Decenas de jóvenes vestidos con camisetas blancas y letras multicolores se ubican a la espalda de la primera dama Rosario Murillo, de 65 años, en la plaza la Fe en Managua. El otro personaje de la celebración del aniversario número 37 de la revolución sandinista es el caudillo Daniel Ortega, quien montado en un jeep Mercedes Benz se va acercando entre la multitud como si fuese un general romano regresando de la victoria.
Murillo es la esposa de Ortega, pero ejerce la Secretaría del Consejo de Comunicación y Ciudadanía en el gobierno sandinista, un nombramiento a través del cual ha ejercido el poder absoluto desde enero de 2007. Los críticos de la primera dama dicen que ha gobernado cuestionada por la vieja guardia del sandinismo y según fuentes del partido de gobierno, uno con quien se ha enfrentado es Lenín Cerna, exjefe de la Seguridad del Estado en los ochenta. Es el 19 de julio de 2016 y el presidente inconstitucional destaca la figura de su esposa.
Ortega llama “ratas” a los disidentes sandinistas, a quienes acusa de haber abandonado sus ideales después que cayó la revolución en 1990, pero de Murillo recuerda que estuvo presa en la lucha contra la dinastía somocista. Señala su papel de escritora e intelectual, fundadora del grupo Grada en 1973, cuando los jóvenes hacían una revista cultural en las gradas de las iglesias y las casas con gran contenido antisomocista.
“En una de esas, en Estelí, la capturaron a la Rosario y la metieron presa, simplemente por andar en ese tipo de protestas. Y ¿quiénes se mantuvieron leales a los principios? ¿Quiénes se mantuvieron leales a nuestros héroes y mártires?”, se preguntó Ortega, de 71 años, quien a través del control de los poderes del Estado que deberían ser independientes, se ha garantizado la continuidad en el poder en noviembre próximo cuando se celebran elecciones presidenciales en Nicaragua. Será su segunda reelección consecutiva y le permitirá permanecer en el poder por al menos 15 años continuos.
Ver: Daniel Ortega tilda de “ratas” a excamaradas sandinistas
EL TEMA ES LA SUCESIÓN
Las dudas sobre el estado de salud del mandatario, cuya situación real es mantenida en reserva en el Estado, han provocado que el cargo de vicepresidente sea noticia. Ortega ha mantenido como vicepresidente en el período 2011-2016 al general Omar Halleslevens, exjefe del Ejército de Nicaragua, pero se ha especulado sobre la posibilidad que escoja esta vez a un empresario, o a un miembro de la familia, lo que quedará dilucidado como máximo el 2 de agosto próximo cuando el caudillo sandinista presente su candidatura en el Consejo Supremo Electoral (CSE).
“Desde el mes de abril 2016 he notado una serie de signos que indican que se quiere promocionar a Murillo. Todos esos signos me señalan que quiere oficializar su poder en el Estado, no simplemente actuar de hecho sino que tenga un puesto por votación. Es decir, por derecho”, explica el exasesor de la Dirección Nacional del FSLN, Oscar René Vargas.
El sociólogo y analista político sostiene que él ve a un Ortega con una salud debilitada, tiene 71 años y antecedentes cardíacos. “Siendo (Murillo) vice se asegura la sucesión en caso de que Ortega desaparezca, sin crear mayores problemas de sucesión al interior del partido de gobierno. Con la sucesión garantizada, ella puede seguir ejerciendo la actividad que hasta ahora ha hecho, ya que el presidente le designa las tareas al vice”.
¿SOLO UN CAMINO?
Vargas no avala la teoría de que Murillo vaya a ser escogida como diputada, como ocurrió con Luis Somoza, quien fue jefe del ejecutivo, pero provino de las filas del Congreso, después del asesinato de su padre, Anastasio Somoza García en 1956. “Siendo diputada, perdería poder ya que no puede ser vocera oficial y primer ministro y miembro del parlamento; al ser diputada tiene que estar en la Asamblea Nacional y en las actividades de gobierno.
En la época de Luis Somoza, no existía el cargo de vicepresidente y la Constitución establecía que el sucesor era el presidente del Congreso, es decir, esa era la manera de asegurar la sucesión sin sobresaltos. Hoy la figura del vicepresidente existe y la manera de asegurar la sucesión es siendo vicepresidenta y no presidenta del Congreso”, añadió Vargas.
LE CONSTRUYEN UNA TRAYECTORIA
Para la excomandante sandinista Mónica Baltodano, Murillo manda más que un vicepresidente y Ortega, al halagarla el 19 de julio pasado, lo que trata es de construirle una trayectoria más allá de la realidad, lo que para ella es típico de los dictadores.
