El día que Vivian Sáenz Argüelles, de 24 años, decidió en qué universidad de Taiwán estudiaría su maestría lo hizo sola. Su familia —que hasta antes de ese momento le aconsejaba y ayudaba a tomar las mejores decisiones— estaba a 15,066 kilómetros de distancia y a 14 horas de diferencia.
La joven nica —que este mes empezó su maestría en Economía y Desarrollo de Proyectos Sociales en la Universidad Nacional Cheng Chi, de Taiwán— cuenta que dos universidades taiwanesas aceptaron su aplicación y decidirse por una fue una tarea difícil. Necesitaba a su familia para esclarecer algunas dudas y sentir que su decisión era la más idónea.
Para muchos, la elección pudo ser sencilla, pero para Sáenz Argüelles, quien viene de una familia nicaragüense muy unida y que vive sola en un país donde no hablan su idioma, fue un “enorme reto”.
“Tenés que tomar una decisión y tal vez no podés consultar a tu papá porque hay diferencia horaria y la tenés que tomar ya. Ese paso de tomarlo sola y decidir algo de lo que dependerá si te va bien o te va mal o de si metés la pata como dicen o no, aprendés de eso… Dos universidades me aceptaron, ¿agarro esta (oferta académica) o agarro esta? Quiero esta porque tiene un programa mejor, pero esta me queda más cerca de la ciudad. Eso fue difícil”, cuenta la joven que desde hace un año vive en Taipei, Taiwán.
Para otros, como María Celeste Palacios Fuentes, de 25 años, tomar decisiones y adaptarse en otro país que culturalmente es diferente al que nació, no fue tan difícil.
Eso sí, reconoce que los tres primeros meses lejos de su casa “son los más difíciles” porque “venís aquí (a Taiwán) sin saber absolutamente nada. Me acuerdo que cuando pedíamos comida rogábamos a Dios que lo que pedíamos era lo que esperábamos”, cuenta la joven que después de un año de aprender chino mandarín, empezó su maestría en Administración de Negocios Internacionales, en la Universidad de Tecnología de Taipei.
Vivir lejos de casa —para ella quien por asuntos académicos y laborales salió de la casa de sus padres en León desde que tenía 16 años— se resuelve con la tecnología porque “las distancias se acortan” y a pesar de la diferencia horaria entre Taiwán y Nicaragua “siempre hay un tiempo para hablar con nuestros padres y nuestra familia”.
Por eso, Palacios Fuentes señala que si mantener una beca en el extranjero fuese una competencia o una carrera con varios obstáculos, el que “sobrevive o logra pasar los primeros tres meses” conseguirá culminar sus estudios, pues afirma que durante ese tiempo los becarios se deprimen e incluso piensan en abandonar sus propósitos académicos y desertar de sus carreras o maestrías.
RAZONES POR LAS QUE LOS NICAS QUIERN ESTUDIAR EN TAIWÁN
Cada año, el Gobierno de la República de China-Taiwán ofrece alrededor de dos mil becas en el mundo y hasta el año 2015, un total de 324 jóvenes nicaragüenses han recibido becas. Actualmente 110 becarios nicas están cursando estudios de licenciatura y posgrados en esa isla.
Allá la educación ha sido priorizada no solo para garantizar el desarrollo económico de Taiwán, sino también para mantener las relaciones con sus 22 países amigos, entre ellos Nicaragua, según funcionarios del Departamento de Asuntos Latinoamericanos y Caribeños (MOFA, por sus siglas en inglés).
Desde 2014, en China-Taiwán se amplió el sistema educativo obligatorio de nueve a 12 años en la formación básica, la tecnología ha sido incorporada en las aulas de clases y —según Pai-Po Lee, subsecretario general del Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF, por sus siglas en inglés)— el Gobierno invierte cada año ocho mil millones de dólares americanos para la educación en todos sus niveles.
Solo con el programa de becas ofrecidas por ICDF, hasta ahora han terminado sus estudios superiores 133 nicaragüenses y, según Lee, “ahorita están en Taiwán 37 alumnos (nicaragüenses)” que cursan sus estudios gracias al financiamiento de esta organización.
Los becarios de Taiwán lo reciben todo. Los boletos aéreos, aranceles académicos, alimentación, alojamiento y seguro médico mientras culminan sus estudios de licenciatura o posgrados. Pero también deben mantener promedios excelentes para conservar la beca.
Por eso, Claudio Frixione Icaza, de 19 años, cuenta que después de adaptarse a la cultura, gastronomía taiwanesa y a la vida independiente, mantener un buen promedio y desempeño escolar es otro de los retos que tienen los becarios en Taiwán.
