La muerte de la democracia en la Nicaragua de Ortega, es el nombre del artículo de opinión del exembajador de Estados Unidos en Nicaragua, Robert Callahan, publicado este domingo 14 de agosto en el Miami Herald, en el que critica la “débil respuesta” de su país ante la expulsión de tres de sus conciudadanos el pasado 14 de junio.
“El Departamento de Estado ofreció una débil respuesta a la expulsión de los funcionarios estadounidenses. Según la transcripción de la nota de prensa, el portavoz leyó una declaración llena del pábulo diplomático habitual”, refiere Callahan en el artículo, quien fue embajador de Estados Unidos en Nicaragua entre 2008 y 2011.
Callahan manifiesta que la expulsión de los estadounidenses “era injustificada” y considera que “no se transmitió nuestro fuerte descontento al embajador de Nicaragua en Washington”.
En la publicación, Callahan expresa que “Ortega ha dominado el arte del caudillo moderno y ha creado un estado autoritario… Al mismo tiempo, se ha escapado de la censura y la sanción”.
Al final del artículo de opinión Callahan se pregunta:
“¿Qué hará Estados Unidos? ¿Vamos a proferir una cuantas palabras de desaprobación y, luego de una decorosa intervención, seguir con el negocio de las relaciones bilaterales? Después de todo Nicaragua es pequeña, es pobre y de poca consecuencia geopolítica… Tenemos muchas otras demandas en nuestra agenda, ¿por qué molestarnos por ellos?”
Pero Robert Callahan también plantea otra posibilidad para la posición de los Estados Unidos, en la que se haga una advertencia de que “si (Ortega) no restaura el estatus legal de los mayores partidos de oposición, si no regresa a los diputados expulsados de sus curules en la Asamblea Nacional, y si no invita a observadores electorales, no reconoceremos los resultados de esta elección ni lidiaremos con el gobierno —inevitablemente Sandinista— que resulte ganador”.
“Si no actuamos ahora, la situación de Nicaragua se pondrá peor. Mucho peor”, así termina el artículo.
REPASA CADA ACONTECIMIENTO POLÍTICO
El exembajador Robert Callahan repasa el despojo de la representación legal del PLI a Eduardo Montealegre y la destitución de los 28 diputados de ese partido de la Asamblea Nacional. También recuerda que Daniel Ortega llamó “sinvergüenzas” a las organizaciones de observación: la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y el Centro Carter.
Hace mención de que Ortega nombró a su esposa como candidata a la vicepresidencia, en su segunda reelección consecutiva como presidente de Nicaragua. “Otra indicación de que él quiere establecer una dinastía de la familia, al igual que sus antiguos enemigos los Somoza habían hecho”, expresa Callahan en el artículo.
El exembajador aborda el tema de la expulsión de los tres funcionarios estadounidenses, señalando que el gobierno de Ortega lo hizo “con el más débil de los pretextos”.
Luego aborda el tema de la compra de los tanques militares rusos, señalando “que parece ser un intento de intimidar a sus vecinos, especialmente Costa Rica, que no tiene fuerzas armadas, se ha dispuesto para comprar tanques rusos. Cuando tres parlamentarios venezolanos intentaron entrar en Nicaragua para expresar su solidaridad con la oposición política , no llegaron más allá del aeropuerto”.
El ex embajador refiere a la vez que Ortega compró la mayor parte de los medios de comunicación y describe que “gran parte de la clase de negocios” es “flexible” a su gobierno y que “poco lo critica públicamente”.
Robert Callahan manifiesta que solo un par de publicaciones, administradas por los “valientes miembros de la familia Chamorro”, se mantienen críticos, así como algunas estaciones de radio que hablan de la democracia, están “aisladas y asediadas”.
El exembajador Robert Callahan expresa que iguales condiciones pasan los “valientes defensores de los derechos humanos en Nicaragua”.