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José Adán Aguerri

El equilibrio de la Nación

Este año vamos a tener  elecciones en nuestro país, lo cual debería ser un proceso político que estuviese amparado de legalidad y legitimidad, y como consecuencia, todos participáramos de una fiesta cívica ejemplar que nos mostrara en el contexto interno y  mundial como una nación democrática y nos permitiera seguir avanzando hacia la prosperidad.

Lo cierto es que lo avanzado hasta el día de hoy nos sitúa en un camino sinuoso,  porque estamos presenciando que en el ámbito político, los políticos y los partidos políticos de la oposición tienen un nivel de estancamiento que no les permite ante la población gozar de credibilidad y aceptación.

Y por otro lado, se producen actuaciones de poderes de Estado en el ámbito político que conllevan cuestionamientos severos sobre su aporte a la estabilidad y el sistema democrático.

En ese contexto la posición de la gremialidad  empresarial ha sido llamar al diálogo político y a fortalecer la institucionalidad democrática, y particularmente seguir trabajando para fortalecer la institucionalidad económica para anclar al país en una ruta irreversible de desarrollo económico y social sostenible.

Por eso hemos hecho público dos comunicados que ratifican el compromiso que tenemos en Cosep por la democracia y la economía, y en días próximos haremos público un Plan de Acción para superar los obstáculos que entorpecen estructuralmente y funcionalmente la actividad empresarial; sin obviar los principios democráticos que consideramos indispensables e irrenunciables.

Nuestras recientes posiciones públicas tienen como objetivo contribuir a generar espacios de diálogo y consenso tanto en el ámbito político como en el ámbito económico. En relación con lo político, hacemos planteamientos institucionales no partidarios. En relación con lo económico, presentamos propuestas que benefician de manera inclusiva a nuestros gremios, colaboradores y al país.

En ambos casos nos  impulsa el interés nacional y la prosperidad de todos los nicaragüenses.

Ese actuar no ha estado ajeno a la crítica y la descalificación. Lo cierto es que los resultados en el orden económico nos avalan ante la población, el empresariado, los inversionistas y el mundo. No así, los resultados en el orden político, ante lo cual todos hemos fracasado.

Esa reflexión sin embargo no nos debe llevar al engaño. En el tema económico somos directos responsables de proponer, ejecutar y obtener resultados. En el tema político son los políticos y sus partidos, los cuales por sus propias contradicciones, falta de unidad y propuestas siguen solamente  reclamando y protestando sin mayores propuestas, ejecución y resultados.

Sin embargo, no rehuimos a nuestras responsabilidades, no nos dedicamos a diagnosticar las situaciones ni nos diluimos en llamados para que sean exclusivamente los actores políticos los que contribuyan a la solución de los problemas. Es por ello que hemos participado en numerosas ocasiones en estos años enfrentando crisis institucionales y buscando soluciones a las mismas.

Por eso hemos sido enfáticos y categóricos en afirmar que es responsabilidad de todos promover la estabilidad política, el desarrollo sostenible y la cohesión social. Para lo cual resulta impostergable superar con vigor y convicción nuestras diferencias políticas e ideológicas, ya que no podemos  permitirnos llevar a nuestra patria al límite de la confrontación como ocurrió en el pasado. Hay que cuidar el equilibrio.

Es por ello que en nuestras posiciones públicas hemos afirmado que es necesario fortalecer la institucionalidad y legitimidad electoral, y que resulta imperioso y urgente proponernos y disponernos a fortalecer la institucionalidad democrática.

Es necesario que fortalezcamos ante este proceso electoral y los próximos, la transparencia y neutralidad  del poder electoral. Es necesario que desde ya y con visión de futuro, se fortalezca la democracia representativa, el pluralismo político y la división e independencia de los poderes del Estado.

Es imprescindible que todos los nicaragüenses participemos activa y cívicamente en el proceso electoral y hagamos uso de nuestro derecho constitucional de decidir libremente en la construcción y perfeccionamiento de nuestro sistema económico, político, cultural y social  a través de elegir por sufragio universal, igual, directo, secreto y transparente a nuestros representantes para gobernar y legislar en nuestro país.

Tenemos conciencia que el problema actualmente es político e institucional y que el reto de todos para el futuro es alcanzar el desarrollo sostenible.  Por  eso nuestro planteamiento es, y seguirá siendo, que así como el diálogo entre el sector privado y el Gobierno ha fortalecido la institucionalidad económica, el diálogo político entre los actores políticos y el partido de gobierno debe ser el complemento para alcanzar una nación en equilibrio, próspera y democrática.

El autor es presidente del Cosep

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