El aumento continuo en los precios de los bienes y servicios básicos, la devaluación del córdoba frente al dólar y unos salarios que cada vez son más insuficientes están ahogando a los nicaragüenses, especialmente a los asalariados del sector formal de la economía.
Cuando llega el día de pago, en vez de alegría, Ligia Fonseca siente una especie de frustración. Se da cuenta de que su salario lo debe casi todo en la pulpería. Ella trabaja en atención al cliente en un restaurante y su salario quincenal es de 3,300 córdobas, el cual siente que cada vez es más insuficiente para cubrir las necesidades básicas.
A sus 33 años, Fonseca tiene tres hijos y cuando se acerca la temporada de inicio escolar es un verdadero “dolor de cabeza” para ella. “En esos días ya sé que una quincena es para las cosas de la escuela, la otra para la venta y el otro pago ya lo debo, ya uno no se compra nada para uno”, dice Fonseca.
El problema, explica Fonseca, es que cada día “se hace más difícil comprar la provisión”, tiene que “estar fiando”. Siente que su salario es cada vez más pequeño.
Algo parecido le ocurre a Luis Omar Ruiz Hernández, 26 años, quien trabaja como vigilante y también gana 3,300 córdobas a la quincena. Lo primero que Ruiz hace es recargar su tarjeta TUC porque si no se queda sin pasajes para trasladarse a su trabajo. Un día después que le pagaron ya no tiene dinero.
“El salario con costo solo para sobrevivir me da. Lo agarro ayer y con costo hoy ando lo de la TUC. Y eso que tengo que apurarme a echarle si no negra, todo sube, el arroz, los frijoles, el aceite, las verduras, todo sube diario, menos el salario de uno”, dice Ruiz.
Lo bueno, asegura Ruiz, es que todavía no tiene hijos. “Si tuviera hijos no ajusto para mantenerlos”, alega, mientras reafirma que ni teléfono celular tiene.
Algo parecido estuviera viviendo Salvador Munguía, de 48 años de edad y conductor de una ambulancia, pero a él le ayuda que en la casa su esposa tiene una pulpería y con las ganancias amortiguan el encarecimiento de la canasta básica.
Munguía gana 8,000 córdobas al mes y, a pesar de que la pulpería ayuda con los gastos, no le ajusta para ir a dar un paseo con la familia. “Los perecederos suben y suben. A mí no me ajusta para la diversión. Yo no sé cómo hacen los más jóvenes que les gusta ir a fiestas”, dice.
SALARIO A LA BAJA
El economista Sergio Santamaría utiliza los datos proporcionados por el Banco Central de Nicaragua (BCN) para explicar cómo los salarios de los nicaragüenses en la actualidad, hasta marzo de 2016, tienen menos poder de compra que hace diez años, en diciembre de 2006.
“Los trabajadores no están mejor que hace nueve años”, dice Santamaría, quien asegura que hasta las personas que ganan en dólares sufren pérdidas.
En el 2006 en promedio el dólar costaba 18 córdobas y ahora, al menos hasta el 30 de junio pasado, costaba 28.61 córdobas, cambio oficial establecido por el BCN, es decir diez córdobas más o, en términos porcentuales, la tasa de devaluación desde diciembre de 2006 hasta la fecha ha sido de un 58.94 por ciento.
En realidad, explica Santamaría, los problemas económicos de los asalariados nicaragüenses no dependen solo de la pérdida de valor del córdoba frente al dólar, sino también de la inflación, es decir, de cuánto suben los productos.
En ese sentido, la devaluación del córdoba cada año es del cinco por ciento y si la inflación es mayor hasta quienes ganan en dólares pierden porque “tendrán que gastar más dólares” para comprar los bienes o servicios que necesitan. “Quienes más pierden son los que ganan en córdobas”, añade.
Siempre, de acuerdo con las cifras del BCN, Santamaría indica que la inflación desde el 2006 ha sido de un 98 por ciento, es decir, las cosas valen hoy casi el doble de lo que costaban hace diez años.
Santamaría indica que si se hace un análisis más consistente y sencillo, habría que decir que el salario real del sector formal de la economía ha crecido un 91.4 por ciento. Y si la inflación ha sido de 98 por ciento, entonces “6.6 por ciento es la pérdida” que han sufrido los nicaragüenses en sus salarios, concluye el economista.
Además en Nicaragua incide el hecho que si bien la moneda oficial es el córdoba, gran parte de los servicios y productos están dolarizados, una situación que vulnera aún más los ingresos de los nicaragüenses.
El mismo Fondo Monetario Internacional advirtió del riesgo que implica la alta dolarización del Sistema Financiero —estimado en un ochenta por ciento de los activos del sector bancario— y admitió que hay poco margen de maniobra, por lo que debe estar bajo vigilancia.
En su momento, Gerardo Peraza, economista principal en la División de Países Latinos del Caribe del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, dijo que en esta área no se está diciendo que se debe desdolarizar la economía, sino más bien crear mecanismos que permitan proteger a los tenedores de créditos, cuyos ingresos en su mayoría están en córdobas.
BAJA DEL PETRÓLEO SIN IMPACTO
El economista Sergio Santamaría explica que en la economía nicaragüense aún no se sienten las bondades de la baja de los precios del petróleo a nivel internacional ni del acuerdo petrolero entre Nicaragua y Venezuela.
“No hay un traslado efectivo” de los beneficios que deja la baja del precio del petróleo, dice Santamaría, porque los costos de los bienes y servicios siempre suben, independientemente que los costos de transporte estén bajando.
El hecho de que los productos no bajen y se encarezcan hace que los salarios de los trabajadores se deterioren con el paso del tiempo, concluye Santamaría.
PAGA EL CONSUMIDOR FINAL
El sociólogo y economista Cirilo Otero considera que si bien en Nicaragua existe una “inflación controlada”, aún así quien la paga es el consumidor final.
Otero pone como ejemplo el subsidio que dice el Gobierno darle al sector energético, el cual es un “subsidio falso” por lo que el Gobierno “no suelta la llave del precio de los combustibles porque sabe que de alguna manera le cobra ese subsidio al pueblo”.
Otro ejemplo que pone Otero es la canasta básica, cuyo costo actualmente ronda los 13,000 córdobas, pero la paga de la mayoría de los asalariados anda por 5,500 o 6,000 córdobas, lo cual le da para comprar solamente el 48 por ciento de la canasta básica. “El resto se las tienen que dibujar”, explica Otero.
Además, considera que el problema es que Nicaragua no logra crecer lo suficiente económicamente, porque siempre el crecimiento anda por los 4.2 o 4.5 por ciento, pero nunca llega al cinco.
AHORRAR EN DÓLARES
Para quienes ganan en dólares o reciben remesas en esa moneda, el economista Sergio Santamaría recomienda que ahorren en esa moneda internacional. Santamaría asegura que aunque siempre sufren pérdidas, debido a la inflación, las personas que tienen dólares al menos cubren un poco la devaluación del córdoba frente al dólar.
Por su parte, el también economista Cirilo Otero indica que todas las monedas sufren devaluación, incluso el dólar, pero que los especialistas indican que la devaluación del dólar es “casi imperceptible”, en la mayoría de los casos menos del 0.1 por ciento.