Se calcula que anualmente en todo el mundo unas 424,000 personas mueren debido a caídas de las cuales el 80 por ciento de esas muertes se registran en países de bajos y medianos ingresos y las principales víctimas son personas mayores de 65 años, esto según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las caídas son la segunda causa de muerte ya sean estas accidentales o intencionales y se producen unas 37.3 millones de caídas cuya gravedad requiere atención médica. La edad, sexo y estado de salud influyen en la lesión y la consecuencia de estas.
Entre los principales factores detectados por la OMS se encuentran: las actividades laborales en las alturas y otras condiciones de trabajo peligrosas, consumo de alcohol y drogas, efectos colaterales de los medicamentos, inactividad física y pérdida de equilibrio, sobre todo en las personas mayores, problemas cognitivos, visuales y de movilidad, especialmente entre quienes viven en instituciones tales como las residencias de ancianos o los centros de atención a pacientes crónicos y la falta de seguridad del entorno, especialmente en el caso de las personas con problemas de equilibrio o de visión.
Según indicaciones de la OMS los ancianos son quienes corren mayor riesgo de muerte o lesión grave por caídas, y el riesgo aumenta con la edad y la magnitud del riesgo puede deberse, al menos en parte, a los trastornos físicos, sensoriales y cognitivos vinculados al envejecimiento, así como a la falta de adaptación del entorno a las necesidades de la población de edad avanzada.
Ojo con los niños
Otro grupo frágil frente a esta problemática son los niños cuyas caídas se deben en gran parte a su estado de desarrollo, a su curiosidad innata y al aumento de su nivel de independencia, que les lleva a adoptar conductas de más riesgo incluso a la supervisión insuficiente de los adultos.
El ortopedista Joel Narváez explica que las caídas en los ancianos pueden resultar más grave que para los niños debido a que existe mayor desgaste en sus huesos y si no son intervenidas quirúrgicamente a tiempo pueden provocar que no se pueda apoyar el miembro afectado además de dar lugar a una trombosis venosa o pulmonar y en los niños las fracturas pueden dar problemas a nivel de las articulaciones los que pueden desarrollar problemas infecciosos.
La OMS recomienda como estrategia preventiva que se debe hacer hincapié en la educación, la capacitación, la creación de entornos más seguros, la priorización de la investigación relacionada con las caídas y el establecimiento de políticas eficaces para reducir los riesgos.