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Sergio Ramírez

Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete

Sergio Ramírez: “Francisca Ramírez es la única líder de Nicaragua”

Sergio Ramírez se sorprende con las "medidas extravagantes" de restricción de Daniel Ortega y Rosario Murillo a la población.

Las sombras del final de la tarde se extienden sobre las filas de innumerables libros. El escritor está sentado. Con una luz de artificio, el fotógrafo lo retrata en claroscuro. Nadie habla. En este cuarto germinó, palabra con palabra, el genio del premio Alfaguara 1998. La trayectoria del Carlos Fuentes 2014. Pero hoy el literato no habla de literatura. “Yo tengo dos deberes —explica—, uno como escritor y otro como ciudadano”. Y hace poco volvió a despertar el segundo, sobresaltado.

Hasta hace poco, Sergio Ramírez prefería no hablar de política. Ni de Daniel Ortega. Pero desde que el Gobierno de Nicaragua destituyó arbitrariamente a la oposición de la Asamblea legislativa y de las votaciones generales de noviembre, y con el anuncio sin precedentes de que la primera dama, Rosario Murillo, será la vicepresidenta muy pronto, Ramírez considera que su deber es no guardar silencio.

El vicepresidente de la República entre 1984 y 1990, otrora cercano de Daniel Ortega (presidente también durante esos años), recibió a Revista Domingo en su casa, en su estudio y charló de todos los temas. La Nicaragua actual, las crecientes restricciones contra sus ciudadanos, el silencio de estos, el liderazgo de una voz del campo llamada Francisca Ramírez y el aparente declive de la política de izquierda en América Latina, tras la caída de Dilma Rousseff en Brasil y la crisis de Venezuela. La escena internacional, de hecho, es el tema con el que comenzamos.

¿La política de izquierda vive un declive en Suramérica?
Creo que no podemos hablar de una homogeneidad. Hubo un lazo que ha desaparecido entre estos modelos: el petróleo de Chávez. En Venezuela hay una crisis terminal. Hay una crisis dentro del chavismo mismo, porque el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) no se atreve a probar con un sustituto de Maduro que lo salve como institución política mientras el barco se hunde. Me parece que el país está más allá de la atemorización, de que la gente vaya a temer la represión para asistir a una marcha. Y por otro lado la crisis económica que cada vez se va a volver más insostenible, cuando Venezuela no pueda abonar los intereses de su deuda externa.

¿Ecuador y Bolivia no entran en un grupo con Venezuela, entonces?
Es que es otra cosa. En Ecuador hay un gobierno nacionalista, populista si queremos, pero que gobierna en otras condiciones. Correa le quitó privilegios al Ejército que ellos consideraban sagrados, como la seguridad social militar. En Venezuela el Ejército está firmemente detrás de Maduro. Y es más, Correa ha dicho que no se presentará de nuevo.

Igual que Evo Morales, tras el referendo…
Igual que Evo. Entonces ni Correa ni Evo buscarán cómo su partido quede en el poder ni buscarán que quede un sucesor de su confianza. Lo interesante es que ellos son caudillos, si queremos llamarlos así, que no se autoproclaman eternos, sino que se abren a una sucesión. Respetan el voto. Evo Morales perdió un referendo y no hubo problema en aceptar la derrota. Y nadie ha acusado a Correa de quedarse en el poder por el fraude.

Hablando del voto, en Venezuela en las últimas elecciones legislativas la oposición ganó con claridad contra el partido de Maduro y se respetó.
Lo que te muestra eso es que el presidente tiene influencias sobre las instituciones, pero no al grado de decir: “Miren, como vamos perdiendo, volteen los votos”. No lo hace.

¿No lo hace porque el sistema de votación electrónica venezolano es más difícil de alterar?
Si hay voluntad el fraude se hace, pero ni siquiera evitaron que la nueva asamblea tuviera los votos suficientes para llamar a una constituyente (reformar la Constitución) o para pedir el revocatorio (invalidar un mandato o resolución). Ellos pudieron haber hecho un fraude relativo. Darles mayoría pero no suficientes votos para las reformas. No lo hicieron, el voto fue respetado íntegramente. Ahí hay transparencia. Otra cosa es ya perdidas las elecciones, la decisión mal aconsejada que tomó Maduro de no respetar que la Asamblea Nacional es un poder independiente y elegir apresuradamente a unos miembros de la Corte Suprema que estén a favor suyo y gobernar legislativamente desde la Corte Suprema, anulando todo lo que se resuelve en la Asamblea.

