La casa del nicaragüense ha sido el tema de pintores anónimos, también de otros que han creado su propio estilo. A partir de 1930 fue pintada por Carlos Bolaños y Ernesto Brown, entre otros, pero fue Carlos Montenegro a partir de los años setenta quien adquirió su propio estilo con la plumilla del claroscuro.
El pintor Alfonso Ximénez reconoce a Montenegro como el iniciador de este tema en la técnica de la plumilla en blanco y negro, también lo ve como el mentor de Silvio Bonilla y de otros de este particular estilo.
Recordó que el poeta Pablo Antonio Cuadra fue uno de los grandes impulsores de estas composiciones que dio a conocer en las páginas de La Prensa Literaria, con mayor difusión a partir de los años setenta.
Entonces tuvo la oportunidad de trabajar con el poeta como ilustrador. Tiempo después recibió clases con el maestro Rodrigo Peñalba, al igual Daniel Mayorga, y se dieron a la tarea de pintar el paisaje urbano como tema único, pero al óleo y acrílico y en composiciones de geometrías, en su caso. Su labor fue reconocida en 2008 con la Orden Independencia Cultural Rubén Darío.
La persistencia en trabajar la casa nicaragüense tuvo su eco. El pintor y dibujante Genaro Lugo hizo sus propias composiciones ocasionales de casas desde planos geométricos; el arquitecto Frutos Paniagua en acuarelas, Luis Manzanares en plumillas de encendidos colores, Róger Sevilla y Chico Luis, en sepias.
También Leonel Cerrato, Raúl Valverde, Henry Aguilar, Gustavo Manzanares, Pablo Parajón, Ramón Zamora, Eufrasio Villanueva, Víctor Fuentes, Norman Palacios, entre otros, han trabajado este tema.
“Pero es Silvio Bonilla quien logra trascender y pintar hasta el último de sus días con su técnica de aguada de tinta china sobre cartón, y con una plumilla de trazos muy finos que producen transparencias”, señala Ximénez.
Carlos Montenegro
Artistas plásticos y críticos de arte han coincidido en que Carlos Montenegro Altamirano (1942-2013) ha sido uno de los mejores dibujantes del trazo claroscuro con temas de la casa antigua nicaragüense y El Güegüense. Recorrió todo el país, boceteó, dibujó y pintó en blanco y negro y a colores las casas de Granada, León, Masaya, Chinandega, Rivas, La Libertad, Chontales y la Costa del Caribe nicaragüense. Y la razón —sostenía el mismo Montenegro— es que la casa antigua tiene mayor riqueza estructural y texturas visuales que la vivienda contemporánea.
Su técnica fue reconocida con el Premio Único en la II Bienal de Centroamérica y Panamá, realizada en Costa Rica en 1992. Y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) le reconoció por sus aportes en el dibujo en los últimos años de su vida, así como la Universidad Americana(UAM).
Silvio Bonilla
Silvio Bonilla Corea es el más destacado discípulo de Montenegro y también recibió clases del maestro Rodrigo Peñalba. Llegó a ser director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (2003-2008) y recibió la Orden Independencia Cultural Rubén Darío.
Para el pintor Mario René Madrigal, los dibujos de su maestro Bonilla parecen “poemas japoneses pintados sobre acuarelas tenues”, dado lo delicado y suave de sus trazos en aguadas, grises y sepias.
Sus composiciones hacen un recorrido por la arquitectura de la casa colonial, campesina y la choza indígena, asimismo resaltó la casa solariega de tejas de barro.
Los dibujos de estos tres maestros de plumilla y de pintura al óleo, Montenegro, Bonilla y Ximénez, se encuentran en manos de coleccionistas privados así como en colecciones de la Pinacoteca del Banco Central de Nicaragua y en otros bancos.