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El río San Juan, al sur del país, en la frontera con Costa Rica, sube en la lista de elementos que definen la nicaraguanidad cuando hay conflictos con el vecino país. A pesar de la carretera que ahora existe sigue siendo un lugar poco visitado por la mayoría de nacionales. LA PRENSA/ ARCHIVO.

¿Ser nica está de moda?

Se celebra el son nica, el país baila cumbias de pueblos y viste con frases de la jerga popular. Hay cierta moda de lo nica. Pero ¿qué implica ser nica o ser nacionalista?

“Solo mates sos”, “soy nicas de las tuanis”, “Ay dejalo, seas kbayo”, se lee en las camisetas de distintos colores que ofrece Massiell Rivera en un tramo del mercado Oriental. Desde hace más o menos un año, las camisetas con esas expresiones sacadas del habla cotidiana de los nicaragüenses se han vuelto muy populares, cuenta Massiell. Tienen tanta demanda como cualquiera que lleva a las heroínas y caricaturas de moda. Incluso, por momentos, se venden más que las copias de Aeropostal o la princesa Frozen. Rivera cree que la gente las compra “por lo nacional”.

Pero no solo es la combinación de camisetas y jerga nica que se ha convertido en el sello de varias marcas de emprendedores locales como Jincho y Gofio, también desde la música llegan los ecos que atizan el alma nica en estos últimos tiempos.

En la música, quizá por el fenómeno de La Cuneta Son Machín —la banda nacional que hace poco estuvo nominada a los Grammy y que ha hecho una fusión de cumbia y rock, pero que también ha reivindicado un género que se bailaba en las fiestas de pueblos como la cumbia chinandegana—, es una de las razones de esa descarga reciente del ser nica.

“Orgullosamente nicaragüense”, o “nicaragüense por gracia de Dios”, son algunas de las viñetas que se grabaron desde distintas localidades del país que más se repiten en el estatal Canal 6, pero también en otros canales de televisión y en emisoras se insiste en ese ser nica desde distintas marcas locales, sobre todo de bebidas alcohólicas que intentan vender sus productos como si fueran la sangre que corre por las venas de esa nicaraguanidad.

“Está de moda ser nicaragüense, porque vende”, dice tajante el psicólogo Gabriel Pérez, promotor de La Rizoma, un espacio cultural alternativo desde donde se analizan estos temas.
Pérez considera que está de moda ir de una identidad en el que se ve al nica como alguien bullicioso, fiestero, impuntual, a otra identidad nacionalista y burocrática en la que se ve a nicaragüense respetuoso de los símbolos patrios, la bandera y las figuras representativas de la identidad como el poeta Rubén Darío y el general Augusto C. Sandino.

¿QUÉ ES SER NICA?

Pero ¿qué implica ser nicaragüense en estos tiempos? Ser nica es un ser servicial, valiente, humilde, trabajador, sonriente, religioso, beisbolero, comelón (porque le gusta desde el vigorón hasta la chicha, nacatamal, rosquillas, pinolillo), es el que vocea, hospitalario, burlesco, que reconoce a Darío y a Alexis Argüello, tres veces campeón mundial de boxeo, como figuras claves de su historia, pero también es ese ser humano arrecho, al que le vale verga todo, y que algunos simplemente definen como alguien “diacachimba”, es decir alguien muy agradable.

Esa breve caracterización de lo que más o menos puede significar para muchos ser nicaragüense, fueron las respuestas de la consulta que hizo LA PRENSA entre usuarios de la red social Facebook la semana pasada, en la que se preguntó el significado de lo nica, pero también se preguntó si se considera nacionalista o no y ¿qué aspectos definen su nacionalismo?
De los 852 usuarios que contestaron, el 95.8 por ciento afirmó ser nacionalista, mientras que el restante 4.2 por ciento asegura que no lo es.

Y a la hora de enlistar algunos elementos que marcan su nacionalidad o la nicaraguanidad resaltan elementos como el compartir un territorio, la comida, las personalidades como Darío, Augusto C. Sandino, Alexis Argüello y la música, caben entre los ingredientes de esa cocción que llamamos “nica”.

En general, cuando se pregunta los nicaragüenses afirman estar “orgullosos” de serlo.

Una encuesta de la firma M&R, en el 2005, en la que consultó sobre ser nicaragüense, el 82.7 por ciento afirmó estar orgulloso de ser nica. Solo 1.3 por ciento reveló que no coincidía con ese orgullo. En el mismo sondeo se les preguntó por el grado de satisfacción con el país y el 62.9 por ciento afirmó que estaba satisfecho con vivir aquí, sin embargo, 64.4 por ciento de los encuestados aseguró que tenía disposición de irse del país y un 33 por ciento dijo que no se marcharía.

