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Joaquín Absalón Pastora. LA PRENSA/Yader Flores

El canto verde del Dúo Guardabarranco

A treinta años de distancia a partir de 1986 se recuerda cómo quedaron personificados Los días de amar de Salvador Cardenal, considerados como la primera expresión musical ecológica mecida en la cuna del medioambiente.

A treinta años de distancia a partir de 1986 se recuerda cómo quedaron personificados Los días de amar de Salvador Cardenal, considerados como la primera expresión musical ecológica mecida en la cuna del medioambiente.

La muestra inaugural que corre vigente. Esa música pregonada anda en los caminos de la ventura, de la sensibilidad, del humanismo.

La canción apareció en uno de los discos del Dúo Guardabarranco, constituyéndose en una crítica a los factores que han provocado el deterioro ambiental.

Decía que fue mecida en la cuna por ser un himno que proclama la inocencia del niño. Salvador Cardenal estremece cuando se ocupa de ellos en la calle, atrapados por el garfio del dolor, cuando dispersa sus glándulas en la ecología, en la marginalidad, en el romanticismo. Se siente la melodía irónica sin incurrir en la protesta común y demagógica.

Estoy recordando al ruiseñor de la ecología, ecológico y en parte teológico. Lo traté en varias circunstancias del quehacer que él multiplicó por tres de los no pocos géneros del arte universal: la música, la poesía y la pintura. Esa trilogía sembró y cosechó con exuberante y nivelado amor.

La primera vez que lo vi, fue en pleno escenario del Teatro Nacional Rubén Darío. Katia y Salvador revelaban una canción nerviosamente expuesta con guzlas delgadas que destellaban a la aurora en la que podían presentarse las estrategias audaces de la disonancia y del contracanto, alborada alumbrada por el fraternal amor.

El dúo arrancaba sustancias de las lágrimas. El lema era vivificador con la vibración filosófica reflexiva. Esa música cantada por los dos era el resumen del respeto y la paz.

Cultura dúo guardabarranco archivo

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