Esto porque antes de empezar sus estudios deben cursar y aprobar un año de chino mandarín y posteriormente aplicar a las universidades que respondan a sus intereses académicos. “Aplicamos a nuestros estudios estando aquí (en Taiwán) como cualquier otro estudiante que busca un cupo en la universidad”, apunta Frixione Icaza.
UNA BECA PARA APRENDER Y CRECER COMO PERSONA Y PROFESIONAL
El programa internacional de becas para la educación de alto nivel de Taiwán inició en 1998 y —según el Esbozo de la República de China-Taiwán— la isla ofrece estudios superiores en las 159 universidades, colegios universitarios y colegios preuniversitarios que tienen a lo largo de su territorio.
Por eso —comenta Frixione Icaza— la isla se vuelve atractiva para los nicas que quieren estudiar en el extranjero y en Taiwán tienen una variedad de universidades y programas académicos por elegir.
“El sistema educativo de Taiwán es muy bueno. Te adaptas rápido porque sentís que están poniendo todo y estás absorbiendo todo… Pero hay diferencias grandes respecto a nuestro sistema escolar. (Por ejemplo), tu acumulado se basa en lo que el profesor ve, cómo escribís caracteres, cómo lees, cómo hablás, cómo escuchas… A ellos (las universidades taiwanesas) les gusta que los estudiantes emprendan y te forman para eso. Te forman para eso, para emprender”, afirma Frixione Icaza.
Aunque “la diferencia entre el sistema educativo de Taiwán y Nicaragua va en dependencia de la carrera que uno quiere estudiar… lo que puede ser diferente aquí (en Taiwán) es la tecnología a la que se puede tener acceso… Es decir, nosotros en cada sección o laboratorio contamos con tecnología avanzada para hacer nuestros experimentos, desarrollar nuestras clases e incluso poder hacer nuestras presentaciones”, dice Josué Úbeda, estudiante de Medicina en la Universidad I-Shou.
También, detalla Frixione Icaza, la tecnología en las universidades taiwanesas permite a los estudiantes ver —entre otras cosas— a través de pantallas inteligentes cómo está el clima fuera de las universidades y así prepararse para su salida después de clases.
La beca ofrecida por el Gobierno de Taiwán no solo forma académicamente a un estudiante “te hace independiente y crecés como persona y profesional porque aquí aprendés, pero también debés buscar tu propia casa, tu agua, luz, internet… Yo estaba alegre porque cuando llamé para contratar mi servicio de internet me pude comunicar solo, lo pude hacer sin ayuda de nadie”, dice Frixione Icaza quien estudia su licenciatura de Negocios en la Universidad Nacional Cheng Chi, en Taipei.
Con ese internet, Frixione Icaza podrá desearle buenos días a su familia cada mañana, aunque en su realidad él se estará alistando para dormir y continuar con su licenciatura en Taiwán.
UN SALTO PARA EDUCAR MÁS
Hace diez o 15 años, Taiwán tenía únicamente cuarenta universidades públicas y privadas, pero actualmente tiene 159 universidades, colegios universitarios y colegios preuniversitarios y la cobertura de la educación superior aumentó porque la educación fue vista por las autoridades como una oportunidad para conseguir el desarrollo de Taiwán.
“Ahorita en Taiwán, la mayoría de los muchachos puede tener cupos para estudiar en la universidad… en Taiwán más del 90 por ciento de los alumnos si quieren pueden tener universidad”, señala Ming-te Su, director del Instituto de Estudios Económicos de Taiwán (TIER, por sus siglas en inglés).
EN 2014, Taiwán implementó un sistema educativo obligatorio de 12 años para garantizar que los estudiantes de la educación básica pasen tres años adicionales en las escuelas secundarias.
ENTRE LOS MEJORES
Además de haber incrementado la cantidad de centros de educación superior, el Gobierno de la República de China-Taiwán está mejorando su oferta académica, a fin de mantener a sus universidades dentro del ranking de las mejores del mundo.
También su sistema de educación básica y media se sitúa dentro de los mejores del mundo. Otra de las estrategias de China-Taiwán en materia educativa es enviar docentes a sus países socios para la enseñanza del chino mandarín.
“Hasta la fecha, hemos mandado 19 docentes profesionales a varios países. A Nicaragua hemos mandado a dos docentes profesionales para enseñar mandarín en varias instituciones (de educación superior) desde 2014”, según información de ICDF.
