El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, que inaugurará el primer presidente afroamericano de la historia del país el próximo día 24, ha tardado más de un siglo en abrir sus puertas desde que en 1915 un grupo de veteranos afroamericanos de la Guerra Civil propusiera una iniciativa para albergar sus aportaciones a la nación.
Lo hará en un lugar privilegiado del National Mall de Washington, considerado “el jardín de América” y enclave de una veintena de museos dedicados a la historia del país. Su misión, en palabras de su director Lonnie Bunch, es “contribuir a que cada estadounidense, todo el mundo, entienda mejor la trayectoria de los afroamericanos y cómo ésta cambió a América”.
“La única manera de corregir un error es arrojar sobre él la luz de la verdad”. Estas palabras de la periodista y sufragista Ida B. Wells presiden una de las salas del museo y expresan su misión. El por qué lo recuerda Maya Angelou en la galería principal: “Con los obsequios que heredé de mis ancestros, yo soy el sueño y la esperanza del esclavo”.
Bunch, el encargado de hacer realidad el sueño del museo, ha tardado más de una década en recopilar los trazos de una de las historias más dolorosas del país y conseguir situarlos después bajo un mismo techo.
Nada más entrar, los ascensores descienden a los visitantes hasta el siglo XV, cuando decenas de barcos esperaban en puertos de África para cargar los esclavos que serían llevados hasta América.
En galerías subterráneas, muestra narra el episodio más doloroso y desgarrador de la historia del país, que llegó a contar con cuatro millones de personas esclavizadas —el 20% de su población— cuatro siglos después.