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LA PRENSA/C. VALLE

Adolescentes embarazadas pueden terminar sus estudios secundarios

Ahora el Código de la Familia y la Niñez le permite a las estudiantes embarazadas seguir en los centros escolares.

Hace 22 años Shardy Calderón tuvo que abandonar la escuela debido a que por su condición las autoridades escolares se vieron en la obligación de echarla, pues con solo 15 años y en tercer año de secundaria quedó embarazada y en ningún otro colegio la aceptaron. La presión social hizo que ella no quisiera seguir estudiando debido a que lo único que escuchaba era que su tarea a partir de ese momento era ser madre y dedicarse a su hijo.

Sin concluir siquiera su tercer año de secundaria  Shardy asegura que después de su primer embarazo ya le daba pena reintegrarse a una escuela nocturna o sabatina, pues ya tenía un hijo, además por cuidarlo no podría desempeñarse bien en sus estudios y las personas siempre la iban a señalar por su embarazado antes de tiempo.

En 2015, la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, habló acerca de una campaña para evitar que se les impida la continuidad de los estudios a aquellas adolescentes que salen embarazadas en secundaria, quien indicó que el objetivo es trabajar una campaña en donde se reconozca el derecho de estas jóvenes a seguir estudiando y a que no se les juzgue por el hecho de salir embarazadas.

Actualmente, existe una ley que permite a las estudiantes embarazadas seguir estudiando. Tal ley se encuentra en el Código de la Familia y la Niñez —entró en vigor a inicios del 2015— y pide a las instituciones públicas y privadas, en las cuales se encuentren estudiando las jóvenes, que les garanticen la continuidad en sus estudios.

Ahora las adolescentes que enfrentan un embarazo tendrán otra suerte como la que tuvo Jahaira Campos Tiffer, quien a sus 17 años —mientras cursaba su quinto año de secundaria— se dio cuenta que estaba embarazada, pero gracias a esa ley pudo finalizar sus estudios secundarios.

Nunca faltaban las personas que la criticaban, o los mismos compañeros que de cierta manera la discriminaban. Jahaira afirma que los comentarios como: “Salió con doble título” “¡Qué bruta que es, ya no va a seguir estudiando!”, no faltaban, incluso le llegaron a decir que ahora ser madre sería la única carrera universitaria que tendría. A pesar de las críticas de la sociedad terminó su secundaria y hoy se encuentra en la universidad.

EL PAÍS CON MÁS EMBARAZOS EN ADOLESCENTES

Por cada mil nacimientos, 109 corresponden a jóvenes de entre 15 y 19 años en Nicaragua, país que ocupa el primer puesto en embarazos adolescentes de América Latina, seguido de Honduras, afirmó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en el año 2014.

LAS FALLAS DEL SISTEMA EDUCATIVO

Para la experta en educación Josefina Vijil, el sistema educativo está construido para un estudiante promedio que no existe, o sea un estudiante que no trabaja y que tiene acceso a todas sus necesidades básicas, en su mayoría entre la edad de 6 a 18 años máximo.

Según Vijil, el régimen de las escuelas, los calendarios, las exigencias, las metodologías y hasta el tipo de material como libros ilustrados en los tiempos de princesas convierten al sistema en uno que excluye a todo aquel  que no está dentro de ese público para el que fue diseñado como las adolescentes embarazadas.

“El sistema educativo debería reestructurarse y brindar variedad de opciones educativas y específicas para que las jóvenes que salen embarazadas no se vean en la obligación de abandonar sus estudios”, concluye Vigil.

LA SOCIEDAD SIEMPRE OBLIGA

“En un grupo de adolescentes siempre se estigmatiza a la que sale embarazada aunque las demás ya hayan tenido relaciones sexuales, porque  aún seguimos en una sociedad machista lo que crea prejuicios”, opina María Auxiliadora Alfaro, psicóloga experta en violencia y salud mental en niños y adolescentes.  Además, reitera que muchas veces las madres piensan que cuando una joven sale embarazada, su hija no puede juntarse con ella, como si su embarazo fuera una enfermedad contagiosa. Para Alfaro, es después del embarazo cuando la sociedad asume que estas niñas ya son mujeres maduras llenas de experiencia,  pero esta sigue siendo una niña y la presión provoca que se le mande a la primaria acelerada o las escuelas nocturnas o de fines de semana, donde están ya con gente adulta que piensa distinto o que no contribuyen a su desarrollo emocional.

Estas situaciones traen como consecuencia un daño a las emociones de la joven, incluso a su autoestima por lo que no estará motivada para salir adelante o criar a un bebé cuando este le recuerde que por él la excluyen y la discriminan afectando la relación con él, advierte Alfaro.

LAS ACTITUDES DE LA SOCIEDAD

“Muchas veces las mismas mujeres cometemos discriminación. En ocasiones las maestras no quieren tener una embarazada o una madre entre sus estudiantes, luego las madres de familia hacen la presión para que las saquen o se salgan e inicia la discriminación”, alega Alfaro, quien explica que a pesar de que ahora la ley le permite seguir estudiando, la sociedad les niega el derecho a relacionarse con jóvenes de su edad.

Alfaro reconoce ser testigo de casos donde la madre de la joven que se embaraza, por la presión social cambia a la muchacha de turno, lo que significa que esa niña está sufriendo críticas de los maestros, directores y los demás padres de familia que lo consideran mal ejemplo y hasta los mismos estudiantes influenciadas por adultos.

Josefina Vijil, experta en educación, cree que la discriminación provoca que estas adolescentes renuncien a sus estudios y aspiren a tener un estatus social bajo y que el sistema educativo muchas veces les complica más las cosas en vez de favorecerlas.

Reportajes embarazo adolescentes archivo

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