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Empresario exitoso nicaragüense-hondureño don Raúl Torres Lazo, tiene muchos premios de la excelencia a la calidad, tanto de Nicaragua como de Honduras emprendedor de empresas en los dos países. La Prensa / Rene Ortega

Para ser buen empresario hay que ser honesto

Después de sesenta años de vida empresarial, Raúl Torres Lazo hace un repaso de lo que ha sido el secreto de su éxito

Después de sesenta años de vida empresarial, Raúl Torres Lazo hace un repaso de lo que ha sido el secreto de su éxito. A inicios de los años sesenta, tras haberse exiliado en Costa Rica, emigró a Honduras donde sentaría las bases para construir un imperio empresarial.

Torres, de voz suave y actitud amable, siempre quiso ser millonario y aunque tuvo la oportunidad de lograr su objetivo por la vía más fácil, aprovechando los privilegios que le otorgaba ser militar durante la dictadura de Somoza, decidió aferrarse a sus principios de honestidad. Denunció los abusos del régimen y estando en el exilio, lo combatió.

Torres, quien este año recibió la distinción Excelencia Empresarial en el Extranjero 2016 entregada por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), asegura que para ser empresario primero hay que ser honesto y perseverante, dos valores que le permitieron alcanzar el éxito en Honduras, donde creó veinte empresas.

Para ser un empresario exitoso, no solo renunció a los privilegios que pudo conseguir con la dictadura de Somoza, sino también al máximo cargo que ocupó en la estructura corporativa de una transnacional. Con un socio y un capital semilla de diez dólares, fue tras su sueño de ser millonario y lo logró.

Pero el legado de Torres no solo se limita al campo de los negocios, sino que trasciende a lo social y jurídico, pues en Honduras empujó 23 iniciativas de ley, de las que al menos el sesenta por ciento ya fue aprobado.

¿Cómo forja su carrera empresarial en el exilio?

Antes de llegar a Honduras, cuando salgo exiliado de Nicaragua en 1959, salgo a Costa Rica, la gran empresa Nestlé, que es una de las más grandes a nivel mundial, me contrata y después de dos años de trabajo intenso hago una gran labor pues Nestlé tenía una gran competencia que era Miss Johnson, que tenía un 90 por ciento del mercado y Nestlé el 10 por ciento.

Al año de mi gestión habíamos revierto esa participación de mercado. En Suiza, los dueños de Nestlé se fijaron en mí y dijeron “a este hombre tenemos que darle algo, porque es increíble lo que ha hecho”, entonces dijeron, “tenemos Honduras donde no tenemos distribuidora propia”, y entonces dijeron “mandémoslo a él, que sea el primer gerente en ese país”.

Entonces en 1961 llego a Honduras y trabajo para Nestlé dos años, pero mi futuro no lo veo en Nestlé porque ya estaba en lo máximo que podía estar en esa empresa como gerente general, pero quería algo más, soy muy ambicioso y me dije: “No, yo no quiero ser empleado, quiero ser millonario”. Pero para ser millonario tenés que independizarte.

La transición no fue fácil, porque cuando tú llegas con esa posición a la familia, a tu esposa, a tus hijos y les dices:

“Mira, voy a dejar Nestlé”, que es una gran empresa, te ven sorprendidos. Les dije que quería abrir una empresa propia con un pequeño capital de diez mil dólares y mi esposa Vera McDonough me apoyó.

empresario
LAPRENSA/R.ORTEGA

¿Cómo da esos primeros pasos?

Pongo la renuncia y viene la gente de Suiza para ver por qué estoy renunciando, si me habían puesto en bandeja de plata una gran posición y les dije que quería ser millonario, entonces me dijeron: “Tiene razón don Raúl, nosotros no lo podemos hacer millonario, porque usted tiene un salario”.

Entonces renuncié y formé mi primera empresa con un socio y la llamé Istmania. A los tres o cuatro años Istmania ya es una gran empresa, que tiene camiones, sucursal en San Pedro Sula, en Ceiba, tenemos un sistema de distribución montado, líneas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y de Nicaragua.

¿Cuál fue la clave para que sus negocios crecieran rápido?

En primer lugar mi percepción, Honduras era un país que estaba virgen, que tenía mucho por hacer, que era fácil ahí hacer dinero, porque veo lo que tenía y veo lo que podía dar, entonces formo mi primera empresa. Después comienzo a formar nuevas empresas, formo supermercados La Colonia en Honduras, en ese país no había supermercados, me asocié con millonarios y hoy por hoy hay 35 tiendas.

