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Julio César Castillo Ortiz

Hágase en mí tal como has dicho

Cuando leemos el Evangelio de Lucas, justamente en la anunciación del ángel a María, donde le comunica, de parte de Dios, que tendrá un hijo, es imposible no admirar el carácter de esta bella jovencita, quien en medio de su inocencia es incapaz de dejarse dominar por la lógica y el cuestionamiento y por el contrario responde: “Hágase”, volcándose claramente a una entrega por fe a los propósitos de Dios.
Si nos dirigimos al relato, Lucas 1:26 y vemos las circunstancias en las que se encontraba María, al momento que se le aparece el ángel, podemos descubrir que era una joven virgen que tenía planes claros y definidos de vida con un hombre llamado José, de la familia de David. Definitivamente la visita sobrenatural fue una verdadera sorpresa para aquella joven. Eso mismo sucede con nosotros, cuando Dios nos visita, incluso cuando ya hemos trazado un rumbo para nuestro futuro. Él se presenta para mostrarnos los planes que ha preparado para nuestras vidas y al final todo depende de la respuesta que demos a los propósitos que Él ha preparado.

“…No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás”. Ante el discurso del ángel, ella pide explicaciones, ya que no está conviviendo con ningún varón.

El ángel le aclara: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra; el santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios”. Lucas 1:35. Aunque María en ese momento no llegó a comprender a plenitud lo expuesto por el ángel, puede verse en ella un amor genuino hacia Dios, y por eso, no insistió en mayores explicaciones y simplemente contestó: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho”.

Fue hasta que la virgen María expresó con voluntad y entrega el: “Hágase” que el Espíritu de Dios invadió todo su ser. Es precisamente cuando nosotros le decimos “sí” a Jesús, “sí te quiero como mi Señor y Salvador” es que el Espíritu Santo comienza su obra en nosotros. El Espíritu Santo hace que Jesús vaya creciendo dentro de nosotros, tal como lo aseguró el apóstol Pablo en su carta a los Gálatas: “Y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí”.

En María el “hágase” tuvo un significado profundo. Desde ese momento renunció a sus planes y se abandonó en los propósitos de Dios, no se preocupó en las consecuencias que le podría ocasionar un embarazo fuera del matrimonio, porque ella siempre tuvo fe y confianza en los proyectos del Señor.

Cuando una persona se deja controlar por el Espíritu Santo, renuncia a sus planes para entregarse al servicio de Dios. Es la persona que como María, logra albergar a Jesús en lo más profundo de su ser, lo llega a conocer íntimamente y permanece siempre con Él. Solo una persona que se entrega, como María, sigue fielmente los propósitos de Dios. El ejemplo cristiano más valiente que tenemos para seguir a Jesús, fue dado por una joven virgen campesina de Nazaret, que por amor le dijo “sí” al Señor, ¿Cuántos nos atrevemos a ser valientes y decir lo mismo?

El autor es presidente de Asociación Cristiana Jesús está vivo.

Opinión Fe Madre de Dios María archivo
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