¿Cómo valora la destitución de Dilma Rousseff en Brasil?
Brasil es una de las grandes economías del mundo, pero la ferocidad de la pugna política no se distancia de los otros países de América Latina. La oposición nunca aceptó el segundo mandato de Dilma Rousseff, que lo ganó por pocos votos, y hubo un plan para acabar con el gobierno, que se vio favorecido porque el segundo mandato de Dilma no gozó con el apoyo del primero. En el segundo la golpea la crisis económica y marchas populares tan grandes como las que hay en Venezuela contra Maduro. En el momento que ella pierde la calle, pierde la posibilidad de defender el poder.

¿Es justa su destitución?
Es un caso de venganza política, pero siguieron escrupulosamente todos los pasos que manda la Constitución para destituir a un presidente. Es decir, legalmente, todo fue como debe ser. Que no es un acto justo, eso es otra cosa. Que quienes lo hacen no son santos de mi devoción porque el impeachment de la primera instancia de los diputados fue un verdadero circo, es otra cosa, pero los votos fueron contados. ¿Que si fueron comprados, que si fueron chantajeados, como Dilma dice?, bueno, esa es una práctica vieja de la política en Brasil. Lula solo pudo gobernar con una mayoría que él tenía que ir a cortejar. El PT (Partido de los Trabajadores) nunca tuvo mayoría absoluta para pasar las leyes y para hacerlas pasar tenía que hacer concesiones, repartir favores, ministerios, negocios.

En resumen, ¿cuál es la diferencia fundamental entre estos gobiernos y el de Maduro?
La diferencia con Venezuela es que en ninguno de estos países puede prosperar un proyecto de continuidad de una persona o un partido en el poder sin respetar las reglas del juego electoral. Argentina, Brasil, Uruguay, son países donde la institucionalidad política se ha respetado. A la señora Kirchner nunca se le hubiera ocurrido decir: “Ahora yo me quedo”. Se cuentan los votos y se acepta el resultado, al extremo que en Perú, Kuczynski ganó las elecciones por 30 mil votos. Veinte años antes eso es una guerra civil. Nadie aceptaba un resultado de 30 mil votos. Ese es el nuevo panorama de América Latina. Esa es la congruencia política que yo veo. La alternabilidad, el respeto del voto.

Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete
Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

¿Un panorama que no llega a Nicaragua?
Es que nosotros caminamos al revés, como el cangrejo. En lugar de que tengamos en pleno siglo XXI un fortalecimiento cada vez mayor del sistema democrático, lo que ha ocurrido es que el sistema se ha convertido en una caricatura. Lo que aquí ocurre es incongruente con el panorama político de América Latina. ¿Vos te imaginás que en Costa Rica de repente sean expulsados de sus asientos unos diputados que no le gustan al presidente Solís? ¿En Uruguay? ¿En Argentina? Son países donde hay control. Hay separación de poderes y balance en el poder. Cuando una compañía minera que ahora está instalada en Nicaragua, quiso establecer a orillas del río San Carlos, de Costa Rica, una mina a cielo abierto, hubo un recurso de los ecologistas ante la Sala Cuarta y un tribunal constitucional prohibió que se hiciera el proyecto minero.

¿Qué tanto le importa al nicaragüense la Constitución y que esta sea violada?
Si a la gente le plantean de manera aislada las violaciones a la Constitución, no causa conmoción en la sociedad. Eso no está dentro de los intereses primarios de la gente. No está en sus necesidades del día a día. Aquí habría que convertir la democracia en necesidad. Que sea parte de la canasta básica. Pero en un país donde el 70 por ciento de la gente tiene empleos informales, alguien que tiene que rebuscar para comer todos los días se va a preocupar menos de irse a plantar frente al CSE (Consejo Supremo Electoral) que de sobrevivir cada día.

