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Juego Perfecto, Denis Martínez

Denis Martínez fue el mejor lanzador de los Expos de 1987 a 1993. LA PRENSA/AP

Denis Martínez: Aún siento que lanzo el Juego Perfecto

Después de haber escapado a las garras del alcoholismo, Martínez dio un giro drástico en su vida, que alcanzó su punto más alto la tarde del 28 de julio de 1991 en el Dodger Stadium.

La memoria nunca es fotográfica, excepto si los recuerdos que atesora, son tan estremecedores como un Juego Perfecto. Quizá eso explique el hecho de que Denis Martínez puede evocar cualquier instante específico de su obra maestra, con la misma exactitud que exhibió sobre el montículo, hace 25 años en Los Ángeles, California.

Después de haber escapado a las garras del alcoholismo, Martínez dio un giro drástico en su vida, que alcanzó su punto más alto la tarde del 28 de julio de 1991 en el Dodger Stadium. Ante 45,560 fanáticos, Denis tocó el cielo, mientras vencía a los Dodgers 2-0 y animaba a nuestro país, que recién había salido a flote tras varios años de guerra entre nicaragüenses.

Martínez tiene ahora 62 años, aunque bastante bien escondidos. Su aspecto es enérgico y hasta cierto punto jovial, con lo que disimula el rigor de su carácter. Pero justo como lo hacía desde la colina, sabe ir a los puntos que desea, con la misma precisión que mostró a lo largo de su dilatada y exitosa carrera en las Mayores.

LA PRENSA conversó con Denis, el más importante jugador de beisbol producido en Nicaragua. Sus 245 victorias son la cifra máxima para un lanzador latino. Es uno de los pocos pícheres (son ocho en total) con cien victorias en cada liga. El primer hispano en lanzar un Juego Perfecto y sobre todo, dueño de un admirable historial de vida fuera del campo.

“AÚN LANZO EL PERFECTO”

¿Qué tan a menudo mirás el partido perfecto a través de los videos?
Entre dos y tres veces al año. A veces hay eventos en los que se habla del juego o lo hago yo con mi familia. Por ejemplo, hace poco hubo un homenaje en Montreal y se transmitió el partido. Lo comenté con unos narradores que transmitían en francés.

¿Aún te emocionás cuando lo ves?
Todavía me pone los pelos de punta. Cuando lo veo, siento como que estoy lanzando de nuevo. Viví una emoción especial aquel día y aunque no logro experimentarla igual, sí viene a mi mente el recuerdo de las sensaciones que tuve frente a los Dodgers.

¿Recordás la secuencia de los picheos que utilizaste aquella tarde?
Totalmente. Precisamente cuando comenté con los narradores en Montreal, yo decía por ejemplo: “Ahora voy a venir con una curva, porque el bateador esperaba recta”. Los narradores estaban sorprendidos de que pudiera retener con detalles el partido si han pasado más de veinte años.

¿Qué viene a tu mente al ver el juego?
A veces me digo, “guao, yo hice eso”. En otras ocasiones veo algunos lanzamientos y me digo, “ese picheo, me lo debió haber cantado el juez”. Es decir, vuelvo a vivir aquel momento y sobre todo, vuelvo a sentir gratitud hacia Dios por todo lo que me ha dado a través de mi vida.

“USÉ ESTRATEGIA CORRECTA”

Por tratarse de un Juego Perfecto, quizá no hay nada que mejorarle, pero ¿en algún momento pensaste: “No debí lanzar ese envío en ese instante…?”

No. Yo usé el enfoque correcto. La estrategia fue perfecta. Fue como jugar con los bateadores, porque el picheo en esencia eso es, lanzar lo que ellos no esperan. Y eso fue lo que hice. De modo que no hay que modificar nada. Fue un trabajo perfecto.

¿Recordás algún momento especial, en el que tu estrategia te hizo sentir que estabas en una faena inusual?
Recuerdo la cara de Eddy Murray en el cuarto episodio. Recordé cómo él se plantaba en el home a esperar una recta y le tiré un cambio, que por poco se quiebra la rabadilla. Vi que se puso todo trompudo, muy molesto. Y cuando esperaba el cambio, le lancé una curva y lo saqué.

¿Hubo algún bateador que te causara preocupación, incluso temor?

