Artistas del istmo se unieron para crear una exposición en solidaridad con el pueblo mexicano y en especial con las familias de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que, después de dos años, siguen exigiendo al gobierno devolverles a sus hijos vivos.
Dicha exposición tuvo lugar en el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA). El grupo Malagana organizó el evento. Participaron artistas nicaragüenses como David Ocón, Patricia Belli, Alejandro de la Guerra, entre otros.
Crítica y reclamo
Afiches, fotografías, performance e instalaciones fueron algunas de las manifestaciones artísticas que con mucha carga simbólica hicieron sentir a los presentes sentimientos de impotencia, miedo y tristeza.
Raúl Quintanilla, quien fue parte de la organización del evento, cuenta que para dicha exposición hubo una invitación por parte del colectivo Malagana a diferentes artistas centroamericanos. Se pidió versiones en digital de las obras para evitar tener que enviarlas de vuelta, pues provoca dificultades logísticas. Las obras físicas que se presentan pertenecen a artistas nicaragüenses.
Quintanilla afirma que el impacto del arte es muy limitado, pero puede hacer pensar a un grupo determinado. Estas obras quieren crear impacto especialmente a estudiantes universitarios.
Artistas de México consternados
Al evento asistió el periodista mexicano Ernesto Gonzalo González-Galdes quien dirigió algunas palabras sobre el sentir de su pueblo dos años después del suceso. González manifestó que en la ciudad de México hay muchos colectivos de artistas que están haciendo desde su trinchera eventos parecidos de crítica y reclamo ante este crimen que sigue impune.
“Hay mucho enojo, pero no te pases de cierta situación porque también hay censura”, comentó el periodista.
El embajador de México en Nicaragua fue invitado al evento, pero al final no asistió.
Marco Agudelo, organizador de la muestra, manifestó que la exposición “tiene que ver con un sentimiento de solidaridad, de sentirnos afectados con lo que ha sucedido”. Según él, hay un sentimiento colectivo de indignación pues “no puede haber nada más grotesco que el Estado desaparezca lo más valioso de un país como lo es su juventud”.