¿Cómo hacer para que a la gente le interese la Constitución?
Aquí el problema del liderazgo político es que no ha sido capaz de tejer los intereses de lo que realmente preocupa a la población, porque no es cierto que este sea un país feliz y contento con lo que está pasando. La gente se calla no porque no tiene intereses sino porque tiene temor. Entonces cuando se salen a defender intereses concretos, y te pongo como ejemplo a doña Francisca Ramírez, hay apoyo masivo. Ella es la única líder verdadera que hay en el país, porque tiene credibilidad, la gente le hace caso. Confían en ella éticamente, y eso es muy importante. La confianza ética aquí se ha perdido. Ella es una mujer que sale despeinada, calzada con chinelas de gancho y mueve a miles de campesinos. Si esa mujer fuera una líder urbana y no rural, las cosas habrían cambiado, pero nos seguimos concentrando en lo que va a ocurrir en noviembre. ¡Ya sabemos lo que va a ocurrir! Yo te podría decir con cuántos votos va a ganar el Frente Sandinista: va a ganar con más del 70 por ciento. ¿Quiénes van en la papeleta electoral? Son 16 personas que no los han visto ni en su barrio. ¿Dónde está la campaña electoral? ¿Dónde están las movilizaciones, los debates?

Hace unos días el Gobierno entregó un Libro Blanco sobre el proceso electoral al cuerpo diplomático. ¿En Nicaragua alguien se cree que las elecciones son limpias?
La gente que no se moviliza, que no sale de su casa, que a lo mejor no le importa tanto el resultado de las elecciones, eso no lo cree. Y eso está incluso en las encuestas que más favorecen al Gobierno. Está clarísimo.

Hace poco usted hablaba en una entrevista sobre las restricciones que hay en Nicaragua y antes me decía que la gente no se manifiesta por temor. ¿La gente siente las restricciones?
A alguien se le ha ocurrido la peregrina idea de que las medidas del Estado cerrado, que no funcionó en el pasado en Europa del este, aquí pueden funcionar. Pedir permiso con siete días de antelación para que unos misioneros puedan entrar al país, a niños ticos que vienen a un baile folclórico les exigen una carta de invitación. Van a revisar la valija diplomática en contra de lo que dice la Convención de Viena… Esas son cosas completamente extravagantes. Son cosas cuya arbitrariedad a mí me deja con los ojos muy abiertos. Algún sentido tiene, pero yo no sé cuál es.

¿Quieren ir hacia algún lado con estas medidas?
Van hacia algún lado, caprichosas no son. Simplemente se van anunciando una tras otra y no sé cuándo va a estar completo ese número de medidas tan sorprendentes. Ojalá hubiera un momento de reflexión en que no se siguiera adelante por ese camino, porque solo lleva eventualmente a un enfrentamiento. Va a haber un momento en que habrá una resistencia frente a ese tipo de medidas. Aquí se está creando un muñeco mal hecho que no puede caminar. Un modelo de restricciones, de controles policiacos, militares, de sometimiento, de aislar al país.

Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete
Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

¿Entre los siguientes pasos de represión es posible que cierren LA PRENSA o no dejen salir a los nicaragüenses del país?
No creo… Bueno, no sé. Ahora no sé qué creer, pero yo siento que hacer crecer la incompatibilidad con América Latina no es viable. Apartarse de los modelos establecidos, donde la gente entra y sale, es incompatible. Es incompatible incluso con la economía de mercado. Y esta economía no es la de los grandes millonarios, es la de todo el país. El que vende un pipián en el mercado hasta el que vende repuestos de bicicleta.

Pero hasta ahora la empresa privada se ha llevado muy bien con el Gobierno.
Ese modelo de convivencia va hacia su agotamiento. Se sostenía porque el Gobierno tenía una actitud moderada con respecto a las libertades públicas. Y a pesar que la institucionalidad andaba renqueando, se conservaban rasgos suficientes como para que hubiera esta compatibilidad. En la medida que esa compatibilidad se descalabra, yo creo que esa relación va a sufrir. Yo no veo a la empresa privada aceptando entenderse con un Gobierno que no ofrece libertades públicas.

