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Oscar René Vargas, sociólogo y analista político. LAPRENSA/LISSA VILLAGRA

Oscar René Vargas, sociólogo y analista político. LAPRENSA/LISSA VILLAGRA

Oscar René Vargas: “La revolución se acabó en el 90”

En esta entrevista revive sus días de exiliado y los de la revolución, además, sus recuerdos de Daniel Ortega en el Frente Sandinista de los años 60.

Oscar René Vargas conoció a Daniel Ortega allá por los inicios del Frente Sandinista en los años sesenta. Aunque hablaban poco y más que de política los temas eran “de chavalos”, dice que, a pesar de que no se relacionaron tanto, una vez salvó a Ortega de ser capturado por la Guardia. Logró percibir que era una persona retraída, poco sociable y con un pensamiento distinto al que hoy tiene.

Cuando triunfó la revolución, en 1979, Vargas se encontraba en el exilio, pero el 21 de julio de ese mismo año buscó cómo regresar a Nicaragua. Se encontró con un país destruido, pero con la alegría de estar en casa. Sin embargo, el sociólogo asegura que de aquella revolución ya no queda nada. Que el núcleo antirreelección y anticorrupción del Frente Sandinista quedó atrás. Y que hoy, tanto el partido, como Daniel Ortega han cambiado.

¿Cómo vivió usted el 19 de julio de 1979?

Estaba en México, en el exilio. Salí en el año 67. He vivido en muchos lugares, en Brasil, en Cuba, en México, en Ginebra. Regresé a Nicaragua dos días después, el 21 de julio.

¿Cómo se enteró del triunfo de la revolución?

Yo le daba seguimiento diario a Nicaragua durante todo el exilio. Cuando vivía en Suiza, por ejemplo, recibía el diario LA PRENSA. Viví de cerca lo que pasaba acá. México era el país que estaba más cerca en ese momento y hacía actividades políticas en relación con Nicaragua.

¿Qué sintió cuando escuchó la noticia del triunfo?

Imaginate vos, después de 15 años de exilio, tener la seguridad de que vas a regresar. Como estaba cerrado el aeropuerto yo volé de México a Tegucigalpa y de ahí viajé en automóvil con un amigo y cuando llegué a la frontera no me querían dejar entrar porque estaba cerrada. Entonces me dijeron que no podía entrar. “Pido asilo pues”, les dije. “Pase pues”, me dijeron.

¿Y cómo se convirtió en exiliado?

Porque yo me ligué muy joven al Frente Sandinista. Habría tenido como unos 18 años. Comencé a colaborar con el Frente desde el año 67 y era militante del Frente Estudiantil Revolucionario, estudiaba Medicina, estaba en el tercer curso. Estaba ligado con la izquierda nicaragüense de la época y a través de eso y mi hermano mayor me incorporé a colaborar. La anécdota de cómo salgo al exilio es que en octubre del 67 se ejecuta a un torturador conocido como Gonzalo Lacayo y el 4 de noviembre la Guardia y Somoza mata a Casimiro Sotelo y a otros militantes del Frente que vivían en una casa en Monseñor Lezcano y cerca de ahí, en otra casa, estaban otros militantes del Frente: Iván Turcios y Daniel Ortega Saavedra. Mi hermano y yo fuimos a sacarlos. La casa estaba rodeada y Daniel no se había dado cuenta de la acción de la Guardia y nosotros los sacamos. Vino la represión y cayeron presos algunos compañeros que nos mencionan que somos parte del Frente y por lo tanto tenemos que salir al exilio.

¿Cuántos años tenía?

Tenía 18. Esa es una anécdota que solo conocen quienes vivimos eso. Y está vivo Daniel, así que no puede decir que estoy inventando.