Uno se cuida de todos los bateadores pero, sobre todo, yo le ponía especial atención a Murray, Darryl Strawberry y Kal Daniels, quienes eran los de más poder, pero además Brett Butler y Juan Samuel eran complicados. Uno no se confía de nadie ahí, pero algo pasaba en mí, que yo no estaba preocupado. Solo quería seguir lanzando.

¿Qué instantes te causaron algún tipo de angustia?
Los primeros cinco innings, ninguna, porque vi que todo iba saliendo bien, además, a esa altura uno no piensa en el Perfecto, pero cuando se le batea nuestro primer hit a Mike Morgan, me percato que yo estoy perfecto y eso me generó un poco de presión, pero no le puso mente.

“ESO CAMBIÓ MI VIDA”

¿Qué tanto cambió tu vida ese juego?
Mi comportamiento como persona siguió siendo igual, pero sí hubo cambios en mi vida. Por ejemplo, tuve más reconocimiento y notoriedad a nivel de la prensa y los fanáticos. Incluso recibí muchas cartas de gente diciéndome que por el mensaje de agradecimiento a Dios que yo emití y por haber dejado el alcohol, ellos habían cambiado su vida y eso me alegró mucho.

¿Creés que el juego inspiró a muchos?
Yo lo he visto siempre como un regalo de Dios, no solo para mí, sino para toda la gente de Nicaragua, que recién había salido de una situación muy dura con la guerra, y el juego era un motivo para emocionarse. Creo que solo fui un instrumento del de arriba para darnos esa alegría a todos.

¿Se requiere ayuda extra para lanzar un Juego Perfecto?
Para mí, sí. Esto no solo fue obra de Denis Martínez y su cácher (Ron Hassey), sino de todo el equipo de los Expos de Montreal. Si ellos no hacen carrera, de nada sirve lo que yo hice. Ahí tenés el caso de Pedro Martínez, quien lanzó perfecto y perdió en extrainnings por falta de carreras. Y claro, la ayuda más importante para mí vino de Dios. Eso explica la gratitud que siento.

¿Cómo percibiste de modo tangible esa ayuda de Dios en el juego?
Cuando llego el noveno inning, yo miré el montículo lejos y sentí que las piernas me pesaban. Me preocupé un poco. Hay tantos Juegos Perfectos que se pierden en el noveno episodio. Pero yo solo dije: “Señor, no me trajiste hasta este momento para fallar. Por favor, no me fallés”. Y algo pasó en mí, pero recibí una energía nueva, especial.

¿Te sentiste revitalizado?
Sentí que el cansancio me desapareció, que podía seguir lanzando otro juego. Pienso que sin la ayuda de Dios no habría lanzado ese juego. Y entonces, pude resolver rápido el noveno episodio. Y aún puedo escuchar a la gente de pie en el estadio, reconociendo mi trabajo, a pesar que era contra su equipo.

¿Recordás tu primera reacción tras el último out del partido?
Cuando Chris Gwynn sacó el batazo que Marquis Grissom capturó, no sabía qué hacer. En un principio, compañeros como Tim Wallach o Ron Hassey parecían más emocionados que yo. Yo solo quería llorar y agradecerle a Dios. Y desde aquel día hago una oración que dice así: “Señor aún no soy lo que quiero ser, ni siquiera soy lo que debo ser, pero gracias Señor por no ser lo que era”.

DETALLES

Denis Martínez fue firmado el 10 de diciembre de 1973 por los Orioles de Baltimore. “Me dieron tres mil dólares”, dijo el lanzador. “Quizá no creían mucho en mí”.

Debutó en las Grandes Ligas el 14 de septiembre 1976 ante los Tigres de Detroit y lanzó por última vez el 27 de septiembre de 1998 ante los Mets de Nueva York.

Durante su carrera de 23 años, ganó 245 juegos y perdió 193, con 3.70 en efectividad, a lo largo de 3,999.2 innings, con 2,149 ponches propinados.

El 28 de julio de 1991 se convirtió en el primer latino en lanzar un Juego Perfecto. Lo hizo 2-0 ante los Dodgers en Los Ángeles, California.

Denis utilizó 96 lanzamientos, de los cuales 66 fueron strikes para completar su obra. El partido duró 2:14 horas un domingo por la tarde.

(Entrevista realizada a Denis Martínez en julio del 2015)

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