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Juegos Olímpicos

Dalia Torres participará en sus terceros Juegos Olímpicos, los de Río 2016. LA PRENSA/ JADER FLORES

Mena y Torres, el delfín y la sirena

Miguel Mena y Dalia Torres, serán los representantes de la natación nicaragüense en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Miguel Mena y Dalia Torres tienen muchas cosas en común: son ambiciosos, si pudieran comerse el mundo de un bocado ya lo hubieran hecho. No tienen límites en sus objetivos pero sí un contexto de realidad, el resultado de su éxito en Nicaragua es producto de la ayuda de su familia; uno estudia ingeniería civil y la otra ya se graduó de contadora y hasta culminó un postgrado. Mena es un delfín sobre las piscinas y Torres la sirena que ha retado todas las adversidades para poder decir con orgullo, “iré por tercera vez a unos Juegos Olímpicos”.

En Nicaragua no hay quien de una brazada más rápido que ellos, no existen otros con más dominio nacional en diferentes categorías, uno busca experiencia e implantar récord nacional en su primera olimpiada, mientras su compatriota tratará de hacer lo mismo pero con más madurez. Miguel Mena de 19 años y Dalia Torrez con 26 representarán al terruño en Río 2016 y se preparan para partir este 1 de agosto.

EMPEZAR DE NUEVO

En el 2014 fue un año trágico para Dalia Torres, uno se pregunta ¿se puede perder a un ser querido y estar alejado del deporte que más lo apasiona impotentemente? Eso le ocurrió a la “Sirena” Torres.

Primero, mientras manejaba rumbo a su trabajo un taxista embistió su pequeño auto por la parte de atrás, el golpe fue tanto que su cuello se lesionó, las últimas vertebras estaban estropeadas, tenía que despedirse del agua, corriendo el riesgo que se ahogara fuera de las piscinas, una atleta que necesita del líquido para sentirse viva, veía de lejos su futuro en el deporte y cuando parece que nada peor puede suceder, su abuelo falleció. Todavía cuando lo cuenta, sus ojos se ponen llorosos.

Lo primero que se le viene a la mente a un atleta de alto rendimiento cuando está imposibilitado de sus funciones son los recuerdos, Torres seguro pensaba en aquellos momentos que inició a nadar en San Juan del Sur, como una película a la velocidad de un carrusel pasaban las memorias de sus primeros triunfos a los 11 años, luego cada victoria aplastante en todas las categorías en las cuales competía, sus primeros Juegos Olímpicos que fueron en el 2008. Ahí conoció a Michael Phelps, el mejor nadador de la historia, compartió el almuerzo con él, se tomó una foto y conversaron rápidamente. Eso ya no lo podría realizar. Distanciarse tres meses sería una eternidad para Torres.

Torres está en las oficinas de su patrocinador Herbalife, dice que sin ellos los implementos deportivos y el balanceo nutricional hubiese sido un caos en su restauración. La joven empezó primero a mover los pies en el agua, luego los brazos hasta que su cuello se giró nuevamente como un resorte y volvió a la vida. Willy había sido liberada. Resucitó de los profundo del fango para regresar al trono. Ahora piensa que puede mejorar su récord nacional. Ella competirá en 100 metros estilo mariposa y le gustaría ver por última vez a Phelps.

SU VIDA ES EL AGUA

Acaba de terminar su doble sesión del día. Miguel Mena parece que su hábitat no es la tierra, entrena en la piscina del Colegio Americano Nicaragüense, lo acompaña todos los días su hermana, ya casi son las 6:00 p.m. el sol se marchó sin despedirse, pero Mena es el último en salir de su segunda casa. El muchacho estará en Río en los 100 metros estilo libre. Sabe que ganar es una utopía, pero en su léxico no existe el ser colero.

El joven nació para sobresalir y junto a su entrenador, el ruso Andrei Kalyk, piensan en que pueden detener el reloj en 51 segundos, romper su misma marca impuesta en Toronto, el año pasado en los Juegos Panamericanos la cual fue de 52.55 segundos.

“Yo me propongo metas objetivas. Me gustaría ser el mejor pero aunque no me gustan las imposibilidades sé que no sería realista. Quiero ganar experiencia seguir progresando y para los próximos juegos en Tokio voy a clasificar por tiempo. Nadar me gusta porque se necesita mucha disciplina. A veces se me complican las clases y la natación pero siempre imprimo una cuota extra para ser sobresaliente en lo que hago”, indica el muchacho seguro de si mismo.

A Mena le gustaría ser como Cameron McEvoy, el mejor nadador actual de Australia y gran favorito de ganar el oro olímpico, sin embargo lo lejos que está es como un viaje interestelar. “Muchos me dicen que tengo talento, pero se necesita que en el país haya competitividad para seguir desarrollándonos como atletas y por supuesto, recibir apoyo para poder dedicarnos como en otros países a lo que amamos”, concluyó el muchacho que solo es comparado con un delfín dentro de la piscina en torneos nacionales.

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