Entonces vivió pocos combates…

No, digamos. Yo fui un colaborador del Frente. Yo salgo de Nicaragua y me voy a entrenar a Cuba militarmente y después el Frente decide crear una Comisión del Exterior del Frente Sandinista, por llamarle de alguna manera, para hacer un trabajo político. De Nicaragua nadie sabía nada ni siquiera la izquierda europea: los comunistas, socialistas, anarquistas, progresistas. En el 69 cae preso Carlos Fonseca en Costa Rica y en esta Comisión del Exterior, comenzamos a hacer el trabajo de sensibilizar y crear un comité a favor de la liberación de Carlos Fonseca. Y logramos tener contacto con Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir y ellos dos forman parte del comité y consiguen la firma de 15 premios Nobel. Así empecé a escribir en los periódicos de Europa, en francés.

¿Cómo estaba Nicaragua cuando usted regresó del exilio?

Regresé a una ciudad que no conocía. Una ciudad donde había nacido, había vivido pero no conocía, porque el terremoto la destruyó y fue un impacto bien grande. Pero una mezcla de alegría por haber vivido tanto tiempo fuera.

¿Cómo era el ambiente de la ciudad?

Lo que más me asustó a mí es que todos eran sandinistas, con el que hablabas, lo cual yo no creí.

¿Por qué?

Lo que te quiero decir con esto es que la gente siempre se apunta al ganador. Cinco meses antes de julio del 79 en la plaza donde hoy está Plaza Inter Somoza reunió a la gente y la gente gritaba “Somoza forever, vos no te vas, te quedás”, esa era la consigna y había como 100 mil personas. Y esa gente después estaba gritando “Viva el Frente Sandinista”.

¿Y con Daniel Ortega se relacionó mucho?

Más o menos. Para comenzar si lo hubieran echado preso ese día, lo matan, como mataron a Casimiro, porque era parte de la decisión que había tomado el gobierno de Somoza.

¿Diría que le salvó la vida?

Yo diría que algo.

¿Cómo era Daniel Ortega en ese entonces?

Yo creo que pensaba diferente a lo que piensa ahora. Daniel ha sufrido con el asunto de la cárcel, eso lo marcó como persona. Pasar siete años preso en tu época juvenil te marca. Es un hombre muy retraído. Es una persona poco sociable. A él le gusta más trabajar tras bambalinas.

Lea también: El origen del poder de Ortega

¿Y por qué si hubo personajes más importantes dentro del Frente Sandinista, como Tomás Borge o Henry Ruiz, Daniel Ortega es su máximo representante?

La ventaja que tuvo es que la tendencia insurreccional, tercerista, es la que marcó la lucha final del Frente, eso le dio más peso a esa tendencia dentro del reparto de los roles. Esa tendencia la encabezan los hermanos Ortega y deciden que Daniel sea el representante dentro del gobierno de transición. Él como representante de la figura tercerista es que aparece ahí. Después yo creo que han sido personas hábiles, conquistando otros sectores dentro de la Dirección Nacional para que votaran a favor de ellos y sus posiciones.

¿Queda algo en Nicaragua de todos los proyectos que se hicieron en los años ochenta?

Muy poco. Todo lo que se avanzó se ha retrocedido.

¿Pero sí cambió Nicaragua durante esa época?

Sí. Voy a ponerte un ejemplo: antes en Nicaragua solo el 15 por ciento de los niños se vacunaban y ahora se vacuna el 90 por ciento, porque hubo una campaña para educar a la gente y eso quedó. Ese es el punto más importante, creo yo. El otro es que todo mundo está consciente de que hay que educarse, aunque no tengan acceso a la educación.

Oscar René Vargas, sociólogo y analista político. LAPRENSA/LISSA VILLAGRA
Oscar René Vargas, sociólogo y analista político recuerda los días de la revolución, en los que estuvo exiliado. LAPRENSA/LISSA VILLAGRA

¿Con quiénes se reunió cuando regresó del exilio?

Busqué a Edén (Pastora). Lo habían nombrado viceministro del Interior.

