14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Germán Jiménez utilizando los equipos más modernos de su proyecto de elaboración de diesel con bolsas plásticas.

Germán Jiménez utilizando los equipos más modernos de su proyecto de elaboración de diesel con bolsas plásticas.

El nica que hace diesel con plástico

Germán Jiménez es un nica que se fue a Costa Rica huyendo del Servicio Militar y empezó un proyecto para crear diesel a partir de bolsas plásticas usadas. Revista Domingo le cuenta su historia.

El hombre de cabello blanco es Germán Jiménez. Está de pie frente a una pared que refleja los colores de unas lámparas, tiene un micrófono que le recorre todo el cachete y termina con una pelota que recoge el sonido de su voz, proyectándola ante el auditorio. Es una conferencia de TedX y está hablando de su más reciente invento, una máquina que puede procesar plástico y convertirlo en diesel. El primer prototipo, que recibió el nombre de olla tamalera, fue construido con ladrillos y metal y el éxito llegó cuando días después de haber metido plástico, salieron diez gotitas de diesel. “Esa ollita la pusimos a trabajar cuatro semanas, agarramos bolsas de las bananeras y se las echamos y después salieron como diez gotitas de diesel. Ese día celebramos como nunca”, expresa Jiménez ante el auditorio.

Esta es la historia de un nicaragüense que está teniendo éxito en Costa Rica y que cree que ha tenido muchos golpes de suerte en la vida. Germán Jiménez era un joven cualquiera en la Nicaragua de los años 80. Su familia vivió en la colonia Unidad de Propósitos y estudió su primaria en el Colegio Madre Cayetana Alberta, donde fue uno de los alumnos destacados. Tan buen estudiante era que le tocó representar a su colegio en el programa de televisión El Pollito Intelectual, un programa creado por el fallecido profesor Julio César Sandoval, predecesor de la Liga del Saber.

La versión más avanzada del proyecto fue elaborada por expertos en ingeniería.
La versión más avanzada del proyecto fue elaborada por expertos en ingeniería.

Años más tarde logró obtener una beca para estudiar en el Colegio Centro América. Jiménez usa mucho la frase “me abrió la mente”, para describir los cambios en su vida que le hicieron tener un nuevo enfoque y nuevas metas. Eso fue el Colegio Centro América para él. Un espacio donde aprendió a retarse a sí mismo, ya que según cuenta, los profesores siempre lo animaban a hacer más y mejores cosas.

Cuando cumplió 15 años, sus padres tomaron una decisión difícil. Lo enviaron a Costa Rica para que no fuese reclutado en el Servicio Militar Patriótico y así es como emprendió su viaje hasta llegar al vecino del sur. “Hay momentos donde aparece más de un camino en la vida”, dice Jiménez ante el auditorio, mientras explica cómo su proyecto logró avanzar y se preparan para producir más de mil litros diarios de combustible con las nuevas máquinas que mandaron a retiro a “la olla tamalera”.

Pero volvamos atrás, antes de la presentación del TedX en Alajuela y antes que se le ocurriera que podía hacer combustible de bolsas plásticas usadas. Nos quedamos en la parte donde Jiménez se fue para Costa Rica. Allá se fue a vivir donde un tío que le daba alojamiento, pero si necesitaba dinero tenía que buscar un trabajo. Así fue como ese familiar le ayudó para que empezara a trabajar como asistente de cocina.

Le tocó vivir en Alajuela, una provincia que describe como “poco citadina”, lo que contribuyó para que su estadía fuera mucho más fácil, dado que llegaba de una Nicaragua poco desarrollada. Consiguió una beca para poder estudiar en la universidad y así entró a la carrera de Ingeniería Química, de la que se graduó en 1993.

Su primer empleo como ingeniero químico fue en una empresa de llantas, luego ocupó un cargo en una empresa de plásticos y más tarde se encontró un buen trabajo en la compañía Intel, donde desarrollaba chips de computadoras.

La empresa cerró después de 17 años de operaciones y entonces surgió la oportunidad de empezar su propio proyecto. “Un amigo que conozco desde hace más de 20 años llegó y me comentó: ‘Mirá, hay un señor en San Carlos que nos compra metanol y lo usa para crear biodiesel’”, cuenta Jiménez en la presentación ante el auditorio. Lo lógico en esos casos es pensar que la persona es un químico, pero no, su gran sorpresa fue darse cuenta que el hombre apenas había terminado la secundaria y tenía una empresa de camiones.

Así empieza a surgir la idea de crear una máquina que pueda convertir el plástico en combustible y más tarde nace “la olla tamalera”, el primer prototipo de este proyecto y cuyos ladrillos él mismo tuvo que colocar, a pesar de no saber nada de la construcción. Pero esa parte ya la saben. Avancemos un poco. Jiménez y un grupo de amigos que ya tenían el concepto de todo entraron a un concurso organizado por el Gobierno de Costa Rica en el que podían lograr un fondo no reembolsable de seis mil dólares para su proyecto. Presentaron el proyecto y lograron obtener el capital semilla para crear un concepto mucho más complejo lleno de grandes tubos que ayudan a convertir el combustible. Y así es como ahora proyectan que en un futuro cercano podrán generar uno mil litros de combustibles diarios y más adelante, eso podrá convertirse en toneladas. Y es que esas máquinas que construyeron pueden producir gasolina, diesel y otros hidrocarburos que luego serán comercializados.

La olla tamalera. El prototipo que dio origen al proyecto.
La olla tamalera. El prototipo que dio origen al proyecto.

Según expresa Jiménez, en conversación con LA PRENSA, quizás más adelante ellos podrían venir a Nicaragua y poner una de esas plantas de bajo costo para procesar el plástico y así darle trabajo a las personas que se dedican a la recolección. Prueba de ello es que en Costa Rica ya tienen prevista una alianza con un grupo de unas 500 personas recolectoras que recibirán un pago por el plástico que puedan entregar.

Por ahora dice que no admiten socios capitalistas en el proyecto, pues a pesar que buscan darle rentabilidad, tratan de hacer una obra social que permita contribuir con el medioambiente y a la vez darle empleo a otras personas. Por eso ahora están intentando obtener un fondo reembolsable de 50 mil dólares que les permitirá ampliarse y concluir con su sueño. “Si ustedes tienen una idea, conviértanla en un prototipo y ahí es donde se va a vender”, expresa Jiménez ante el auditorio.

Jiménez agradece al auditorio y hace un saludo que casi parece una reverencia, mientras el auditorio aplaude por la charla motivacional que quedó inmortalizada en YouTube.

Si su proyecto lograra ampliarse y poner una planta en Nicaragua, Jiménez pondría a su papá Germán Jiménez a cargo de las ventas y el manejo de la planta. ¡Ah! Es que eso no se los conté. El señor Jiménez entró en el 2014 al Salón de la Fama del Beisbol Nicaragüense por completar cien jonrones y ser un destacado deportista que se retiró en 1984. Jiménez Bustos ahora tiene un negocio en el centro de San José, pero esa, esa es otra historia.

Germán Jiménez (frente) y su padre Germán Jiménez Bustos (detrás), durante una gira familiar por cinco estadios de beisbol de Estados Unidos.
Germán Jiménez (frente) y su padre Germán Jiménez Bustos (detrás), durante una gira familiar por cinco estadios de beisbol de Estados Unidos.

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. el carolingio
    Hace 8 años

    Saludes German y felicidades del exvecino y amigo y saludes a Lesbia

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí