.
Pecado sería no mencionar la paradisíaca isla volcánica de Jeju, nombrada por la Unesco como Patrimonio Natural de la Humanidad y elegida en 2011 entre las nuevas siete maravillas naturales del mundo. Aguas cristalinas, cerezos en primavera y bosques blancos en invierno, acantilados, islotes, cráteres, cavernas, cascadas… Jeju tiene de todo y es un destino más que ideal si se desea un viaje romántico. Por si fuera poco también es Geoparque Global y Reserva de la Biosfera.
A esta lista habría que sumar los templos situados en lo alto de las montañas, las playas, los numerosos museos, parques temáticos, conciertos y festivales, la Aldea Tradicional Coreana que muestra la vida de los antiguos coreanos, y la hermosa ciudad portuaria de Busan, que es la segunda más grande del país. Un único viaje podría ser demasiado poco para descubrir Corea.
TOME NOTA
En dependencia de la temporada, un viaje de Managua a Corea del Sur puede costar desde unos 1,500 o 2,000 dólares hasta más de 4,000. Por lo general se hacen dos o tres escalas. En Corea se encuentran hoteles a unos 50 dólares por noche o a varios cientos de dólares por noche. Un hostal cálido y muy tradicional puede costar entre 40 y 120 dólares por noche. Otra opción es acampar en alguno de los 38 bosques recreativos que administra el gobierno central. La tarifa, según visita Korea, es de 1,000 wones por adultos (menos de un dólar), 600 para adolescentes y 300 para niños. Para transportarse hay buses, metro (uno de los más modernos del mundo), taxis y trenes de alta velocidad.