¿Con Daniel Ortega no volvió a relacionarse?
Poco…

¿Hablaban? ¿Se veían?
Después… Hasta la campaña del 2006.

¿Cambió desde que lo conoció en los años sesenta?

Es que ya hablábamos más de cosas políticas. Cuando éramos chavalos hablábamos de otras cosas. El Frente del 67 es el Frente de los hermanos: los hermanos Ortega, los hermanos Rodríguez, los hermanos Roque, los hermanos Amador, los hermanos Vargas, etc.

¿Qué tan diferente es el Daniel Ortega que vemos ahora al de los años sesenta?

Te voy a poner un ejemplo: en el programa histórico del Frente que discutimos en el 68, uno de los puntos más importantes fue la no reelección. Estábamos en contra. Y ese era el núcleo central del Frente. Otra cosa es la lucha contra la corrupción. Tendríamos que retomar lo que planteamos en el 68.

¿Y el Frente Sandinista es el mismo de antes?

No. Ya no. Ahora está la nueva clase, son gente a la que le gustó el dinero. Y ya no son los mismos.

¿Ya no hay tanto amor a la revolución?

Es que ya no plantean la revolución, plantean cómo vivir y cómo acumular dinero. Había una cosa que hablábamos cuando estábamos en el Frente en los años sesenta: “Que el Frente era el club más exclusivo de Nicaragua”, porque para entrar vos colgabas la vida. Es decir, tu cuota para ser socio era tu vida. Ahora no. Los chavalos que van a las manifestaciones, ninguno está dispuesto a dar la vida. Nosotros sí. En esa época si llegábamos a los 30 años era la gran aspiración, porque sabíamos que nos íbamos a morir, pero aun así estábamos. Hemos sobrevivido, pero mucha gente ha muerto.

¿Y si no se hubiese ido al exilio?

Sería médico, pero las circunstancias fueron así.

¿Se hubiese involucrado más con el Frente Sandinista?

Sí, claro.

¿Hubiera tenido más riesgo de morir?

Es posible. Aunque uno tomó sus riesgos también. Tal vez no aquí, pero en otra parte sí. Hay un riesgo de morir cuando andás en trabajos clandestinos por todo el mundo.

En estos tiempos se habla de una segunda etapa de revolución, donde ya no hay lucha, sino que se vive de los frutos de esta ¿qué piensa sobre esto?

Yo no creo que estemos en ninguna etapa de la revolución. La revolución se terminó en el noventa y cuidado antes. Cuando la desigualdad social se ha incrementado, cuando la pobreza se mantiene, cuando hay despilfarro de dinero no hay ninguna etapa de la revolución. Cuando vos ves que la educación no es lo más importante para formar gente para el futuro, no estás en ninguna etapa de la revolución.

¿Entonces ya de revolución no se puede hablar?

No. Hicieron otra cosa. La “charanga”.

¿Este es un nuevo estilo de gobierno de izquierda? Porque también… (Interrumpe)

No. Por favor. Es irrespetar a la izquierda. Hay un doble discurso, un antiimperialista para afuera y hay un discurso de derecha para adentro. Cuando vos reprimís a los trabajadores… Voy a poner un ejemplo. La Mina La India. La empresa minera quiere desalojar a la gente de sus casas y el cementerio, porque sus análisis dicen que hay una veta de oro y tienen que sacarlo. ¿A quién preferís? ¿A la empresa o a la gente?

Ahora vemos a un gobierno más relacionado con los empresarios y el capital…

Sí. Así es ¿de qué revolución estamos hablando? Los derechos democráticos están poco desarrollados, hay represión, en las universidades ya no hay posibilidades de ser profesor. Yo tengo 55 libros escritos y no puedo dar clases en la universidad porque me han prohibido.

¿Pero tampoco podríamos hablar de una dictadura?

