14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

LAPRENSA/ARCHIVO

Un genio único

Se asume que el increíble Steve Jobs fue un portento de conocimientos tecnológicos que lo llevaron a diseñar por sí mismo los maravillosos productos que ideó, pero en realidad, no era tanto un superdotado en ese campo, sino que en lo que sí fue por sí y ante sí

Se asume que el increíble Steve Jobs fue un portento de conocimientos tecnológicos que lo llevaron a diseñar por sí mismo los maravillosos productos que ideó, pero en realidad, no era tanto un superdotado en ese campo, sino que en lo que sí fue por sí y ante sí —e inigualablemente— un diseñador clientocéntrico, puesto que pudo soñar el futuro y hacerlo realidad basado solamente en sus propios gustos y preferencias, los cuales existían solo conceptualmente en su imaginación, habiéndose anticipado décadas a su tiempo.

Él concebía los diseños de productos desde el punto de vista de él mismo como usuario, pasándolos después como un reto a quienes los podían crear operativamente, dispositivos que no eran imposibles de realizar, pero que sí proporcionaban todo un reto –por su tecnología disruptiva– cuando él describía los placeres, características y apariencia, como el usuario más ferviente y entusiasta de esos atractivos aparatos, aún inexistentes, pero su perspectiva era la de un “gozador” o “disfrutador” de la especie más avanzada que forzadamente uno pudiera imaginarse.

Veía en toda su claridad y nitidez de cómo esos productos debían lucir –su elegancia y paralela sencillez minimalista– su desempeño impresionante, características, propiedades, conveniencia, placer y goce estético que proporcionarían a la vista y demás sentidos, elementos que en una manera indudable, una vez creados, los convertían inmediatamente en productos revolucionarios. En su trabajo, aplicó siempre la frase de Leonardo Da Vinci: “La máxima sofisticación es la simplicidad”, ya que según ese otro genio italiano, las muestras de diseño de la naturaleza, son simplemente perfectas.

Jobs tenía una frase famosa para los finales de ciclo de diseño de cada producto: “Esta es la concepción del dispositivo en todas sus características y prestaciones, así luce, este es su cuerpo, estas son las percepciones sensoriales que siento me hacen gozar; ahora ustedes ingenieros, encárguense de crearle las entrañas”.

Steve Jobs fue un verdadero genio de la innovación sin límites, siempre insistía en la perfección de sus diseños y no estaba concentrado en desarrollar un producto que fuese exitoso por un tiempo o que solamente desplazara definitivamente a cualquier competencia —eso era una aspiración muy pedestre— sino que anhelaba que sus portentos creativos pudieran ser adoptados masivamente por toda una generación, pero sobre todo, por las subsiguientes también.

No obstante la sacrosanta reputación de Jobs como Über Dios Tecnológico, muchos de quienes trabajaron a su lado lo califican como una pesadilla de jefe, una persona áspera cuyos comportamientos rayaban en la tiranía administrativa más absoluta y radical; llevarse bien con Steve equivalía a haber aniquilado el criterio propio.

Fue un hombre absolutamente extraordinario en lo que se conoce hoy como la función del Imagineering, o sea, aquel que desarrolla posibilidades ilimitadas para sus producto-servicios, y que nadie de este planeta le superó en su capacidad de ponerse en los zapatos del único cliente o usuario creíble: exclusivamente él mismo.

Fue de manera extraordinaria un clarividente y visionario del porvenir, una especie híbrida entre un Nostradamus y Leonardo Da Vinci del diseño, que pudo visionar el futuro haciéndolo una realidad tangible con sus maravillosas creaciones –repito– desde un punto de vista clientocéntricamente absolutista; él era la única voz de los clientes de la cual percibía necesidades y retroalimentación, pero lo más importante e increíble, es que nunca se equivocó en sus apreciaciones.

Es preciso siempre pensar dentro de las empresas cuáles son aquellas innovaciones que se deben incorporar en los producto-servicios para no caer en el peor de los pecados comerciales, que es el permanecer estático, lo cual siempre será una ventaja para la competencia.
(*) [email protected]

Economía Conocimiento Tecnológico archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí