Un día después de haber conquistado el más importante triunfo en la historia del boxeo nacional, Román “Chocolatito” González fue recibido como héroe a su llegada al Aeropuerto Augusto C. Sandino de Managua.
González protagonizó, la noche del sábado en Inglewood, California, una dramática batalla a través de 12 electrizantes asaltos ante el mexicano Carlos Cuadras, tras la cual capturó su cuarta corona mundial.
“Quiero expresarle mi agradecimiento a Dios, quien me dio las fuerzas para triunfar y a cada uno de ustedes por sus oraciones para salir victorioso”, dijo el tetracampeón, tras salir del la terminal aérea.
El “Chocolatito”, quien sin proponérselo está generando una constante comparación con Alexis Argüello, volvió a referirse con respeto y gratitud al que fuera su mentor y uno de sus principales promotores en la etapa inicial de su carrera.
“Alexis siempre está presente en nuestros corazones. Dije que deseaba ganar esta corona en su honor y ahora puedo decir que le he cumplido. Como he dicho, él es el mejor, yo soy su hijo. Solo trato de seguir sus huellas”, reiteró el pugilista.
En el aeropuerto, González fue recibido por sus familiares, fanáticos que emprendieron un recorrido con él hacia su casa por las calles de Managua, el vicealcalde de esta ciudad, Enrique Armas y miembros de la Juventud Sandinista.
Román vino con los ojos ocultos detrás de unos lentes para el sol, una chaqueta de la promotora japonesa Teiken y una bandera de Nicaragua encima de sus hombros. Hizo una prolongada pausa para dialogar con los periodistas y luego se incorporó a la caravana que tenía como destino el barrio La Esperanza.
UN AMBIENTE FESTIVO
El salón diplomático estaba reservado para recibir al tetracampeón. Ahí desde una hora antes se aglomeraron los miembros de la Juventud Sandinista que danzaba al ritmo de chicheros y música partidaria, mientras esperaban el arribo de Román. El ambiente fue festivo, con un sentido nacionalista.
La bandera nacional se apoderó del entorno por primera vez, caso contrario de otras ocasiones en las cuales ondeaba más la bandera del partido de gobierno que la azul y blanco. La inusual cantidad de personas paralizó por momentos el tráfico en el aeropuerto hasta que dos oficiales empezaron a dar vía y descongestionar la pasada, para dejar el paso libre a las cuatro patrullas y siete motos que escoltaban la camioneta que sirvió de carruaje a Román en la caravana.
A las 8:00 p.m., se estacionó un camión con unos parlantes y muchachos que empezaron a repetir “Chocolatito”, “Chocolatito”, “juventud, juventud”, los presentes reproducían en coro las frases, gritaban y sonaban trompetas. Poco después el tetracampeón cruzó la puerta directo a una caminata, el gentío empezó a esparcirse, unos empujaban buscando la mejor posición para tocar a Román o sacarse una foto, mientras los de la Juventud Sandinista corrían a montarse a los buses y perseguir la caravana.
Román paralizó el tráfico en la Carretera Norte. Los vehículos no cruzaban ni de una vía u otra, todos frenados por más de 15 minutos. Los pobladores de los barrios aledaños a la carretera, que se salieron de sus casas, aprovecharon para tomar fotos a la caravana o decirle adiós al campeón, quien salió ondeando la bandera de Nicaragua, esa que elevó a lo más alto del boxeo mundial con la cuarta corona.
(Con la colaboración de Nectalí Mora Zeledón).