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De la pobreza a la riqueza mental

Hay personas que pasan la vida repitiéndose a sí mismas que “no pueden”. Viven culpando a los otros por “su situación”. Pero hay personas muy pobres, que pese a todas las adversidades, limitaciones que enfrentan, fueron capaces de organizarse, seleccionar personas honestas y trabajadoras y ayudarse a sí mismas a progresar y mejorar el bienestar de sus familias.

De la pobreza a la riqueza mental. “Pobre no es el que tiene poco, pobre es el que necesita infinitamente mucho y desea más y más”, José Mujica.

Hay personas que pasan la vida repitiéndose a sí mismas que “no pueden”. Viven culpando a los otros por “su situación”. Insisten en ver todo en la vida en estado de “pesimismo permanente”. Y para cereza del pastel, están convencidas que las demás personas “tienen la obligación de ayudarles”.

No obstante, me ha tocado ver experiencias de personas muy pobres, que pese a todas las adversidades, limitaciones que enfrentan, fueron capaces de organizarse, seleccionar personas honestas y trabajadoras y ayudarse a sí mismas a progresar y mejorar el bienestar de sus familias.

Pude ver ejemplos de países y realidades tan diversas como grupos de autoayuda en África, cajas rurales en Honduras, empresas de crédito como las auspiciadas por el Grupo Finca, Edesa en Costa Rica, entre otros, que tuvieron la virtud de compartir valores comunes que les ayudaron a progresar.

Fueron capaces de organizarse, seleccionar personas honestas y trabajadoras en sus comunidades, desarrollar habilidades, capacidades de autogestión y manejar sus organizaciones con un enfoque empresarial, de sostenibilidad, que al mismo tiempo cumple una función social de desarrollo.

Por pobre que sea un país, existe dinero en las comunidades. El desafío está en generar la confianza para movilizarlo, organizarlo y motivar, apoyar a las personas para que siembren las semillas de su propio desarrollo de emprendimientos de forma responsable y disciplinada.

El secreto para pasar de la pobreza a la riqueza mental está en asumir una actitud positiva frente a la vida, problemas, tener voluntad de hierro para el trabajo, mantener honestidad, puntualidad, disciplina y persistencia para desarrollar capacidades y realizar acciones estratégicas que contribuyan a mejorar el bienestar y felicidad de las personas.

El acceso a servicios asequibles y adecuados de recursos financieros, vivienda y salud es limitado, si no se acompaña de un proceso de desarrollo de actitudes, conocimientos y habilidades que permita a las personas ser el principal motor de su propio bienestar.

Encuentre la forma de combinar lo que le gusta, disfruta hacer, con la generación de valor para muchas personas, por lo cual estén dispuestos a pagarle y combínela con la autocrítica positiva, aprendizaje y mejora permanente y correrá el riesgo de mejorar su vida.

Si se equivoca, sacúdase, aprenda la lección, levántese y vuelva intentar con más inteligencia, estrategia y energía.

(*) Educacionfinancieranic @gmail.com – Aprende más en: www.123libertadfinanciera.com

Economía mental pobreza Riqueza archivo

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