Por eso es que yo hablo de un gobierno autoritario. En camino a… Esa es la gran interrogante. Si la elección a la Vicepresidencia es la señora Murillo entonces estamos hablando de asociaciones. Mi intuición y mi análisis, con todos los símbolos que he visto, (me dicen que) es la señora Murillo la que va a ser la vicepresidenta. Y ahí estamos hablando de otra cosa.

¿Se asemeja Ortega a Somoza?

Generalmente aquí se piensa en Somoza por cómo fue en los últimos tres años, con la represión, los bombardeos, etc., pero los Somoza no fueron siempre así. Hay períodos en los que no hubo represión, no hubo presos políticos en el tiempo de Somoza. ¿En qué se puede asimilar? En la reelección. En el control de todos los aparatos del Estado, pero no podríamos decir que es igual. Nadie es igual a nadie. Y los períodos sociales no son iguales unos de otros. Son similares en algunas cosas, pero son similares en otras.

¿Cree que exista una forma de quitar a Daniel Ortega del poder?

Creo que los procesos sociales no se pueden prever y yo veo mucha efervescencia social. Ese malestar social se expresa de diferentes maneras. Y un día puede haber un malestar social que se presente en diferentes lugares al mismo tiempo y no sabemos hacia donde pueda conducir. Eso puede cambiar la vida de un gobierno. Nunca hay fórmula precisa de cómo un gobierno cae. Un ejemplo es Guatemala: el caso de las protestas sociales, eso fue lo que cambió al Gobierno pacíficamente, sin muertos. ¿Por qué no se puede dar aquí? Nicaragua tiene una característica: hay períodos largos de tranquilidad, como un lago, no hay olas, son tranquilos; pero también es un país volcánico y de repente hay cinco volcanes que entran en acción al mismo tiempo.

Plano personal

Oscar René Vargas Escobar nació en Managua el 10 de noviembre de 1946.

Se fue exiliado de Nicaragua en 1967 y volvió el 21 de julio de 1979.

Su mamá falleció en el terremoto de Managua en 1972.

Le gusta la comida mediterránea y desde pequeño se acostumbró a comer sin aceite, sin sal, sin azúcar y sin grasa.

Ha sido autor y coautor de 55 libros.

Le gusta cocinar, bailar salsa y boleros.

Mira una película diario en Netflix y a pesar de que no le gustan las series, vio House of cards por
recomendación.

Practicó natación y fue pícher en el equipo de beisbol de la secundaria.

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COMENTARIOS

  1. Antonio
    Hace 8 años

    !Ay Dios! Estos viejos estan alucinando en un mundo que no existe.

  2. Pronóstico
    Hace 8 años

    Me gustó la última respuesta del entrevistado porque es una especie de premonición para paisito. En cuanto a la pregunta entre líneas ¿Y por qué si hubo personajes más importantes dentro del Frente Sandinista, Daniel Ortega es su máximo representante? Yo le ayudo a orientar con mi opinión resumida, como todos sabemos no es lo mismo caer en gracia que ser gracioso y esto fue lo que sucedió a micomandante en la isla de los prehistóricos(los Castro), pues Fidel tomó la decisión de nombrarlo a él para dirigir las tres tendencias del F$LN, curiosamente nadie se opuso.

    1. William
      Hace 8 años

      Pronostico, de acuerdo contigo, ortega ciegamente no ve la escritura en la pared, lo cual muchos ya vemos.

  3. Eduardo
    Hace 8 años

    Otro lírico del pasado

  4. seudorevolución
    Hace 8 años

    Es una mega falacia decir que en este paisito hubo una “revolución”, lo que hubo fue un mega latrocinio de los recursos del país usando al populacho que creyó en cantos de sirena.

  5. Juan
    Hace 8 años

    no se puêede vivir en el pasado. ahora somos in pais capitalista pero que qieremos el bien comun con mas carreteraa,industrias y sesarrollo, nadie come revoluciomes, es el empleo y la economia el futuro.

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