Luego nació Maseca, en estas empresas siempre fui el gerente general y presidente, luego obtuve la concesión de cuatro aeropuertos internacionales en Tegucigalpa, Roatán y San Pedro Sula.

Estando en una posición privilegiada durante la época de Somoza, por ser militar de alto rango, ¿le resultó difícil renunciar a ese rango?

Estando en Estados Unidos, por una invitación del Pentágono, mi hermano Agustín Torres Lazo, quien fue el que editó el libro La Saga de los Somoza y yo, llegamos a la conclusión que no estábamos de acuerdo con que la Guardia Nacional fuera un ejército pretoriano en favor de una familia, para cuidar los beneficios, la parte económica y política de la familia Somoza.

Entonces dijimos: esto no es para nosotros, no podemos estar en este ejército, y renunciamos. Eso nos convierte en enemigos de los Somoza y tengo que exiliarme y con eso pierdo la posibilidad de hacer mi deseo de hacerme millonario.

Pero no estaba contento ni satisfecho de servir a un ejército que servía a una familia, no servía al país como debe ser y como la Constitución lo mandaba. Ese ejército había dado un giro de 180 grados y no le importaba el país, no le importaba el pueblo, lo único que le importaba era tener a los Somoza en el poder y los tuvo cuarenta años en el poder.

¿Cuál es su legado en Honduras?

Mi legado no solo se limita a la parte empresarial, en cuyo país creé veinte empresas, todas están funcionando y están generando veinte mil empleos directos y más o menos treinta mil empleos indirectos.

Pero además, participo en otras cosas, por ejemplo sin ser abogado ni legislador, ni diputado ante las necesidades que veo en Honduras veo 23 leyes, que las presenté al Congreso Nacional esto hace nueve años y en el transcurso de estos años el sesenta por ciento ya fue aprobado. También trabajé en la creación de fundaciones.

Entre las iniciativas de ley que presentó hay una relacionada con el fin de las exoneraciones y subsidios… ¿Por qué se opuso a estos beneficios?

La primera ley que se aprobó fue quitar las exoneraciones a los vehículos de los diputados, antes ellos compraban un carro, digamos Mercedes Benz, lo vendían y ganaban mucho dinero. Eso era ilegal y además era inmoral, porque ellos no pagaban impuestos. Entonces ese fue un legado que dejé en Honduras…

¿Alguna de las empresas que formó gozó alguna vez de exoneraciones?

Ninguna, en realidad en Honduras no habían exoneraciones para las empresas, tengo entendido que aquí algunas están exoneradas, pero en Honduras no.

Allá lo que se exoneraba eran tal vez las ONG que ayudaban a los pobres a mejorar sus casitas, a mejorar sus vidas con ayudas económicas, de comida o de algún negocio, ahí se exoneraba, pero la empresa privada no recibía.

¿Por qué cree que la empresa privada no debe gozar de exoneraciones?

No tienen por qué. Eso es un abuso del que promueve y aprueba una exoneración a la empresa privada, está abusando de su mandato en contra del pueblo.

El verdadero empresario invierte y no sabe si va ser productivo o no, porque la empresa es un juego, algunos pierden otros ganan, entonces por qué se va a beneficiar a estas personas en contra del pueblo, porque lo que tú le das a un empresario se lo estás quitando al pueblo.

En vez de darle comida, un mejor servicio de salud, de educación, se lo estás dando al que está ganando dinero, eso es incorrecto, es una bofetada al pueblo.

Basado en su experiencia de apoyo a las mipymes a través de su fundación, ¿cómo se debería ayudar a las nicaragüenses a despegar?

El secreto es la educación. Si una persona no tiene educación, si no sabe leer o escribir, redactar, si no sabe multiplicar, dividir, sumar o restar no puede ser empresario.

Los gobiernos deben crear un sistema educacional, que promueva la capacidad técnica más que universidades. Estamos llenos de universidades para estudiar abogacía y un montón de carreras que ya están llenas, el mercado laboral está lleno para estas.

Hay que crear universidades técnicas para preparar a mejores albañiles, mejores constructores, mejores entendidos en electricidad, en refrigeración, eso es lo que necesitamos para crear pequeños empresarios, capacitarlos y darles la ayuda inicial de un capital.