DE MESSI Al RÍO SAN JUAN

Aunque se supone que vivimos y somos parte de esa aldea global que profetizó el filósofo canadiense Marshall Mcluhan en los años sesenta, y eso explica que millones de seres humanos de todos los rincones del mundo se conecten, por ejemplo, en las redes sociales para lamentar y burlarse del penalti fallido del astro argentino Lionel Messi en el juego final de la Copa América, en otros temas hay una tendencia a ser referenciales, locales y nacionalistas.

“Hay una necesidad de volver a lo local porque te da un sustento que no te dan las otras cosas”, dice el politólogo Humberto Meza.

El clásico ejemplo que agita el espíritu del nicaragüense es el río San Juan, asociado a los litigios con Costa Rica.

“La combinación de tantos intereses contradictorios ha convertido esta zona en un territorio sacro donde se juega, vende, alquila, venera y prostituye la nicaraguanidad”, escribió José Luis Rocha, investigador de Nitlapan en la revista Envío.

“Los políticos hablan del río cuando no tienen una mejor oferta ideológica” , dijo Rocha y agregó: “Revuelven un río que muchos de ellos ni siquiera conocen, porque ni su gestión burocrática ni su curiosidad turística los han llevado hasta él”.

Y pese a las calcomanías en los carros, no parecen fluir muchos nicas por ese río tan peleado. “En otros lugares el turismo está muy desarrollado, pero en Río San Juan todavía se necesita crecer. Nos gustaría que nos apoyaran más las autoridades y los medios locales porque aquí tenemos un gran potencial”, dijo el año pasado a LA PRENSA Rosa Elena Parrales Corea, propietaria de un hotel en Sábalos, Río San Juan.

Por eso, Meza considera que la identificación con el río San Juan es más una construcción nacionalista, que se ejerce desde el poder, que se construye desde el Estado y se atiza en determinadas circunstancias, en lugar de una expresión de identidad nicaragüense.

¿SER NICA O SER NACIONALISTA?

En términos históricos, los nacionalismos son una invención del siglo 19. Después que se acabaron las monarquías y cayeron las colonias en el caso de América Latina, vino la gestación de las repúblicas se dio paso a la creación de los Estados nación. Con la creación de los Estados nación se planteó la necesidad de establecer unos parámetros para unificar a las naciones. Más o menos así surgen los nacionalismos. según coinciden un politólogo, sociólogo, antropólogo y psicólogo consultados por LA PRENSA para entender los nacionalismos y aclarar que si bien la identidad del nicaragüense se nutre también de la construcción nacionalista que se establece desde el poder (el amor a la bandera, los símbolos y héroes patrios), también es algo que va más allá, porque se nutre aspectos coloquiales y locales como la comida y la música y la jerga popular que varía con el tiempo.

Ponerse la camiseta de nacionalista en la realidad actual implica el orgullo por nacer en este territorio de lagos y volcanes, que gusta tanto como el gallopinto, nacatamal, el ron, la fiesta, que se admira a Darío, Sandino, que se celebra la Purísima, que sos religioso, y alegre, una idea que se promueve y reitera desde el discurso oficial.

Hace dos años, una encuesta de CID Gallup situó a Nicaragua como uno de los países más felices. La palabra “alegría” suele repetirse en los discursos de la primera dama y vocera del gobierno, Rosario Murillo.

“El nacionalismo es siempre lo mismo, es algo inalterable”, dice el politólogo Humberto Meza.

“Es un sistema, un tipo de organización política y social construida desde un Estado”, afirma en antropólogo Salvador García.

“Desde pequeño estamos condicionados a cantar el Himno Nacional, lo vuelven algo natural, si no amás de donde venís sos extraño, sos raro”, dice el psicólogo Gabriel Pérez.

Juan Carlos Gutiérrez, sociólogo, explica que el nacionalismo es una construcción casi monolítica en la que se comparten expresiones culturales, territorio, idioma, figuras representativas.

El sociólogo recuerda que los nacionalismos pueden ser peligrosos. La ideología nacionalista de Adolf Hitler en Alemania y que propagó por Europa, provocó el desastre de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), recuerda el sociólogo.