¿Y la inversión extranjera?
Bueno, aquí se ha sabido vender muy bien al extranjero la idea de que es un país estable políticamente, no hay huelgas, no hay dificultades para negociar los salarios mínimos… Todo esto porque hay un acuerdo muy profundo entre el Gobierno y los empresarios. Y también porque hay una normalidad en la macroeconomía. Un crecimiento moderado de cuatro y medio, cinco por ciento, además de la seguridad ciudadana. En la medida que esa seguridad comience a erosionarse, vamos a entrar en problemas. Sobre todo el año próximo, que vamos a comenzar a ver un declive de la seguridad macroeconómica porque vamos a entrar en una crisis.

¿Qué crisis?
Necesariamente vamos hacia una crisis económica porque las donaciones masivas del petróleo venezolano se terminaron. A este país entraron en los últimos diez años ocho mil millones de dólares. Eso se terminó. Muchos gastos sociales van a ser cargados al presupuesto. Venezuela ya inscribió su deuda como deuda del Estado. Aquí sigue siendo privada. Cuando la deuda con Venezuela pase a ser del Estado, va a significar más del 75 por ciento del Producto Interno Bruto. Eso es un total descalabro. La economía aquí ha funcionado dentro de una burbuja, pero es muy débil. ¿Qué es lo que exporta Nicaragua? Lo mismo que en el siglo XIX. Café, oro y ganado. Eso te produce atraso económico. El número de pobres no es cierto que se está reduciendo, porque si vos me decís que para no ser pobre tenés que ganar arriba de los dos dólares, eso es una fantasía.

Cambiando de tema, ¿cuál es su relación con Daniel Ortega, cuándo fue la última vez que hablaron?
Hace 17 años, en 1999, nos encontramos la última vez en el cumpleaños del doctor Joaquín Cuadra Chamorro.

¿Él nunca trató que se volvieran a unir en política?
Hablamos cuando él fue electo en el 2006. Hablamos por teléfono.

¿No le ofreció ningún cargo?
No, no. Solo hablamos porque había sido electo y nada más. Esa es la última conversación que hemos tenido. Sin embargo, yo no soy ningún enemigo de Daniel Ortega. No tengo una adversión contra él. Tuvimos una excelente relación de amistad cuando trabajamos juntos, y bueno, si yo me lo encuentro, que no creo que pase porque vivimos en dos mundos muy separados, lo saludaría con afecto, no tengo por qué no hacerlo.

¿Cómo era vista Nicaragua en el mundo en aquellos años de amistad con Ortega, después del triunfo de la Revolución?
Con mucha admiración. La revolución nuestra logró un apoyo que iba desde los gobiernos socialdemócratas a los movimientos de solidaridad heterodoxos, de la izquierda heterodoxa de Europa, Estados Unidos, América Latina. Y el respeto incluso de gobiernos de la derecha, de conservadores. Yo a nivel político iba cada año a Europa y me entrevistaba con gobiernos conservadores y había respaldo.

Sé que usted viaja mucho, así que le pregunto: ¿ahora cómo ven a Nicaragua?
Hasta antes de que anularan la personería política del PLI (Partido Liberal Independiente), yo me quejaba de que no hablaban de Nicaragua en el mundo. A mí nadie me preguntaba por Nicaragua. Se interesaban en mis libros, en la Revolución. Ahora desde la expulsión de los diputados y la candidatura de Rosario Murillo a la Vicepresidencia, he dado más de 40 entrevistas de prensa políticas. Antes yo le decía a los medios: “Mirá, yo prefiero hablar de literatura”. Pero hoy en día no me niego a hablar de la situación política, porque me parecería una deslealtad conmigo mismo y con mi país. Yo tengo dos deberes: mi deber de escritor, que es escribir bien, como un profesional, y tengo mi deber de ciudadano. Yo no puedo escribir con la persiana baja. Tengo que ver lo que está ocurriendo.