Deberían haber bancos especiales, en el que tú puedas acceder para obtener un préstamo concesional, que te den muchos años para pagarlo, con bajos intereses. Si logramos eso, se va a poder empujar al país…

¿Cómo enseñó a las mipymes de Honduras a crecer?

En la parte de pequeñas empresas hice un estudio de las señoras que hacían tortillas, hice un inventario de todas esas familias, las señoras cocían el maíz, luego se iban caminando, sin importar si estuvieran enfermas o con temperatura, cargando aquellas cincuenta libras de maíz para molerlas, entonces ya tenía Maseca, entonces escogí a cinco mil personas de esas familias…

Ellas vivían en pequeñas chozas, con fogones viejos, los niños y adultos respiraban ese humo, entonces les dimos clase para que aprendieran a hacer las nuevas tortillas a partir de harina.

Les hicimos grupos focales, donde les enseñamos a hacerlas, y les dimos capital inicial, le dimos cien libras de harina y sin ningún costo, les construimos las cocinas afuera de sus chozas.

¿Cómo ha hecho para estar tanto tiempo en los negocios? Pocas empresas sobreviven en el tiempo…

Mi número uno, y que se lo brindo con toda buena voluntad a las personas que quieran ser empresarias, es la honestidad.

La honestidad es la base del ser humano y no solamente para el empresario, también para el abogado, el ingeniero, para el arquitecto, el electricista, el fontanero, debe practicar la honestidad…

La honestidad es lo máximo de un ser humano. Entonces para mí, el haber iniciado con un pequeño capital y que me permitió llegar a ser un hombre millonario fue ser honesto.

Los bancos me llamaban para decir “don Raúl cuánto dinero quiere”, eso es crear honestidad, la gente cuando sabe que eres honesto te llama.

Además de la honestidad, obviamente hay otros elementos como son los valores éticos, valores humanos, tener visión, tener percepción.

Todas las empresas que formé han sido exitosísimas, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Tengo empresas que facturamos cien millones de dólares al año.

¿Sigue activo en el mundo empresarial?

Estoy retirado, pero aún sigo viajando a Honduras para ver las empresas. Hace diez años heredé a mis hijos, pero aún así sigo pendiente de cómo andan las empresas. Pero el haberlos heredado fue una magnífica idea porque ellos también han tenido éxito y siguen creando empresas.

¿Ha pensado invertir en Nicaragua o que sus hijos inviertan acá?

Ya es muy tarde, tengo 85 años, y mis hijos están en Honduras con empresas exitosísimas. Tenemos empresas avícolas, industriales y comerciales. Y como te dije solo una empresa factura cien millones de dólares anuales, algo que difícilmente lo puede hacer una empresa en Centroamérica. Todos ellos son honestos como yo, mi legado es para Honduras, mis hijos y mi familia.

¿Solo el éxito ha tocado sus puertas?

Cuando se cierra el mercado común centroamericano, todos los productos que yo vendía de los países de la región se perdieron. Pierdo el 90 por ciento de las líneas que tenía, solo me quedé con productos de Rusia, un vino de Argentina, entonces no me quedé con los brazos cruzados, me fui a los fabricantes de Honduras para que me fabriquen productos para mí, bajo la marca Istmania y así puede salir a flote…

¿Cómo valora el crecimiento económico de Nicaragua?

Parece que va muy bien. Tengo entendido que el PIB de Nicaragua es muy bueno, que el valor de la moneda es muy buena y todo lo que se está haciendo ahorita en Nicaragua, me parece que la empresa está contenta, está bien, el país va adelante, está mejor que Honduras. Antes Nicaragua era lo peor y ahora ya pasó a estar mejor, creo que Nicaragua en los últimos años ha trabajado mucho, donde a pesar de algunos obstáculos, hay inversión, se ve la inversión extranjera, se ve que hay movimiento, yo como empresario veo cómo la industria de construcción está boyante, hay edificios nuevos…

¿Qué se debe mejorar?

Lo que se necesita en Nicaragua y no solo aquí sino en toda la región es promover la innovación, si analiza el mundo sabrá que los países más desarrollados son los que más tienen innovación… Esto hay que promoverlo, pero para eso primero hay que crear las condiciones, una academia es clave, hay que crear los centros vocacionales, para que las personas se sientan motivadas a crear a innovar, ese es el futuro del mundo.

Economía empresario Nicaragua archivo

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