Querida Nicaragua: La paz es el supremo anhelo de todos los pueblos del mundo. Hay millones de seres humanos sufriendo por la guerra, por la incomprensión, por la violencia. Las causas son diversas: económicas, étnicas, religiosas, políticas, sociales, etc. Es por esto que los esfuerzos de paz entre los pueblos son altamente apoyados por las personas más connotadas del mundo y por los organismos internacionales de todos conocidos que viven precisamente alentando el bienestar de los pueblos y por ende la paz de los mismos.
Nosotros en Nicaragua, a partir de la llamada revolución sandinista del 79 comenzamos a sufrir un tipo de gobierno filocomunista que supuestamente venía a hacer justicia pero que hizo mucha injusticia. Confiscó a quienes no debía, despojó de sus bienes a muchos que no habían cometido delito alguno, se ensañó sobre muchos ciudadanos que habían tenido algún tipo de relación con el gobierno somocista, se apoderó de mansiones y casas, de negocios, fincas y cuanto encontró a su paso. Pero todo esto fue poco comparado con el sistema político que pretendieron imponer, con la perpetua guerra que provocaron, con la angustia de las madres que sufrieron cuando sus hijos fueron reclutados para un Servicio Militar obligatorio de donde no se sabía si volverían. Fueron diez años de sufrimiento del 79 al 89.
Ante la guerra de Nicaragua entre los campesinos y el régimen comunista surgieron los esfuerzos por la paz y se formó el grupo de Contadora, cuatro países: Méjico, Colombia, Panamá y Venezuela. Decenas y decenas de reuniones en busca de la paz en Nicaragua, esfuerzos que apoyaron muchos países de América y del mundo. Luego surgieron las reuniones de Esquipulas en Guatemala y después el plan de paz del presidente Oscar Arias, de Costa Rica, con el cual se logró la promesa de elecciones libres, supervigiladas internacionalmente con el fin de conseguir una “paz firme y duradera”.
El caso de Nicaragua lo conocemos de sobra. Aquí, la Resistencia que estaba ganando la guerra tuvo que entregar las armas a cambio de las elecciones en las que el sandinismo salió derrotado. Tuvimos quince años de democracia y hoy estamos como estamos porque las intenciones de los camaradas nunca fueron vivir en democracia, sino tomar el poder y entronizarse en él.
La guerrilla de las FARC de Colombia ha tenido el mismo pensamiento ideológico del danielismo. Todos recordamos cómo el propio don Daniel fue a las montañas de Colombia, a los campamentos de las FARC a condecorar a Manuel Marulanda, alias “Tiro Fijo”, lo cual nos dice claramente qué ideología tiene la gente de las FARC.
Hoy en día el presidente Juan Manuel Santos y las guerrillas de las FARC han firmado un plan de paz para terminar con la guerra de cincuenta años y de más de 200 mil muertos en Colombia. La guerrilla entregará las armas y su enorme estructura de narcotráfico será desmantelada bajo la supervisión de las Naciones Unidas. El Gobierno no procesará por crímenes a los guerrilleros y a cuatro de ellos los incorporará al Congreso Nacional con voz pero sin voto. Las FARC entran al juego político en Colombia. Los más importantes personajes del mundo, comenzando por el papa Francisco han apoyado este plan de paz de Colombia, el presidente Obama de los Estados Unidos, la Unión Europea y todos los presidentes latinoamericanos siguen de cerca este plan de paz el que será ratificado por el pueblo en un referéndum. Yo quisiera creer que esta vez los camaradas van de buena fe, que los millones que han recibido en el negocio del narcotráfico se terminarán, que no habrá más secuestros y que vendrá una nueva era de paz para los colombianos. Yo quisiera creerlo, pero tengo mis dudas. Es demasiado bueno para ser verdad. Dios proteja a los colombianos.
El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.