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Crecimiento del mercado, densificación y automatización

La constante incorporación de avances tecnológicos en las redes móviles les ha vuelto más eficientes con el uso del espectro radioeléctrico. Sin embargo, la creciente cantidad de dispositivos de todo tipo que demandan conectivas, obliga a los operadores a instalar más puntos de acceso en su red para poder ofrecer sus servicios de forma segura, consistente y confiable.

Ing. Hjalmar Ruiz Tückler

La constante incorporación de avances tecnológicos en las redes móviles les ha vuelto más eficientes con el uso del espectro radioeléctrico. Sin embargo, la creciente cantidad de dispositivos de todo tipo que demandan conectivas, obliga a los operadores a instalar más puntos de acceso en su red para poder ofrecer sus servicios de forma segura, consistente y confiable.

Un estudio de GSMA, presentado durante el último Mobile World Congress, estimaba que entre 2016 y 2020, se incrementará en mil millones, alcanzando el número de 4,600 millones  de suscriptores móviles. El informe señala que para 2020, cerca del 60 por ciento de la población mundial estará suscrita a servicios  móviles, lo que representa un incremento anual del cuatro por ciento.  Sin embargo, esta cuantificación no termina con el número de personas conectadas, sino que falta contabilizar cuántos dispositivos intentarán acceder a una red.  Las proyecciones de GSMA indican que el número de tarjetas SIN para el 2020 crecerá a un poco más de nueve mil millones excluyendo las conexiones M2M y que estas a su vez llegarán el mismo año a un poco más de mil millones. A esto se sumará el incremento de la penetración del internet y que el acceso y conectividad serán ofrecidos en la mayoría de los casos por las redes móviles.

Lo anterior determina que el crecimiento de la demanda de conectividad, implicará el aumento en la densificación de las redes de banda ancha móvil y todo apunta que esto se producirá principalmente a través del despliegue y densificación de redes LTE y LTE-A.  Actualmente, cerca de 644 operadores están invirtiendo en redes LTE en 181 países, según datos del Global Supliers Association (GSA). Esta cifra incluye 607 compromisos de despliegue de red en 176 países, de los cuales 393 ya han lanzado el servicio y 39 compromisos de pruebas de la tecnología en otros cinco países. En cuanto a LTE-Advance (LTE-A), GSA ha resaltado que ya hay 116 operadores invirtiendo en esta tecnología, de los cuales el 30 por ciento ya está operando, además, con soluciones de agregación de portadoras.

Es decir que cuando se combinen todas las conexiones, humanas, M2M y las derivadas del internet de las cosas (Iot) la necesidad de conectividad será sustantiva y mandatoria, lo que implicará un aumento enorme de la densificación y cobertura de las redes y desde luego la total automatización de la gestión de las mismas en un ambiente de redes aún  heterogéneas (HetNet), lo que incluso implicará el desarrollo de tecnologías que permitirán la autogestión de muchos de los elementos de red.

El objetivo será dotar a la red de la inteligencia suficiente para poder distribuir sus recursos según la demanda de sus usuarios, gestionando de forma efectiva los picos de tráfico con aquellos momentos en donde la red tiene poca demanda. Tecnologías tales como Self Organizing Networks (SON), ya sean centralizadas o distribuidas.
La tecnología SON combinada con Software Defined Networking (DNS) y Network Function Virtualization (NFV), permitirá dotar a la red de mayor inteligencia y flexibilidad para distribuir tanto el tráfico de la red a través del controlador SDN, así como de ubicar recursos allá donde son más necesarios a través de NFV, como, por ejemplo acercar funcionalidades del Evolved Packet Core (EPC) a los puntos de acceso para reducir el tráfico a las oficinas centrales.

Sin embargo, no toda la infraestructura podrá llevarse al terreno del software y la automatización. Las antenas seguirán siendo un componente físico, incluso cuando los operadores desarrollen redes con tecnología Cloud RAN, que se caracteriza por una  arquitectura centralizada basada en cloud computing para las redes de acceso inalámbrico. No se prevé que las antenas puedan ser virtualizadas, por lo que siempre necesitarán un componente humano para su mantenimiento, aunque los protocolos CPRI o OBSAI podrían utilizarse para gestionar la infraestructura instalada de antenas sin necesidad de que los operarios las manipulen físicamente, con los consiguientes  costos y riesgos de seguridad.

*Consultor
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