14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Doraldina Zeledón Úbeda

A favor del bosque y la vida

Conocía algo sobre el brasileño Chico Méndez (Francisco Alves Mendes Filho) y había visto un video, pero no la película Tiempos de incendios, que en esta época de deforestación, concesiones y elecciones, vale la pena ver. Me admira su hazaña de hace tantos años; mientras ahora, cuando ya casi no quedan  bosques, se sigue despalando.

Tiempos de incendios se refiere a la época en que terratenientes nacionales y extranjeros provocaban incendios y se apropiaban de las tierras de la Amazonía brasileña, para extender la agricultura y la explotación de oro; mientras el gobierno promovía la colonización y construcción de carreteras para llevar el “desarrollo”. Esto trajo como consecuencia el desalojo y la muerte de nativos y recolectores de caucho, que por el desempleo, llegaron a la selva.

Los trabajadores se organizaron para detener la tala y el avance de los terratenientes. Chico Mendes fundó un sindicato de recolectores y exhortó a la población a unirse en defensa del bosque. Una vara sola, decía, se quiebra fácilmente; pero varias juntas, no se rompen. Logró que se sumaran ambientalistas, sindicalistas, políticos, profesionales, iglesias, etc., y consiguió apoyo internacional. Al final, el gobierno declaró la región como zona de reserva. Los terratenientes, no contentos, prepararon su venganza y lo asesinaron, el 22 de diciembre de 1988, frente a su casa, a la edad de 44 años. “Cuando el asesino huía/ Chico Mendes se moría/ La selva se ahogaba en llanto/ El dejó dos lindos críos/ Una esposa valerosa/ Y una selva en agonía”. (Canción de Maná).

Defendió la selva, y con ella la tierra y la vida: “esta tierra no sirve si no hay árboles”, “me opongo a la ruta porque significa talar árboles”, “si perdemos los árboles, perdemos todo, no tendremos ciervos, ni caza, comida…”.  Este gran Chico lo que pide en la “negociación” que pretendían los terratenientes, es que “devuelvan a nuestra gente sus padres, esposas e hijos”, “déjennos la selva y quédense ustedes con las sierras”, les dijo. Pero no estaba contra el desarrollo, se preocupaba porque la gente estudiara, no era sólo tener tierra y trabajo: “necesitamos progreso, necesitamos desarrollo, pero de manera que no nos empobrezca”.

Chico Méndez luchó por el bosque y todo lo que significa: vida, tierra fértil y tenencia de la tierra; trabajo, animales, alimentación. Libertad y autonomía para vivir y decidir en su comunidad; la familia, las flores (no las quería en su vela, porque significa arrancarlas del bosque), la belleza, lo intangible, lo ignorado por quienes sólo buscan la riqueza material. Y a costas de aplastar a sus “hermanos”; pero, los que matan a la gente, su presente y su futuro, no son hermanos. “Estos, son mis hermanos”, dijo Chico, dirigiéndose a los suyos. Y también está a favor de la paz, no quiere violencia, ni más muertos “no salvaremos el Amazonas con grandes funerales”.

Algo que me impactó fue cuando va dejando su casa en la selva, y los pájaros cantan, ¿o lloran?  Él se los muestra a su hijo Sandino. Seguramente su alma también lloró. Con el bosque se van también los trinos, el paisaje, la bruma, los momentos vividos, las prácticas y creencias ancestrales. Y se quedan ahí, su cultura y sus muertos solos. ¿Y no sucede igual ahora, con los “traslados” de comunidades para llevar el desarrollo y atraer inversión”? ¿Y qué nos ofrecen los “partidos” políticos para la protección integral del medioambiente? ¿Por qué no se añaden a favor de la vida que nos da el bosque?

La autora es profesora y comunicadora.

Opinión Árboles archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí