Eugenio Ortega tiene 58 años, y de esos lleva unos 28 en silla de ruedas. Él junto con otros lisiados de guerra, fue parte de la celebración del aniversario del triunfo de la revolución este martes 19 de julio en la Plaza La Fe.
“Esto es parte de la alegría del 19 de julio, de que derrocamos al somocismo, eso es lo que estamos celebrando este 19 de julio”, dijo Ortega.
Como Ortega, varios lisiados de guerra y retirados del Ejército Popular Sandinista llegaron a la celebración del Frente Sandinista.
“Yo viví la historia, venimos aquí con todo respeto a conmemorar a nuestros héroes y mártires, para ellos todo el honor y toda la gloria, a recordar a mis compas que ya no están aquí y seguir apoyando los proyectos que tenemos para la revolución”, dijo Ramón Molina, un exguerrillero que participó en el Frente Interno desde 1977 y que en la década de 1980 estuvo en el Ejército.
Además de lisiados de guerra y retirados, en la Plaza La Fe hubo jóvenes como Wilmer Antonio Fajardo (23) de El Jícaro, Nueva Segovia, quien llegó al acto del Frente Sandinista porque “me gusta el ambiente, me gusta ser sandinista, porque es un orgullo”.
Mientras que otros como Carlos Mauricio Morán, de 28 años, van a la celebración del 19 de julio “porque mi papá y mi abuelo me contaron todo lo que ha pasado”.
En la celebración del Frente Sandinista también hubo presencia de extranjeros como Irma Van, una belga que llegó a Nicaragua hace 30 años como cooperante en el programa De Campesino a Campesino.
Al ser consultada de por qué está en la Plaza La Fe, Van sin dudar dice “como cada año, por la revolución”.
Los caídos
Comida y alcohol, fue lo más vendido este 19 de julio. En carritos, hieleras, baldes o carretones, las latas de cerveza y botellas de ron eran ofrecidas.
Muchos jóvenes, en una mano agitaban banderas rojinegras o azul y blanco y en otra sostenían su bebida alcohólica.
Otros, aunque en mucha menor cantidad, tras horas de consumo de alcohol, caían en la grama, acera o cunetas.
Durante y al finalizar el acto, varios niños con sacos recogían botellas plásticas y latas de cerveza que luego venderían como material para reciclaje.