En cambio, en psicólogo identifica distintos nacionalismos, uno de ellos de tipo emocional, que aplica cuando el individuo se conecta con el país por algún evento o algún momento histórico.
Otro tipo de nacionalismo, según Pérez, es el motivacional, cuando tu espíritu nicaragüense te mueve a participar en un evento para buscar una solución. En ese sentido, cree que la Cruzada Nacional de Alfabetización, en los ochenta, jugó ese papel. Había un problema, los altos índices de analfabetismo y había que resolverlo. Ese sentimiento nacionalista revolucionario, convocó a miles de jóvenes en la campaña de alfabetización.

Tanto el psicólogo como el antropólogo creen que los nacionalismos pueden ser buenos cuando se protege la industria local de artículos extranjeros y se promueve el consumo de productos locales.

RECURSO DE DICTADORES

En tanto, Meza cree que uno de los problemas del “nacionalismo” es que se dejan por fuera muchas identidades, que tienden a ser dinámicas. El nacionalismo, dice el politólogo, tiende a ser excluyente y hegemónico.

Y considera que eso “es pésimo para una sociedad… porque anulás las disidencias, las disonancias y únicamente querés preservar los puntos que nos unen entre comillas”, dice Meza y cita por ejemplo que no tendrá la misma comprensión ese país de lagos y volcanes o de Darío, un habitante afrocaribeño que uno mestizo del Pacífico.

Una de las figuras más nacionalistas de la historia nacional fue el general José Santos Zelaya (1893-1909). Uno de los hitos de su régimen nacionalista fue la incorporación del territorio de la Mosquitia, región Atlántica del país, que se produjo en 1894 y que bautizó con su apellido “Zelaya”. Aunque el nombre y la división política del país ha cambiado, todavía hoy la primera dama y vocera, Rosario Murillo, sigue refiriéndose en ocasiones al Caribe Sur como región de Zelaya.

Distintos textos refieren que el nacionalismo de Zelaya abanderó la educación, se decretó el Estado laico, el Día de la Bandera en 1908, pero estuvo marcado por su carácter militarista y el culto a la personalidad.

MÁS ALLÁ DE UNA CONSTRUCCIÓN

“La dificultad de hacer de Nicaragua una nación surge de la ausencia de una verdadera conciencia de nacionalidad”, escribió Alejandro Serrano Caldera en el prólogo de El Nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra, poeta miembro del movimiento Vanguardista que irrumpió en la década de los cuarenta y que, entre sus inquietudes literarias, ahondó en las raíces de la identidad nicaragüense.

“El nicaragüense es un tipo imaginativo, fantasioso, que con mucha frecuencia llega a la extravagancia barroca o a la fanfarronería. Sin embargo, en la mayor parte de las manifestaciones de su psicología social, es decir, de su conducta frente a las condiciones reales de la vida y en no pocas de sus creaciones culturales, contrasta por su sobriedad desconcertante”, escribió Cuadra, quien firmaba como PAC.

Para PAC el nicaragüense es un ser hablantín, que para todo tiene una respuesta, que come mal y en cualquier momento.

“Hay que desconfiar, por ejemplo, de ese nicaragüense callado y reservado cuando se pone de pie para decir un discurso: si le dan la palabra o le aproximan el micrófono nos cubrirá con una frondosa y exuberante oratoria… Que el nicaragüense nunca se queda con una pregunta sin contestar. Si no la sabe, la inventa… es un pueblo que come mal y en tránsito”, trazó PAC en su estudiada obra.

Menos conocida y más demoledora es la obra Nosotros/Los nicaragüenses del abogado Carlos José Solórzano, fallecido a mediados de los noventa. Solórzano también intentó desentrañar la maraña del ser nicaragüense.

“No hay un tipo nacional en el sentido de que en Centroamérica ya empieza a existir un tipo definido de guatemalteco o costarricense. Es tan deleznable la consistencia étnica en el nicaragüense, que cuando él logra realizar la máxima aspiración de sus propósitos que es la de traspasar las fronteras nacionales, viajar, cambiar de ambiente, aventurarse por otros rumbos y caminos y llegar a otro país al que considera como su patria adoptiva, con simiesca facilidad aprende e imita las costumbres de ese país, cambia su acento o peculiar modo de hablar y a la postre termina olvidando las raíces de su propio origen”, escribió Solórzano en su polémico texto publicado a mediados de los noventa.

Solórzano también cuestiona principios como la soberanía en un país que viene de una historia de ultrajes y considera que la historia es un “relato aburrido de hechos sangrientos”.

Y en su intento por perfilar la idiosincrasia y filosofía del nicaragüense, dice Solórzano que su vida transcurre como en una antigua película de cine “donde todo se mueve rápidamente y a brincos”.

