Líderes de las maras o pandillas de Honduras fueron reubicados este lunes 19 de septiembre de la Penitenciaría Nacional a una cárcel de máxima seguridad en el noroeste del país para evitar que sigan ordenando crímenes desde las celdas, anunció el presidente Juan Orlando Hernández.
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Las autoridades de seguridad “han cumplido con la orden de trasladar 37 delincuentes de los más peligrosos cabecillas de maras y pandillas” de la penitenciaría, 15 kilómetros al norte de la capital, “a la cárcel de máxima seguridad en Santa Bárbara” (noroeste), declaró el mandatario a la prensa.
Hernández añadió que ya concluyó la primera parte de una de las tres cárceles que empezó a construir al iniciar su gobierno, como parte de una nueva política penitenciaria.
Destacó que bajo su gobierno se han extraditado a 12 narcotraficantes y otros se han entregado voluntariamente a Estados Unidos, al tiempo que han sido capturados 274 cabecillas de pandillas.
Confinados
Con las nuevas cárceles “se inicia una etapa en la que se acabaron los abusos de los delincuentes más peligrosos porque éstos permanecerán confinados en celdas de máxima seguridad” sin comunicación telefónica, con derecho a solo una hora de sol al día y con visitas restringidas.
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Según el mandatario, líderes de pandillas han ordenado extorsiones, masacres y atentados desde la prisión.
El ministro de Seguridad, Julián Pacheco, aseguró a medios locales que el 80 por ciento de los ataques contra empresas y negocios por cobros de extorsiones se ordenan desde las cárceles.
Miembros de la pandilla Barrio 18 y Mara Salvatrucha disputan el control de barrios en las principales ciudades de Honduras para realizar extorsiones y vender drogas, en una encarnizada lucha que deja muertos todos los días.
Por las acciones de las pandillas y narcotraficantes, Honduras registra una elevada tasa de homicidios, de 60 por cada 100,000 habitantes, más de seis veces el promedio mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 8.9 por 100,000 habitantes.