¿Qué fue lo peor que se hizo en los años 80?
Lo que pasa es que es muy difícil juzgar esos años sin el espectro de la guerra de por medio. Yo creo que la juventud, la inexperiencia juvenil, la ansiedad de cambiarlo todo, porque no hay que olvidar la edad que teníamos. Yo era de los más veteranos, tenía más de 30 años… La ansiedad de cambiarlo todo de la noche a la mañana sin experiencia previa… Creo que se jugó un sueño que no era posible y encima vino la guerra. Me parece que la ideología tuvo una gran responsabilidad en obnubilar las cosas, distorsionar las cosas. El esquema marxista, que por debajo del esquema pluralista era la gran ambición de muchos. Siempre el partido dominante, el partido hegemónico, el partido leninista. Entonces me parece que todo eso no ayudó a enfrentar las realidades del país y el choque que se dio pues, tenía que darse. La guerra civil que vino, la destrucción de la economía…

¿Y qué fue lo mejor que se hizo en aquellos años?
La cruzada de alfabetización, sin duda. Los grandes esfuerzos fueron en salud y educación. Aquí la revolución logró dos cosas desde la entrada: enseñar a leer y escribir a la mayoría de la población, y eso fue una labor de todo el país, de todas las clases sociales, todo mundo se involucró. Hasta entonces fue el gran momento de la revolución. Y también las campañas de salud. Aquí en dos años terminamos con la poliomielitis. Aquí en el 80 había poliomielitis, la gente se seguía muriendo, y con las campañas de vacunación se terminaron todas las enfermedades endémicas. Ahí se mostraba cuál era la voluntad humanista que la revolución tenía.

 

Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete.
Sergio Ramírez. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

 

Plano personal

Sergio Ramírez Mercado cumplió 74 años el pasado 5 de agosto.
Está casado con Gertrudis Guerrero desde el 26 de julio de 1964 y tiene tres hijos y ocho nietos.
Su bebida favorita es el fresco de granadilla, pero también disfruta del whisky en las rocas.
Su primer recuerdo es: “La Mercedes Alvarado, mi china, que fue como otra madre, sacándome de una batea donde ella me bañaba para depositarme sobre una máquina de coser y secarme con una toalla”.
Escribe todos los días de 8:00 de la mañana a 1:00 de la tarde.
Tiene mucha música en físico, pero cuando escribe usa Spotify. “Es mucho más práctico”, dice.
Su lugar favorito en el mundo es Masatepe, donde nació.

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COMENTARIOS

  1. Alberto
    Hace 8 años

    Mis respetos para el Sr. Sergio Ramirez

  2. Pronóstico
    Hace 8 años

    2017 será el año a partir del cual a los Ortega Murillo ya no les será posible el continuar ocultando el descontento manifiesto en jas zonas rurales de paisito, escribanlo en piedra.

  3. Allahu Akabar
    Hace 8 años

    O se es gallo o se es gallina porque espacios para gallos gallinas se acabaron el día que el inconstitucional hizo el primer fraude en las municipales del 2008. El día que el inconstitucional viola constitución para erigir su dictadura en el 2010 ese día se perdió todo el progreso institucional que se venía forjando.

  4. Ramon Salgado Valle
    Hace 8 años

    ¡Correcto, Francisca sí es líder!

  5. Edgardo Argeñal Vallejos
    Hace 8 años

    Don Sergio Ramirez Mercado, me gustaría , que usted como un gran escritor Nicaragüense, que conoce la verdadera Historia de Daniel antes y después de la revolución. Conoce e interpreta los verdaderos ideales de Augusto Cesar Sandino. Me gustaría que escribiera la verdadera historia del frente Sandinista. Me gustaría que sacara a la luz pública, la traición que ha hecho Daniel al pueblo. Me gustaría que sacara a la luz, con la destreza que tiene como escritor, todos los tentáculos de este, que si no se para a tiempo, puede provocar mas derramamiento de sangre inocente, sobre todo, el pueblo campesino, el cual ha sido siempre el más golpeado.

  6. el carolingio
    Hace 8 años

    Doctor Ramirez, con todos mis respetos,buenos argumentos y respuestas,felicidades!

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