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Semillas criollas para producir más

Mientras avanzan en la producción y mejoramiento de diversas variedades de semillas criollas y acriolladas, unos 35,000 productores han comenzado a retomar técnicas ancestrales de almacenamiento para garantizar la calidad de la semilla y con ella incrementos en la productividad y seguridad alimentaria.

Mientras avanzan en la producción y mejoramiento de diversas variedades de semillas criollas y acriolladas, unos 35,000 productores han comenzado a retomar técnicas ancestrales de almacenamiento para garantizar la calidad de la semilla y con ella incrementos en la productividad y seguridad alimentaria.

“Una variedad se puede mejorar, al darle un mejor manejo, al mejorar el suelo y al mejorar su almacenamiento. Porque este es un proceso continuo que no termina en la cosecha sino que se da en todas las etapas del ciclo y que debe repetirse en cada ciclo”, sostiene Cayetano Hernández, productor de Piedra Colorada, San Dionisio, Matagalpa.

“El maíz se guarda en la mazorca. Estas se ordenan en capas en las trojas y para evitar que las piquen los gorgojos se curan rociándolas con agua con sal y cal, y cada tres meses se voltean. También se pueden curar espolvoreando cal seca o poniéndoles brea de ocote revuelta con ceniza o higuerilla (planta). El frijol se guarda en sacos que también deben moverse para evitar el gorgojo”, detalla Mayra Flores, de Samulalí, Matagalpa.

Flores añade que también han experimentado la cura de semillas con estiércol de ganado, así como hojas secas y molidas de madero negro, eucalipto, nim, limonaria y otros árboles propios de las comunidades.

Bancos de semilla

DEBEN ESTAR BIEN SECAS

Antes de guardar la semilla, tanto de maíz como de frijol, deben asolearse para que estén bien secas. Estas medidas garantizan —según Flores— que cuando se siembran están “totalmente sanas y no se necesita gastar en ningún químico para aplicarles”.

Estos esfuerzos en la producción y almacenamiento, deben ir acompañados con la elección de la mejor semilla en cada cosecha y la aplicación de diversas prácticas agroecológicas, que son aplicadas por los productores en los cuatrocientos bancos comunitarios de semilla que existen en el país.

“Entre ellas el uso de abonos verdes, biofertilizantes y foliares que ayuden a nutrir las plantas y a mejorar las condiciones de los suelos”, dice Orlando Valverde, representante del Movimiento Agroecológico de Nicaragua (Maonic).

El enfoque agroecológico —según Maonic— permite mejorar la calidad de las semillas, incrementar la productividad y biodiversidad de los cultivos, reconstruir los suelos y empoderar a las familias campesinas para que continúen resguardando los recursos genéticos locales. Con ello se contribuye a la seguridad alimentaria y a la adaptación de la producción de granos básicos al cambio climático. También se reducen los costos de producción.

“Antes teníamos que comprar las semillas caras y el dinero no nos daba, teníamos que recurrir a varios químicos y nuestra salud estaba afectada. Ahora usamos abonos orgánicos propios de nuestra comunidad y con las semillas criollas hemos mejorado la producción y aseguramos la alimentación para nuestras familias”, asegura Mayra Rodríguez, promotora del Programa Campesino a Campesino en la comunidad El Horno, en San Ramón, Matagalpa.

En los últimos 12 años, con apoyo de la Alianza Semillas de Identidad, un grupo de mujeres de ese municipio matagalpino ha establecido 12 bancos de semilla y resguarda cinco variedades de frijol, de las que en el actual ciclo agrícola sembraron 130 manzanas y otras doscientas manzanas de maíz.

“No usamos agroquímicos, tenemos más de cinco años que no quemamos la tierra, usamos insecticidas y abonos orgánicos y así no gastamos y conservamos el medioambiente”, dice Rodríguez”.

Además gran parte de los usuarios de estas semillas han alcanzado rendimientos promedio de 24 quintales por manzana en frijol y cuarenta quintales por manzana en maíz. Cifras superiores al promedio nacional de 11 quintales por manzana para el frijol y 18 quintales por manzana para el maíz.

 Semillas criollas
CUATROCIENTOS BANCOS DE SEMILLA

En el país funcionan más de cuatrocientos bancos comunitarios de semilla, en los que se encuentran distribuidas 141 variedades de frijol, 127 de maíz, 38 variedades de sorgo y 9 de arroz que han sido identificadas por la Alianza Semillas de Identidad.

Esto permite que unas 35,000 familias de todo el país tengan acceso a semillas criollas y acriolladas de calidad para garantizar su alimentación, dice el coordinador de la alianza Harold Calvo.

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COMENTARIOS

  1. Mario
    Hace 8 años

    Eso se llama retroceso.

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