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Anécdota en memoria

Escribo en memoria del legado que dejó Don Salvador Cardenal. Desde el inicio me vinculé con este fervoroso vocero de la música universal en Radio Güegüense. Para ponerlo en el lienzo vivo de su personalidad me basta traer al recuerdo los días que estuvimos en Bonn, donde nació Ludwig Van Beethoven. Coincidimos en un concierto […]

Escribo en memoria del legado que dejó Don Salvador Cardenal. Desde el inicio me vinculé con este fervoroso vocero de la música universal en Radio Güegüense.

Para ponerlo en el lienzo vivo de su personalidad me basta traer al recuerdo los días que estuvimos en Bonn, donde nació Ludwig Van Beethoven. Coincidimos en un concierto bajo la luz de la vela. Se introdujeron a la irrevocable atención: Giovani Pierluigi Palestrina, Johann Pachelbel y Juan Sebastián Bach.

Luego nos encontramos en Bonn donde nació Beethoven en una casa sencilla de dos pisos. Una noche antes de visitarla don Salvador me anunció su deseo de ir a la casa natal. Aspiró siempre a darse el gusto de tocar aunque sea una sola tecla del pequeño piano donde Beethoven compuso Al Claro de Luna, dedicado a la condesa Guilietta Cuicciardi.

Entramos. Vimos la mesa donde escribía el genio, pasamos a otra sala donde comprobamos las variadas trompetillas (audífonos). Pusimos la mirada en la correspondencia, los manuscritos de la Novena Sinfonía, La Pastoral. El segundo piso estaba lleno de los instrumentos que él comenzó a tocar desde que tenía nueve años de edad, uno de ellos el clavecín.

Nunca dejaré de olvidar la amorosa y riesgosa tenacidad. Estamos en la larga fila. Llegamos al piano. Don Salvador me había dicho: “Ahora sí me doy el gusto. No me voy de aquí si no conozco el sonido, por lo menos un teclazo. Dos robustos gendarmes custodiaban al instrumento”.

La consigna era “ver y no tocar”. Pero Don Salvador cumplió su palabra. Rompió la rutina de la elipsis inveterada. Y sonó. La actitud sorprendió al vigilante, quién volcó frases poco afectuosas. Don Salvador se limitó a decir: “Pero lo toqué y sonó” y se retiró sintiéndose consagrado por la experiencia.

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