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Fabián Medina, En Letra Pequeña

En Letra Pequeña

En Nicaragua hay grupos que se creen con el monopolio de la violencia, no siguen las reglas de convivencia pero exigen al resto que las cumplan cuando ello les beneficia.

DEGOLLINA

Esta semana la maquinaria propagandista del autollamado Estado Islámico (EI) publicó el video más cruel que hasta ahora conozcamos de ellos. Prisioneros vestidos de anaranjado desfilan esposados hacia un matadero donde son degollados y guindados de cadenas, literalmente, como reses. El video es de altísima calidad y hasta ahora nadie lo ha desacreditado como falso. Cuando creíamos haber visto el límite de la crueldad humana, salen ellos con nuevas ideas superándose a sí mismos. Primero fueron las decapitaciones, luego los quemados vivos, los ahogados, los lanzados al vacío y ahora esta degollina. Probablemente actos tan sanguinarios como estos han existido desde el principio de la humanidad pero nunca antes la crueldad del hombre contra el hombre estuvo tan expuesta como ahora.

DILEMA

El gran dilema que enfrenta la humanidad es si se deben seguir las reglas establecidas en el mundo civilizado para la convivencia entre naciones y personas con estos sujetos que no siguen ninguna regla, que no tienen ningún escrúpulo ante nada ni nadie y que sacan ventaja de las prohibiciones que se autoimponen las sociedades que quieren destruir. ¿Se les puede enfrentar siguiendo las reglas que ellos ni por cerca están dispuestos a respetar? Por ejemplo, ¿deberían respetárseles los derechos humanos a estos matarifes que cuchillo en mano se exhiben orgullosos rebanando los cuellos de personas indefensas? La respuesta de cajón sería que sí, que no se les puede combatir comportándose como ellos porque al hacerlo ellos terminarían ganando. Sin embargo, ante tanta crueldad, uno empieza a creer que las respuestas de cajón, lo políticamente correcto, ya no es suficiente.

NARCOS

Tomemos de ejemplo Colombia. ¿Por qué el narcotráfico llegó a tener tanto poder? Porque ellos tenían tantos recursos como el mismo Estado pero no tenían que seguir las mismas reglas. Pablo Escobar voló un avión lleno de pasajeros, hizo explotar edificios, secuestró y ejecutó personas para conseguir sus propósitos. Y no soy tan ingenuo para creer que del lado que combaten al Estado Islámico o del lado de quienes combaten al narcotráfico están los buenos, y del otro lado los malos, porque el mundo no funciona así. Lo que sí tengo claro es que de un lado están ellos y del otro estamos nosotros, todos, el mundo que ellos quieren destruir.

NICARAGUA

Caigamos a Nicaragua. Aquí también hay grupos que se sienten dueños del monopolio de la violencia. Por su propia naturaleza no respetan reglas, pero esperan y exigen que sus enemigos o adversarios las respeten. Y uno puede entender que un movimiento guerrillero no respete las leyes del gobierno a quien combate, pero resulta incomprensible que una vez que ese grupo ilegal se convierte en gobierno siga sin respetar las leyes con que funciona toda la sociedad y que a ellos les corresponde administrar.

PALIZA EN BLUEFIELDS

Un botón de muestra. Hace poco se viralizó un video donde la Policía Nacional detenía con violencia a un joven de Bluefields cuya casa llegaron a catear. En el video queda claro que el joven pide a las autoridades una orden de allanamiento, un derecho que como ciudadano le corresponde según las reglas de convivencia que Nicaragua ha establecido para sus ciudadanos. Los policías no andaban la orden pero aún así, contra ley, realizaron el cateo. El muchacho actuó como ciudadano, según las reglas del juego, la Policía actuó como delincuente violando la ley. Sin embargo, el vapuleado, el detenido, fue el ciudadano que pedía respeto a la ley y no sabemos hasta ahora que los policías hayan sido castigados por violarla.

CARICATURA

Entonces en Nicaragua tenemos una caricatura de República porque los que están obligados a cumplir y hacer cumplir las leyes, las reglas establecidas para la convivencia se han vuelto los primeros en violarlas y en reclamar como legítimo su derecho a violentarlas, mientras quienes siguen las reglas, reclaman los derechos que las reglas de convivencia les conceden, son tratados como delincuentes.

BICENTENARIO

El asunto es que hoy estamos a solo cinco años de cumplir dos siglos desde la independencia de España y vamos a llegar a ese bicentenario sin elecciones, en manos de un régimen familiar autoritario que ha desbaratado las instituciones, que ha partidarizado al Ejército y la Policía y que no se sujeta a ley alguna porque ha encontrado en el irrespeto a las reglas la ventaja que necesita para entronizarse sobre aquellos que aspiran a una sociedad de reglas para todos y que con todas las desventajas que eso le trae en esta competencia desigual, están dispuestos a cumplirlas. Llegamos al bicentenario, sin República que celebrar.

Columna del día En Letra Pequeña Fabián Medina archivo

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COMENTARIOS

  1. Justo
    Hace 8 años

    La suerte esta echada…

  2. el carolingio
    Hace 8 años

    Se da por sabido que quien actua de tal manera es covarde al final

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