Baltodano dice que el papel de Murillo en el binomio con Ortega está claro: ella es la que manda y decide sobre todas las cosas cotidianas del poder.
“Y lo hace de manera despótica, autoritaria. Humillante para todos los demás funcionarios del Estado. Es la única que puede hablar. No deja que los ministros aborden los problemas relacionados con sus funciones. Los tiene totalmente en el anonimato. Ella tiene a todos los funcionarios, del Estado Central, de los municipios, de las regiones y —el colmo—, hasta de las universidades públicas, bajo un régimen de secuestro. No pueden decidir nada sin consultarle a ella o su staff de incondicionales, que operan como verdaderos capataces: no pueden viajar sin su permiso. No pueden representar a sus instituciones porque todo está centralizado en ella. Los diputados son mudos y aprieta botón, porque una declaración que no le guste a ella puede ser causa de su cambio inmediato. Cuando alguien sale corrido, lo dejan en un régimen que les impide hablar o denunciar: porque generalmente tienen algún otro familiar en el Estado, y entonces también será corrido, o lo ponen un puesto fantasma por el que recibe dinero, así no puede decir nada”, explica Baltodano.
La excomandante guerrillera hace una diferencia entre ser heredera del régimen orteguista y de los principios y valores promulgados por Carlos Fonseca, fundador del FSLN, y especifica que como están las cosas en Nicaragua, la primera dama ejerce de facto todo el poder.
“Así que si la nominan sería únicamente en el caso de que Daniel esté tan enfermo que quiera asegurarse la sucesión dinástica con esta movida. En el aparato electoral llamado FSLN hay molestias por esta posibilidad y entonces hay dificultad para que esta candidatura prospere”, agrega Baltodano.
SUÁREZ ALABA A MURILLO
Los dirigentes sandinistas mantienen en reserva su criterio sobre Murillo. El comandante Edén Pastora se negó a expresar su opinión, alegando que no estaba lo suficientemente informado, pero el diputado Jacinto Suárez, uno de los amigos más cercanos a Ortega, aseguró que respaldarían la escogencia que haga Ortega, tal como el congreso lo mandató.
Suárez dijo que han hecho un buen trabajo como partido en el poder, a diferencia de la oposición que vive peleándose y no tienen un proyecto nacional. No habló sobre Murillo candidata, pero sí destacó su papel de vocera. Cada mediodía, la primera dama brinda un informe de gobierno en los canales oficialistas..
“Es más que bueno su papel. A la hora que sea, está con el pueblo. Llama, inmediatamente aparece al aire en cualquier circunstancia, en cualquier situación. ¿Quién no tiene críticas? Todo mundo tiene críticas. El arte es tener más gente que te apoya de la que te critica. Así que cuál es el problema”, añadió Suárez, quien rechaza el señalamiento de que Nicaragua vive bajo una dictadura y reivindica que como FSLN tiene “un camino trazado y ahí vamos”.
LOS PARECIDOS CON SOMOZA
La excomandante guerrillera Mónica Baltodano hace una explicación para diferenciar el régimen de Daniel Ortega con la dictadura de la familia Somoza que ella ayudó a derrocar.
Según Baltodano, el caudillo sandinista está en la primera etapa del “régimen orteguista”, y en esa situación “se parece más al primer Somoza (García) que a Tacho (Somoza Debayle), el último marine”.
“Se parece al primero (Somoza García), quien instaló un régimen inicialmente populista que contó con apoyo de masas. Que logró mantener el respaldo del capital nacional, y a través de pactos mantener bajo control a la oposición zancuda, dando imagen de democracia. Contó con respaldo de las jerarquías eclesiásticas. Aplicó la represión inicialmente de forma muy selectiva, como hace el régimen orteguista”, dijo Baltodano.
Según ella, ambos regímenes se parecen en que hay dominio de todos los poderes del Estado. “Yo creo que Ortega de forma aún más despótica que Somoza, en los afanes por tener al Ejército y a la Policía a su servicio. Se parece por su afán reeleccionista y porque hace fraudes electorales”, escribió en un correo electrónico.
“La desventaja (de la escogencia de Murillo como vice del FSLN) es que se pone en el tapete político el nacimiento de la dictadura familiar. Para reducir los costos políticos han hecho: liquidar a la verdadera oposición y dejar a los satélites ”.
Oscar René Vargas, sociólogo y exasesor de la Dirección Nacional del FSLN.“Si la nominan sería únicamente en el caso de que Daniel esté tan enfermo que quiera asegurarse la sucesión dinástica. En el FSLN hay molestias por esta posibilidad y entonces hay dificultad para que esta candidatura prospere”.
Mónica Baltodano, excomandante guerrillera