VIOLENTO Y RESIGNADO

Pero también Solórzano reconoce que debido a su historia de guerras y desastres, cierto rasgo desprendido del nica: “Acostumbrado como está el nicaragüense a descalabros constantes (guerras civiles, invasiones de extranjeros y grandes cataclismos naturales) ve con la calma la destrucción a tal grado, que al sufrir estos acontecimientos, se ha vuelto desprendido y en su resignación y austeridad no se encariña con nada”.

Solórzano resalta también el carácter violento del nica: “El nicaragüense es inclinado a rendirle pleitesía a la hombría. Se fascina con el valor personal, la violencia, la acción rápida sin premeditación. A tal grado es así que prefiere seguir infantilmente a un valiente dañino y no a un hombre de bien, sacrificando así, en la vida pública de la nación, la salud de la república y la bienandanza de la política del país en aras del culto a la personalidad, el cual rinde fácilmente a un hombre inconveniente pero valiente”.

Mientras que en el Habla nicaragüense, Carlos Mántica, dice en un sentido más folclórico que reconoce al nicaragüense en un aeropuerto “si en el equipaje lleva rosquillas, quesos duros o chorizos viejanos. Si le encanta comer con la mano. Si toma refresco entre las comidas. Si agita el vaso de un trago como si fuera de pinolillo”.

 ES LAICO Y MULTIÉTNICO

Ante la Constitución Política del país, el nicaragüense es multicultural y laico. “El pueblo de Nicaragua es de naturaleza multiétnica y parte integrante de la nación centroamericana”, reza el artículo 8 de la Constitución, que además reconoce que “el español es el idioma oficial del Estado”, pero también considera que “las lenguas de las comunidades de la Costa Atlántica de

Nicaragua también tendrán uso oficial en los casos que establezca la Ley”, según el artículo 11, mientras el artículo 14 de la Constitución establece que el “Estado no tiene religión oficial”, a pesar de los reiterados discursos del gobernante que se definen como “cristiano, socialista, solidario” y que acostumbra invitar a sacerdotes para bendecir sus actos.

“ES UN PUEBLO ESTÚPIDO”

“En cambio, un nicaragüense siempre dedica su crítica más áspera a su pueblo y a su país. Muchas veces he planteado yo mismo, o he oído formular y discutir —entre gentes de diversas categorías, incluso entre peones campesinos— esta pregunta: ¿Es el nicaragüense inteligente?, escuchando en la mayoría de los casos respuestas negativas. Los argumentos que casi siempre resplandecen: ‘Es un pueblo estúpido porque se ha dejado encajar tal o cual gobernante o tal o cual régimen’; ‘es un pueblo estúpido porque no progresa en tal o cual forma, o porque no reacciona contra algo o contra alguien de una manera determinada’”, escribe Pablo Antonio Cuadra, en El Nicaragüense.portada especial

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COMENTARIOS

  1. Abell
    Hace 8 años

    Todas las culturas tienen algo bueno que ofrecer, solo tenemos que ser de mente abierta para conocerlas y apreciarlas.

  2. lector
    Hace 8 años

    El orgullo de ser Nica es que lo ticos y Colombos estan enamorado de nuestro territorio por eso se lo an robado, San Andres, Roncador, Quita sueno, Nicoya Guanacaste. somos un pais con una belleza natural.

    1. bájalo de las nubes
      Hace 8 años

      como dice el estandarte briceño “DE LA PATRIA POR NUESTRA VOLUNTAD”. Guanacaste nunca fue de nadie y tuvo que decidir entre dos países, uno que vive en dictaduras y el otro la democracia mas consolidada de latinoamerica y adivine a quien eligio?

  3. Nacionalismo: Palabras Sabias
    Hace 8 años

    “El nacionalismo se cura viajando.”

    – Camilo José Cela, (1916-2002) * –

    * Escritor español. Autor prolífico (novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias, conferenciante…). Académico de la Real Academia Española durante 45 años. Galardonado, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Premio Nobel de Literatura (1989) y el Premio Cervantes (1995).

  4. Marco Antonio Maradiaga Corea
    Hace 8 años

    Está muy bonito este artículo, lo siento por el Dr. Emilio Alvarez Montalván (qepd)

  5. Oscar Angel
    Hace 8 años

    El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor otro por virtud del hecho de que naciste ahí.

    1. bájalo de las nubes
      Hace 8 años

      Exactamente cuando se deberia de ver lo bueno de otros paise y tratar de emitarlo con un estilo propio de cada pais.

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